?Deber¨ªa ser obligatorio vacunar? Mejor convencer, dicen los expertos
La coerci¨®n puede ser contraproducente y las tasas de inmunizaci¨®n siguen siendo altas
La mayor¨ªa de los m¨¦dicos de familia que ejercen en Espa?a jam¨¢s han visto un paciente de difteria. D¨¦cadas de campa?as de vacunaci¨®n relegaron esta enfermedad infecciosa y potencialmente mortal a la categor¨ªa de dolencia erradicada, material de libro de texto. Pero esta semana, en Olot (Girona), un ni?o de seis a?os se ha convertido en el primer afectado de difteria en 28 a?os. Espa?a ni siquiera ten¨ªa reservas del f¨¢rmaco, una antitoxina, que es clave para superar la enfermedad. Las de Francia y Suecia estaban caducadas. Hubo que traerlas en avi¨®n desde Rusia y en valija diplom¨¢tica. El ni?o no estaba inmunizado por decisi¨®n consciente de sus padres. Ante un caso as¨ª, la pregunta brota inevitable: ?Deber¨ªa ser obligatorio que las familias vacunaran a sus hijos?
En Espa?a, las vacunas se recomiendan, no se imponen. La Ley general de Sanidad, de 1986, suprimi¨® la obligatoriedad. Tras a?os de desencuentros entre comunidades aut¨®nomas, en 2013 se aprob¨® un calendario de vacunaci¨®n ¨²nico, pero no com¨²n, porque hay regiones que siguen ofreciendo por su cuenta inmunizaciones que las dem¨¢s no contemplan. Son los pediatras los que van informando a los padres de cu¨¢ndo tocan los pinchazos oficiales, que est¨¢n financiados. Es potestad de los padres negarse. Los expertos consultados por EL PA?S coinciden mayoritariamente en que la vacunaci¨®n no deber¨ªa ser obligatoria. ¡°Es mucho m¨¢s efectivo convencer que obligar¡±, resume Ildefonso Hern¨¢ndez, presidente de la Sociedad Espa?ola de Salud P¨²blica y Administraci¨®n Sanitaria (SESPAS).
¡°El Estado tiene que usar los poderes cuando est¨¢ en riesgo la salud de un ni?o, y lo hace cuando hay un riesgo real, como en caso de emergencia por un brote epid¨¦mico. Hacerlo cuando tenemos coberturas de vacunaci¨®n superiores al 90% no parece necesario. La clave es la educaci¨®n: los ciudadanos responsables y cr¨ªticos saben elegir bien¡±, se?ala Hern¨¢ndez. Para David Moreno, coordinador del Comit¨¦ Asesor de Vacunas de la Asociaci¨®n Espa?ola de Pediatr¨ªa, hay otro elemento clave: la coerci¨®n puede resultar contraproducente. Tras varios brotes de sarampi¨®n en ni?os no vacunados, Estados Unidos est¨¢ endureciendo sus leyes. ¡°Se est¨¢ viendo que hacerlo provoca sentimientos antivacunas y que los grupos contrarios a la vacunaci¨®n se vean reforzados en sus argumentos¡±, se?ala. Se han vuelto m¨¢s beligerantes y, pese a ser minoritarios, consiguen mucho eco.
¡°El derecho a la vacunaci¨®n es de los ni?os, no de los padres¡±, dijo a EL PA?S Rub¨¦n Moreno, secretario general de Sanidad, tras conocerse la noticia del contagio del ni?o de Olot. El ministerio no ha querido pronunciarse despu¨¦s sobre si la inmunizaci¨®n deber¨ªa ser obligatoria, ni siquiera sobre si se deber¨ªa abrir ese debate. Tampoco el grupo popular en el Congreso. Jos¨¦ Mart¨ªnez Olmos, portavoz de Sanidad del PSOE, asegura: ¡°No somos partidarios de la obligatoriedad, sino de campa?as y acciones educativas de concienciaci¨®n¡±. Solo en situaci¨®n de grave riesgo de salud p¨²blica estar¨ªan a favor de la coerci¨®n. El debate, asegura, nunca surgi¨® en el ministerio mientras ¨¦l fue secretario general de Sanidad (2005-2011).
Tampoco ha surgido entre la judicatura, se?ala Marcelino Sexmero, portavoz de la asociaci¨®n Francisco de Vitoria. Los jueces aplican la Ley general de Sanidad en casos en los que se pone en peligro la salud p¨²blica o si hay riesgo para la vida de una persona. ¡°Por ejemplo, un caso de negativa a hacer una transfusi¨®n de sangre a un menor. Si hay peligro para la vida del ni?o y seg¨²n el criterio m¨¦dico, se autoriza. Ocurre tambi¨¦n con casos de enfermedades infecciosas como la tuberculosis o el ¨¦bola, en los que los jueces obligan al aislamiento o al tratamiento¡±, se?ala. Pero son situaciones muy concretas y aisladas, dice: ¡°Yo he podido tener en ocho a?os un par de casos¡±. ?Se podr¨ªa pedir responsabilidad a los padres del ni?o de Olot tras comprobarse el efecto de su decisi¨®n? Sexmero asegura que, en el caso hipot¨¦tico de producirse un contagio, los padres responder¨ªan civilmente. ¡°Se les podr¨ªa privar de la guardia y custodia, incluso si no hay otra familia que denuncie, porque la comunidad aut¨®noma podr¨ªa plantearlo de oficio y, al tener la tutela autom¨¢tica por desamparo, privarles de la patria potestad¡±.
?Responsabilidad de los padres?
Los padres del ni?o con difteria se sienten ¡°enga?ados¡± por los grupos antivacunas, seg¨²n dijo el viernes el secretario de Salud P¨²blica de la Generalitat, Antoni Mateu. Han reconocido que ¡°no estaban bien informados¡±, a?adi¨®, y, a preguntas de los periodistas, descart¨® completamente la posibilidad de responsabilizarlos de los gastos del tratamiento. S¨ª se mostr¨® a favor de ¡°perseguir de forma punible¡± a los grupos antivacunas que propagan mensajes sin evidencia cient¨ªfica. El consejero de Sanidad catal¨¢n, Boi Ruiz, asegur¨® en una entrevista que es partidario de la obligatoriedad de algunas vacunas.
¡°Entran en colisi¨®n dos derechos: el de protecci¨®n de la salud p¨²blica frente al derecho individual de los padres¡±, opina Carmen de la Fuente Honta?¨®n, vicepresidenta de la Asociaci¨®n Espa?ola de Bio¨¦tica y ?tica M¨¦dica. ¡°En un caso de enfermedad potencialmente mortal como es la difteria la opini¨®n de los padres no prevalece sobre el derecho de protecci¨®n del que velan los poderes p¨²blicos¡±, a?ade. Para Montse Esquerda, directora del Instituto Borja de Bio¨¦tica-URL, ¡°lo ideal ser¨ªa no tener que llegar a la obligatoriedad. Solo si no se consiguiera un consenso, o si hubiera un n¨²mero de casos significativo se podr¨ªa pensar en cambiar la ley¡±. Francisco ?lvarez, pediatra en Asturias, habla de su propia experiencia cuando asegura que un m¨¦dico insistente, si se explica con datos, puede llegar a convencer a unos padres: ¡°De 700 pacientes que tengo solo en un caso una persona se neg¨®. Habl¨¦ mucho con ella. Tard¨¦ tres a?os en vacunar al ni?o, pero al final lo vacun¨¦ de todo¡±.
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