El ¡®acento Monago¡¯ es castizo y le atrae ser ministro del Interior
El dirigente de los populares extreme?os hace una campa?a popular y orgullosamente pegada a su perfil m¨¢s agr¨ªcola
Es extra?o, incluso en campa?a, ver a un presidente auton¨®mico en mangas de camisa, pantalones de vestir y unas Adidas azules fosforito. Tambi¨¦n se las pone para correr, ahora su gran pasi¨®n deportiva a los 49 a?os con la m¨²sica hip hop de Eminem, para mitinear en un almuerzo con Mariano Rajoy en un hotel fino de Don Benito y para dar el discurso con micr¨®fono diadema en las terrazas de la plaza mayor de todos los pueblos que visita ya con la fresca de cada noche. Jos¨¦ Antonio Monago lleva zapatillas deportivas, le gustan, se siente c¨®modo y le confieren otro detalle popular a su aspecto ¡°castizo¡±, del que presume, como de su acento extreme?o, al hablar y al desmarcarse de muchas cosas en el PP. Lleg¨® a la pol¨ªtica por tozudez y varias casualidades y permanece a la espera de que se cumpla un sue?o que le atrae para reparar la larga carrera sin medallas de su padre guardia segunda de la Benem¨¦rita: ser ministro del Interior.
Son las siete y media de la ma?ana y Monago saca a pasear por un bosque cerca del chal¨¦ en el que vive con su familia a las afueras de Badajoz a Tito, un teckel o perro salchicha que le regalaron a sus hijos, Jos¨¦ Mar¨ªa de 13 a?os y Rodrigo de nueve, y cuyo cuidado ahora le ha tocado al actual presidente de la Junta de Extremadura. Ya en el Opel Insignia oficial blanco, en esos 40 kil¨®metros camino del despacho en M¨¦rida, a veces tiene margen para tomarse un cortado de gasolinera y de resolver correos electr¨®nicos y llamadas.
M¨¦rida es una capital peque?a y accesible de 60.000 habitantes. Monago tramita a las nueve las firmas y asuntos oficiales y a las diez sale a la calle. Va una emisora de la COPE, se toma otro de los cuatro caf¨¦s diarios, y pasea por el Arco de Trajano con el hist¨®rico alcalde Pedro Acedo. Hace un acto a pie de atril y de acera con el presidente del Festival Internacional de Teatro, atiende a los periodistas y responde a una anciana que le increpa. Sigue la ruta. Se pasa por una tienda de ropa deportiva y se encuentra con un joven comerciante, coleccionista de 200 zapatillas para frikis, que le cuenta c¨®mo se ha asentado en Extremadura por amor. Otro caso, como el de los pilotos de los cursos de reactores.
Esa disculpa le sirve para enorgullecerse de c¨®mo tira Extremadura y para denunciar lo lejos y mal comunicada que est¨¢ por culpa de todo tipo de gobiernos, sobre todo socialistas. Se lo dicen sus amigos pioneros de las start up de Deusto, donde es valorado como profesor libre. Resulta que no vienen m¨¢s turistas ni m¨¢s inversores ni m¨¢s compradores de segundas viviendas porque para llegar hay que hacer tres horas y media en coche por autov¨ªa o seis y media en un viejo y destartalado tren. No hay AVE a¨²n. Es m¨¢s que una asignatura pendiente. Es la prueba de fuego de que se sienten una regi¨®n marginada.
Monago s¨ª se sabe diferente y consentido en el PP. Juega y se aprovecha de esa baza. Dice que no es postureo. No va ni act¨²a como un l¨ªder cl¨¢sico, en sus actos no proliferan las siglas ni la simbolog¨ªa popular. Habla con tal pasi¨®n de los 42.000 kil¨®metros cuadrados de Extremadura y del campo del siglo XXI y conecta ambos retos con tal intensidad que parece que conociera personalmente a cada labrador y cada planta tomatera de los 400 pueblos de la regi¨®n: ¡°Me gustan las met¨¢foras de la tierra y mi herramienta de conexi¨®n es el lenguaje. Yo soy as¨ª, no tengo doble registro, y hablo castizo pero con profundidad, estudio y an¨¢lisis¡±.
Tambi¨¦n tiene una explicaci¨®n para su perfil peculiar en el partido de Rajoy cuando se le equipara a hist¨®ricos versos sueltos como Alberto Ruiz Gallard¨®n o ahora Esperanza Aguirre: ¡°Extremadura es rural y con un peso del 40% de la agroindustria. Parece que el discurso urbano que emana desde Madrid lo ocupa todo pero aqu¨ª hasta las ciudades son rurales. Yo no soy de derechas, soy de centro. ?Alguien duda de que yo soy del PP?, pero soy exigente, leal pero si tengo que reclamar el IVA cultural lo reclamo. Otros versos sueltos aspiran a algo en Madrid y yo no¡±.
Que diga que no aspira no quiere decir que no sue?e y no precisamente con hacer carrera en el Ministerio de Agricultura: ¡°S¨ª que me atrae la idea de ser ministro del Interior, como el hijo de un guardia segunda de la Guardia Civil, que cumpli¨® en distintos destinos y que nunca recibi¨® ni una sola medalla o condecoraci¨®n¡±.
Su vida profesional se ha visto jalonada por tres momentos cruciales. El primero, con 19 a?os, cuando se acerc¨® a una sede del PDP en Badajoz invitado por un amigo vasco, compa?ero de balonmano e hijo de un amenazado de ETA. De aquel picor de curiosidad y casi por descarte en las batallas internas ha llegado a ser el primer presidente del PP en Extremadura, un feudo hist¨®ricamente socialista. El segundo, en aquella ¨¦poca de estudiante, cuando se hermano Manolo, mayor 13 a?os y bombero n¨²mero uno de su promoci¨®n, le apost¨® a que no pasaba las pruebas cuando se convoc¨® una vacante. Baj¨® a 68 kilos, corri¨® el kil¨®metro en 2,49 y logr¨® el n¨²mero uno.
Y otro, una ma?ana de 1991, cuando ya era bombero y concejal en la oposici¨®n, y se debat¨ªa entre escribir la carta de renuncia a la pol¨ªtica y sus 5.000 pesetas de dietas o continuar con su plaza de funcionario y el sueldo de 87.000 pesetas. Su madre le espet¨®: ¡°?A ti te ha faltado de algo en esta casa?¡±.
El mediod¨ªa del martes ha paseado por Villanueva de la Serena con Rajoy, luego ha estado en una comida mitin en Don Benito con el presidente, ha descansado, se ha atado de nuevo las zapatillas, ha cogido el coche, visto los campos de regad¨ªo intensivo a goteo de los nuevos olivares, ha llegado a Zafra y al anochecer se ha puesto el micro diadema para actuar en su particular ¨¢gora diaria de la pol¨ªtica. Ha sonado su rap, el del Disc¨ªpulo de la rima, ha citado al poeta Manolo Chinato, letrista de Extremoduro, y ha aceptado cuatro preguntas improvisadas desde el p¨²blico, que se ha ido incorporando desde las terrazas con sus cervezas. Todas sobre el paro juvenil. Una persona, desde lejos, vocifera algunos reproches. Monago la reta: ¡°!Vienes aqu¨ª y me lo preguntas pero no me pegues voces que yo hablo?¡±. Son casi las 12 de una noche de Champions.
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