M¨ªreme a los ojitos
¡°No me insulte que le leo los labios¡±, le espet¨® Santamar¨ªa a Hernando en el Congreso
Antonio Hernando, diputado socialista, pregunt¨® a Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa por su control de los medios p¨²blicos (a los privados Soraya no llama), y la vicepresidenta dijo mientras respond¨ªa: ¡°No me insulte que le leo los labios¡±. Hay que tener verdadero genio pol¨ªtico para que alguien te pregunte si est¨¢s influyendo en el periodismo y contestar que lees los labios. O sea, que no te hace falta una televisi¨®n. Entre los bancos del Gobierno y los de la oposici¨®n hay una distancia considerable, pero Soraya ha desarrollado habilidades de ¨¢rbitro y al pobre Hernando solo le queda llevarse la mano a la boca, como Cristiano, para decir que esta noche toca Kevin Rold¨¢n en Somosaguas. La sesi¨®n de control revel¨® ese poder nuevo de la vicepresidenta, y eso que iba a perder peso en el gabinete: dentro de poco empezar¨¢ a saber si la oposici¨®n miente por sus rasgos faciales, como Tim Roth en Lie to me. Bueno, ya lo sabe.
Ha empezado la campa?a de las generales, concretamente en 2013, y se nota en las intervenciones. Los diputados socialistas amagaron con presentarse con camisas rojas y amarillas para formar un mosaico cuando Pedro S¨¢nchez hablase, porque en el inconsciente colectivo ya es imposible imaginarlo sin una gran bandera espa?ola detr¨¢s. As¨ª empez¨® el del bombo y despu¨¦s de 30 a?os ganamos un Mundial. De haber tenido la idea antes lo l¨®gico hubiera sido descolgarse con Calleja del m¨¢stil de Col¨®n y no de un molino de viento. Que esa es otra: si al ver los molinos Cervantes hubiera puesto al Quijote a hacer puenting con ellos hoy estar¨ªamos buscando los huesos de Mesonero Romanos, aun sabi¨¦ndolos localizados.
Segu¨ª la sesi¨®n en coche, metido en un atasco, con el m¨®vil que me hace de tom-tom colocado en el parabrisas. As¨ª que en lugar de seguir las rutas de carreteras (total para qu¨¦ en una caravana: al final siempre est¨¢ la playa) segu¨ª las rutas pol¨ªticas de Espa?a. Mi conclusi¨®n es que de no haber tenido coches delante hubiera terminado en Argentina. El y t¨² m¨¢s como f¨®rmula pol¨ªtica est¨¢ renqueante, agotada. El y t¨² m¨¢s son los treinta ¨²ltimos minutos de Ozil en el campo. Si para algo tienen que valer los nuevos partidos es para que nadie, desde su esca?o, les diga ¡°cuando gobernaban ustedes¡±. En cualquier caso, ¡°cuando tuiteaban ustedes¡±, que es otra f¨®rmula que se us¨® ayer para atacar al pobre S¨¢nchez, que hace a?os se desped¨ªa de sus followers con un canallita ¡°ser malos¡±: ortogr¨¢ficamente es un ataque a la radio.
La sesi¨®n estaba para ponerse a pitar en el coche, y ni siquiera. Durante el Mundial de Brasil los taxistas llevaban una peque?a tele con ellos para ver a la Sele?ao en la parada; cuando el coche arrancaba ped¨ªan a los clientes que les contasen el partido porque a ellos les multaban. Por supuesto, cuando el locutor se pon¨ªa a gritar ya pod¨ªamos estar en medio de una curva con cien ni?os delante que la carretera no la miraba ni Dios, y as¨ª iban los taxis por Copacabana, como si los condujese todos a la vez Romario. Sin embargo, en Espa?a, cuando se re¨²ne el Parlamento, se van formando atascos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.