La congregaci¨®n mariana
Aznar tiene en su haber nombramientos tan c¨¦lebres como el de Rodrigo Rato, Jaume Matas, Francisco ?lvarez Cascos, Miguel Blesa, ?lvaro Lapuerta, Eduardo Zaplana o ?ngel Acebes
Estas convenciones del Partido Popular parecen cursos de retiro espiritual, una versi¨®n m¨¢s liviana de aquellos ejercicios espirituales ignacianos que asolaban la Espa?a del nacional-catolicismo en los alrededores de la Semana Santa. Los hab¨ªa para caballeros, para damas, para secretarias, para comerciantes, para j¨®venes y j¨®venas, separados como en las piscinas del Club Ap¨®stol Santiago, para mayores, para el servicio dom¨¦stico, para estudiantes, en la modalidad de internos y de externos, en casas de ejercicios y en las parroquias, dirigidos a los tarsicios y a los de la adoraci¨®n nocturna, para congregantes y para gentes del com¨²n. La convenci¨®n del PP de este fin de semana se celebraba sin reclusi¨®n de los participantes a quienes incluso se les permit¨ªa salir a comer por los alrededores en grupos afines.
Los predicadores hab¨ªan sido elegidos con particular cuidado porque subir al estrado para dirigirse a los asistentes iba a interpretarse de modo inevitable como una indicaci¨®n relevante de gozar del aprecio del presidente de la congregaci¨®n. Por eso, en aras de dar idea de reconciliaci¨®n se trajo al presidente de honor, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y tambi¨¦n a Esperanza Aguirre, presidenta del partido en Madrid, pese a sus actitudes d¨ªscolas. Se acercan las elecciones auton¨®micas y municipales, se?aladas para el domingo 24 de mayo, y se quer¨ªa dar la imagen de prietas las filas sin sombra de disidencia y dar un ba?o de entusiasmo a la militancia tan castigada en la calle, en los bares y en las oficinas por los casos de corrupci¨®n a escala nacional, de los gobiernos regionales y de los ayuntamientos.
Si nos atuvi¨¦ramos al principio de que ¡°por sus aplausos los conocer¨¦is¡± deber¨ªamos concluir que Aznar ocupa el centro del retablo. Un Aznar, tableta de chocolate, al que se le ha puesto una cara preocupante, que habla con un tonillo de admonici¨®n, que se considera en posesi¨®n de todas las virtudes y que a?ade una solemnidad insoportable a las frases m¨¢s vac¨ªas y tautol¨®gicas para cargarlas de intenci¨®n ret¨®rica acusatoria hacia el presidente Rajoy. Un Aznar que se preguntaba d¨®nde estaba el PP y si quer¨ªa ganar las elecciones. Un Aznar, que a diferencia de otros, aseguraba responder de todos sus actos como si estuviera satisfecho de cada uno de ellos y nada tuviera que reprocharse. Un Aznar que tiene en su haber nombramientos tan c¨¦lebres como el de Rodrigo Rato, Jaume Matas, Francisco ?lvarez Cascos, Miguel Blesa, ?lvaro Lapuerta, Eduardo Zaplana o ?ngel Acebes, .
Un Aznar mintiente el jueves 11 de marzo, incapaz de convocar a las fuerzas pol¨ªticas despu¨¦s de la masacre y empe?ado en desviar la autor¨ªa hacia ETA hasta que el enga?o se hizo intolerable y su arrastre caus¨® la derrota electoral del domingo 14. Porque el pueblo americano se uni¨® a su presidente George Bush cuando los atentados a las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001 y el pueblo franc¨¦s al presidente Fran?ois Hollande el 7 de enero tras los atentados a Charlie Hebdo y al supermercado de alimentaci¨®n Kosher, porque buscaban el amparo del poder mientras que aqu¨ª la mentira manifiesta produjo el efecto contrario inducido por la desconfianza. Poner al frente de la campa?a al vicesecretario Carlos Floriano, seguir escondiendo a los candidatos para que todos se sientan inseguros, recuperar la imposible figura de Aznar y encerrarse en la mentira como ¨²nica respuesta a G¨¹rtel y a B¨¢rcenas ¨Cahora en sesi¨®n de lunes, mi¨¦rcoles y viernes- , son pruebas inequ¨ªvocas de que el PP ha puesto en marcha la maquinaria infernal para perder las elecciones. A los contendientes les bastar¨¢ con recoger el poder del arroyo.
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