?D¨®nde est¨¢ la democracia?
Desde que Sisi gan¨® las elecciones presidenciales con el 96% de los votos, la represi¨®n no conoce colores
En el Egipto de hoy el miedo es la estrategia para todo. ¡°O yo, o el caos¡± viene repitiendo el mariscal Albdelfat¨¢ Al Sisi desde la asonada de julio de 2013. En menos de dos a?os, el miedo se ha adue?ado de la vida egipcia. La impunidad de las fuerzas de seguridad es absoluta. La revancha o la simple inquina gu¨ªa las actuaciones de la polic¨ªa hasta el punto de que el pasado lunes el oficialista diario Al-Ahram titulaba su p¨¢gina de sucesos: ¡°En las comisar¨ªas, quien no muere por torturas, muere asfixiado¡±. Por supuesto, ya se han depurado responsabilidades y las dos periodistas responsables se enfrentan a cargos por difamaci¨®n.
En menos de dos a?os, el miedo se ha adue?ado de la vida egipcia. La impunidad de las fuerzas de seguridad es absoluta
Desde que Sisi gan¨® las elecciones presidenciales con el 96% de los votos, la represi¨®n no conoce colores: han desaparecido los distingos iniciales entre islamistas y laicos y o se est¨¢ con Sisi o contra Sisi. El resultado son m¨¢s de 40.000 presos pol¨ªticos, seg¨²n estimaciones de Amnist¨ªa Internacional. Y lo peor es que gran parte del pueblo ha interiorizado esta din¨¢mica frentista y la delaci¨®n es moneda corriente. Medios de comunicaci¨®n y jueces se encargan de la institucionalizaci¨®n del miedo. Todo es posible en este clima: desde que la presentadora de un reality show grabe con la polic¨ªa la redada contra un local homosexual al que ella misma ha delatado, a que un juez estrella emita de una tacada 188 sentencias a muerte.
La obsesi¨®n por la seguridad se ha adue?ado del pa¨ªs, mientras el n¨²mero de atentados terroristas en lo que va de a?o ya ha superado el de 2014. En el norte del Sina¨ª se acaba de renovar, de forma inconstitucional, un tercer periodo de Estado de excepci¨®n, lo cual permite al Ej¨¦rcito seguir adelante con su estrategia de tierra quemada en un ¨¢rea equivalente a la provincia de Madrid. Es la particular guerra contra el yihadismo de Sisi, que enciende la ira de las tribus que hist¨®ricamente han habitado la zona y que a buen seguro responder¨¢n a m¨¢s represi¨®n con m¨¢s yihadismo. Aunque cueste entenderlo, no deja de ser una forma de resistencia.
La obsesi¨®n por la seguridad se ha adue?ado del pa¨ªs, mientras el n¨²mero de atentados terroristas en lo que va de a?o ya ha superado el de 2014
Egipto es un pa¨ªs sin instituciones electas, no hay Parlamento, ni casi ministros dignos de tal nombre, la junta militar gobierna y desgobierna en ocasiones en contra de lo anunciado por el propio Gobierno. Los egipcios se dedican a sobrevivir en medio de una inflaci¨®n imposible mientras su presidente recorre medio mundo y le va bien. EEUU ha reanudado la ayuda militar de 1.300 millones de d¨®lares que ten¨ªa bloqueada desde el golpe de Estado; Rusia hace tiempo que sigue con sus intereses sin hacer ruido; y la Uni¨®n Europea mira hacia otro lado con la excusa de la estabilidad y los contratos de sus empresas.
Y en esto Sisi viene a Madrid hablando de seguridad, cooperaci¨®n y estabilidad. Y lo reciben el Rey y el presidente del Gobierno. Ya hace unas semanas el ministro de Industria adelant¨® el apoyo del Gobierno ¡°al proceso de transici¨®n¡± egipcio. Es una curiosa manera de llamar a una dictadura. Este lenguaje entra?a peligros a ambas orillas del Mediterr¨¢neo.
Luz G¨®mez es profesora de Estudios ?rabes e Isl¨¢micos de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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