Berl¨ªn abre un museo de ¡®cad¨¢veres eternos¡¯
Gunther von Hagens crea una sede para la colecci¨®n que ha recorrido 23 pa¨ªses
El famoso y pol¨¦mico doctor en medicina Gunther von Hagens, quien se hizo famoso ¡ªy rico¡ª hace 20 a?os, cuando present¨® al p¨²blico sus famosos cad¨¢veres eternos (cuerpos humanos plastificados), ha logrado festejar su 70? cumplea?os con una nueva iniciativa que ha nacido rodeada por un furioso debate. A los pies de la famosa torre de televisi¨®n de Berl¨ªn ubicada en la Alexanderplatz, el llamado Doctor Muerte ha inaugurado este martes un in¨¦dito museo permanente donde el visitante se puede afrontar los misterios del cuerpo humano gracias a una famosa invenci¨®n del m¨¦dico: la plastinaci¨®n.
Despu¨¦s de recorrer el mundo con su exposici¨®n itinerante K?rperwelt (El mundo del cuerpo humano) que ha sido vista por m¨¢s de 40 millones de personas en 23 pa¨ªses, el artesano de la muerte y su esposa, Angelina Whalley, presentaron su m¨¢s reciente creaci¨®n: una muestra que, bajo el t¨ªtulo Museo del ser humano-facetas de la vida, y en una superficie de 1.200 metros cuadrados, tiene la envidiable meta de confrontar al visitante con el incre¨ªble universo de formas, colores y tersuras que encierra el cuerpo humano.
La creaci¨®n de la exhibici¨®n no ha estado exenta de pol¨¦mica a causa de una protesta civil y religiosa que no prosper¨® en los tribunales. Los enemigos del famoso Doctor Muerte denunciaron que un museo con cad¨¢veres humanos, adem¨¢s de indigno, violaba las leyes vigentes. Pero un juez de Berl¨ªn sentenci¨® que los cuerpos plastinados no eran cad¨¢veres en el sentido legal.
La muestra intenta explicar c¨®mo funciona el cuerpo humano
Las obras de arte que muestra el museo dejaron de ser cad¨¢veres humanos y fueron convertidos en mu?ecos de pl¨¢stico que tienen la rara virtud de mostrar el interior del cuerpo humano en sus m¨¢s complejas variedades, adem¨¢s de mostrar tambi¨¦n su vulnerabilidad. Pero el museo tambi¨¦n pretende ser did¨¢ctico, un concepto que fue ideado por la esposa del m¨¦dico y con el que pretende aplacar la pol¨¦mica y los ataques de sus cr¨ªticos, que les acusan de haberse enriquecido al convertir, gracias a la plastinaci¨®n, los restos humanos en cad¨¢veres eternos. Esta t¨¦cnica de conservaci¨®n de material biol¨®gico consiste en extraer los l¨ªquidos corporales y sustituirlos por resinas y materiales pl¨¢sticos.
La serie de cad¨¢veres plastinados son exhibidos en el nuevo museo con formas tan disparatadas como columpi¨¢ndose en un trapecio, o dos acr¨®batas mir¨¢ndose a un espejo, un serio pensador con las piernas cruzadas, una mujer bailarina de ballet y otra armada con un arco... Las obras pretenden guiar al visitante a lo largo de un laberinto de paredes pintadas de negro y adornado con vitrinas, para intentar explicar el funcionamiento del cuerpo humano y acercar al visitante al conocimiento de su propio organismo.
Pero el cap¨ªtulo did¨¢ctico, a veces, se convierte en una parodia gracias al gusto casi macabro de von Hagens de convertir a sus momias en objetos casi rid¨ªculos, como es el caso de El Angel, que muestra el cuerpo de una mujer sin piel adornado con una peluca rubia. O el cuerpo del Patinador, que luce en sus manos u?as pintadas. La explicaci¨®n anat¨®mica, en cambio, esta lograda con la muestra que exhibe a una pareja abrazada, en la cual los artesanos despegaron del cuerpo de la mujer su columna vertebral para permitir una visi¨®n de los pulmones, el diafragma, el h¨ªgado y la ves¨ªcula biliar, una clase de anatom¨ªa casi perfecta.
Miles de personas han donado restos al m¨¦dico y su equipo
¡°Con esta exposici¨®n he alcanzado el punto culminante de mi carrera¡±, dijo Gunther von Hagens, que tiene dificultades para expresarse a causa del p¨¢rkinson que lo alej¨® de su trabajo artesanal, pero que no logr¨® acabar con su particular sentido del humor macabro. El Doctor Muerte se present¨® en su museo vestido con una vistosa chaqueta de color rojo y una corbata del mismo color adornada con figuras humanas y esqueletos.
El Museo del Ser Humano de Berl¨ªn est¨¢ condenado a tener ¨¦xito, como tambi¨¦n lo es el negocio de comercializar los cuerpos plastinados que venden a los institutos de anatom¨ªa de medio planeta y que elaboran en el llamado Plastinarium, ubicado en la ciudad de Guben. Cuando el m¨¦dico inici¨® su aventura se enfrent¨® con un problema crucial y que no pod¨ªa resolverse con las leyes cl¨¢sicas de la oferta y la demanda. Von Hagens necesitaba (necesita) cad¨¢veres humanos para mantener su actividad muse¨ªstica con vida. Pero su fama convenci¨® a miles de mortales a donar sus cuerpos.
Seg¨²n una informaci¨®n oficial del Instituto para la Plastinaci¨®n de Heidelberg, el m¨¦dico y su equipo de artesanos cuentan con una reserva de 15.059 donantes, entre ellos, 12.941 alemanes. El propio von Hagens ha anunciado su intenci¨®n de ser plastinado cuando muera.
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