Podemos
Lo que hasta hace poco era le?a pura y dura ha pasado a convertirse en dulce condescendencia
Empieza a darse a los de Podemos casi por muertos, como si no hubieran sido m¨¢s que un sue?o inc¨®modo, algo de lo que hubiera que despertarse cuanto antes para que todo siguiera siendo igual. El m¨¢s claro ejemplo de ello es que comienzan a reconoc¨¦rseles los servicios prestados: que si Podemos ha conseguido introducir en el sistema a quienes renegaban de ¨¦l, que si han obligado al PSOE a ponerse las pilas, que si crearon un magn¨ªfico dique de contenci¨®n a los nacionalismos en su propio territorio, etc. Lo que hasta hace poco era le?a pura y dura ha pasado a convertirse en dulce condescendencia. Eso significa que algo en este partido no est¨¢ funcionando como estaba previsto. Ya no atemorizan, y eso es muy mala se?al. ?Qu¨¦ ha pasado para que lo que parec¨ªa tan s¨®lido se desvanezca en el aire?
Pero s¨ª es cierto que se observan algunas se?ales de fatiga en el proyecto que tan sorprendentemente pusiera en marcha un pu?ado de profesores
Desde luego, todav¨ªa tiene que verse cu¨¢l es su verdadero potencial en las elecciones que faltan. No es bueno vender la piel del oso antes de cazarlo. Pero s¨ª es cierto que se observan algunas se?ales de fatiga en el proyecto que tan sorprendentemente pusiera en marcha un pu?ado de profesores de la UCM. La explicaci¨®n can¨®nica apunta a la vertiginosa aparici¨®n de Ciudadanos en el carril del centro y a la capacidad de este ¨²ltimo partido para operar en el reciente eje de nueva/vieja pol¨ªtica. Esto es cierto, aunque tengo para m¨ª que la causa principal reside en algunos de los errores de su propio dise?o.
El primero y fundamental es el no haber sido suficientemente radicales, el difuminar su naturaleza de izquierdas y jugar a ser un partido transversal con capacidad de atraer a ¡°la gente¡±. As¨ª, a secas. Demasiado populismo a lo Laclau y demasiada dependencia de los mecanismos de agitaci¨®n de la experiencia pol¨ªtica bolivariana; o sea, de la pr¨¢ctica latinoamericana, no de la europea. Aqu¨ª no es tan f¨¢cil esquematizar el mundo con el mantra de los de arriba y los de abajo, ellos y nosotros, siendo ese nosotros la masa de los electores potenciales. M¨¢s f¨¢cil lo hubieran tenido si hubieran especificado desde el principio medidas concretas frente a las pol¨ªticas de austeridad, a la desigualdad, a la corrupci¨®n. El movimiento deber¨ªa haber sido el contrario: llevar a la izquierda a los votantes de centro, no adaptarse ellos a lo que consideran que son las pol¨ªticas de la centralidad.
El movimiento deber¨ªa haber sido el contrario: llevar a la izquierda a los votantes de centro, no adaptarse ellos a lo que consideran que son las pol¨ªticas de la centralidad
En el fondo les dio miedo infundir temor. Quiz¨¢ por eso desempolvaron al bueno de Olof Palme y la socialdemocracia anterior a la globalizaci¨®n. O sea, una ideolog¨ªa que ya no sirve porque se corresponde con las condiciones objetivas de otra ¨¦poca. Y eso no puede contrarrestarse con la modernidad de su excelente manejo en las redes o la novedad de su organizaci¨®n en C¨ªrculos. El fallo est¨¢, pues, en la doble desorientaci¨®n, la espacial y la temporal. El desaf¨ªo era crear una izquierda europea ¡ªadaptada a las condiciones de este continente¡ª y para el siglo XXI, no el mundo previo al estallido del capitalismo financiero y el declive del Estado.
Su primer paso deber¨ªa haber sido conseguir la hegemon¨ªa en la izquierda, no pretender ganar las elecciones. Porque cuando toda la contienda se sit¨²a en la l¨®gica electoralista, lo nuevo acaba desvaneci¨¦ndose en lo viejo.
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