Presidencialismo a la americana
No es posible reconocer en Pedro S¨¢nchez, sobriamente trajeado y de tono moderado, al peligros¨ªsimo izquierdista denunciado por Rajoy
No estamos acostumbrados a lanzamientos de campa?as tan a la americana, con esposa incluida que saluda desde el escenario junto al marido-candidato y los dirigentes del partido en segundo plano. Pero el objetivo evidente era neutralizar las acusaciones de radicalismo, y en lo que se refiere a las formas, Pedro S¨¢nchez y sus asesores comunicaron bien lo que deseaban. No es posible reconocer en este dirigente, sobriamente trajeado y de tono moderado, al peligros¨ªsimo izquierdista denunciado por Mariano Rajoy y sus correligionarios; y que adem¨¢s lanza la campa?a enmarcado en una gran bandera constitucional. Su interpretaci¨®n de Espa?a difiere de la sostenida por Rajoy, puesto que S¨¢nchez apuesta al federalismo, pero el socialista pretende salir al paso de un PP tentado de monopolizar la defensa de Espa?a.
M¨¢s incierto es el fondo del discurso de S¨¢nchez. Comprometerse a ¡°erradicar el paro y la corrupci¨®n¡± son dos promesas tan cargadas de buena intenci¨®n como de probable incumplimiento. Lograr una fiscalidad justa, liderar una Espa?a laica (¡°laica, s¨ª¡±, insisti¨®, sabedor del escepticismo que esa evocaci¨®n despierta entre los que escucharon cosas parecidas a sus predecesores); se?alar a las ¨¦lites que ¡°medran con el conflicto¡± de Catalu?a contra Espa?a, valorar la cultura del respeto¡ En el discurso de S¨¢nchez sobraron generalizaciones y los meses que restan hasta las elecciones generales son demasiado pocos.
Aunque Espa?a es una democracia parlamentaria y no presidencial, los jefes del Gobierno estatal siempre han tenido mucho peso desde la Transici¨®n. A ello han contribuido no solo los poderes que les atribuye la Constituci¨®n, sino las fuertes mayor¨ªas de las que han dispuesto en una competencia electoral esencialmente bipartidista. Pero ese escenario se ha cuarteado. Logrado un cierto poder institucional, el Partido Socialista se presenta hoy unido y Susana D¨ªaz, la presunta rival interna de S¨¢nchez, le acepta expresamente como candidato, si bien le marca una l¨ªnea roja: el PSOE no puede salir ¡°a pactar¡±, sino ¡°a ganar¡±. El escenario es endiablado: comprometerse mucho en una l¨ªnea pol¨ªtica puede dificultar alianzas futuras; y sin estas, es muy posible que nadie logre aunar las mayor¨ªas suficientes para gobernar.
En todo caso, la comunicaci¨®n pol¨ªtica a trav¨¦s de novedosas escenograf¨ªas ser¨¢ insuficiente si no va acompa?ada de una clarificaci¨®n mayor del proyecto. No se trata solo de dirimir la batalla Partido Popular-Partidos Socialista, sino de decidir entre los actores pol¨ªticos que se disputan el protagonismo del cambio: Pedro S¨¢nchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias. El socialista necesita mojarse bastante m¨¢s para que resulte cre¨ªble la opci¨®n de ¡°cambio seguro¡± que predica.
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