Syriziana
Tsipras canta victoria y Podemos se frota las manos ante su previsible avance electoral
Comienza la catarsis desencadenada por la tragedia griega. En una sola semana se han desatado de golpe todas las furias: primero victoria aplastante en las urnas, en seguida formaci¨®n de gobierno con los ultras antieuropeos, luego aplicaci¨®n inmediata de una terapia de choque multiplicadora del gasto social, a continuaci¨®n veto a la pol¨ªtica europea de sanciones al agresor moscovita, despu¨¦s ruptura de relaciones con la troika como medida de fuerza para renegociar la deuda¡ Y as¨ª sucesivamente, en un trepidante desembarco preparador del asalto final a la fortaleza europea, cuyas defensas parecen haber quedado por el momento desbordadas. Un ardor guerrero que casa muy bien con el car¨¢cter monocolor de un gobierno 100 % masculinista.
Pero no hay por qu¨¦ lamentarlo, pues el directorio europeo se lo ten¨ªa m¨¢s que merecido. Por eso hay que interpretar la impetuosa revancha de Syriza como la constataci¨®n del doble fracaso que supuso el austericidio. Primero un fracaso econ¨®mico, pues el recorte de gastos y salarios no supuso una ¡°consolidaci¨®n fiscal expansiva¡±, como hab¨ªa profetizado el neoliberal Alesina, sino por el contrario la ca¨ªda en la segunda recesi¨®n y la consiguiente deflaci¨®n depresiva. Y un fracaso pol¨ªtico pues lo que se ha logrado no ha sido disciplinar a las pr¨®digas poblaciones del sur europeo sino por el contrario despertarlas de su letargo, provocando su esp¨ªritu de resistencia hasta generar rebeliones sociales como las que hoy protagonizan Syriza y Podemos. Los tecn¨®cratas de la eurozona pensaban gozar de impunidad para perpetrar su injusto austericidio, pues creyeron que el coste de la crisis lo pagar¨ªa sin rechistar la inerme poblaci¨®n del sur. Pero ahora resulta que los indolentes mediterr¨¢neos han logrado disponer de un arma pol¨ªtica con la que ajustarles las cuentas. Un arma de doble filo como la que ya esgrime Tsipras y quiz¨¢s esgrima Iglesias, sin advertir que el precio del ajuste lo pagar¨¢ de nuevo la sufrida poblaci¨®n del sur.
Entretanto, mientras Syriza canta victoria, el flamante Podemos se frota las manos entre nosotros, como ha podido verse este mismo s¨¢bado en la magna okupaci¨®n de la Puerta del Sol convocada tanto para reinyectarse en vena la memoria fundacional del 15M como para celebrar el triunfo de su modelo syriziano de inspiraci¨®n. Una victoria que la banda de profesores complutenses reinterpreta como claro anuncio de la suya futura que acarician como inevitable. Y no les falta raz¨®n, pues en efecto, existen fundados argumentos que permiten pronosticar un formidable avance electoral de Podemos.
Es verdad que la mayor¨ªa del electorado no comulga con su agenda oculta syriziana sino todo lo contrario. Pero pese a ello se les votar¨¢ masivamente. Aqu¨ª ocurre como en Catalu?a, donde la mayor¨ªa no es independentista pero elige a partidos que s¨ª lo son. Y entre nosotros puede pasar igual. Pese a no comulgar con el radicalismo de Syriza, quiz¨¢ sean mayor¨ªa los que voten a Podemos. Y ello por dos razones al menos. Ante todo, como voto de castigo al aciago bipartidismo. Y adem¨¢s por efecto de la polarizaci¨®n, que retrae a los moderados incrementando su abstencionismo mientras excita a los indignados extremando su participaci¨®n. El que calla otorga y el que m¨¢s grita suele terminar por imponerse. Y para muestra, Syriza.
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