Identificado un estadounidense como el cazador del le¨®n Cecil
El ciudadano de Minneapolis Walter James Palmer abati¨® al felino, seg¨²n el ZCTF El animal agoniz¨® 40 horas antes de morir en Hwange (Zimbabue)
El ciudadano de Minneapolis? (EE. UU.) Walter James Palmer dispar¨® la flecha que acab¨® con la vida del le¨®n Cecil a las afueras del parque nacional de Hwange (Zimbabue), seg¨²n informa a EL PA?S Johnny Rodrigues, responsable del equipo de Conservaci¨®n de Zimbabue (ZCTF, en sus siglas en ingl¨¦s), un organismo que combate el furtivismo en la zona. La muerte del felino se produjo con arco y flecha y previo pago de 50.000 d¨®lares. Rodrigues fue el mismo que, el pasado domingo, atribuy¨® la autor¨ªa a un espa?ol.
Walter James Palmer, dentista de profesi¨®n, regenta una cl¨ªnica en Bloomington (Minneapolis) bajo el lema "Una gran sonrisa lo dice todo". EL PA?S ha intentado sin ¨¦xito contactar con ¨¦l.
Palmer presum¨ªa en un reportaje publicado en 2009 en The New York Times de poder disparar a una carta a 91 metros de distancia, de no usar armas de fuego en sus cacer¨ªas y de haber aprendido a tirar a los cinco a?os de edad. En 2008, el protagonista de esta historia minti¨® sobre la matanza de un oso negro durante una cacer¨ªa guiada en Wisconsin. La justicia le autoriz¨® entonces a usar solo el arco con fines deportivos.
Un portavoz policial de Zimbabue ha asegurado que dos personas han sido detenidas. Las autoridades est¨¢n investigando la relaci¨®n entre estos arrestos con Palmer, seg¨²n la agencia AP.
La jornada que culmin¨® con la vida de Cecil comenz¨® la noche del pasado 6 de julio. Acompa?ado por el responsable del safari, Theo B., Walter James Palmer us¨® un foco para se?alar al felino y situ¨® un animal muerto a medio kilometro del parque para atraer su atenci¨®n, seg¨²n la investigaci¨®n de Rodrigues.
El primer disparo no result¨® mortal. Y provoc¨® que el animal deambulara por el parque agonizante durante 40 horas. Los cazadores descubrieron que el felino llevaba un collar con un GPS, ya que era objeto de estudio por parte de la organizaci¨®n conservacionista Hwange Lion Research. Intentaron sin ¨¦xito quitarle este aparato electr¨®nico sufragado por la Universidad de Oxford. El geolocalizador permiti¨® descubrir la ubicaci¨®n exacta donde muri¨® el le¨®n.
Cecil fue despellejado y decapitado. ¡°No sabemos d¨®nde est¨¢ su cabeza¡±, explica Rodrigues por correo electr¨®nico, que se?ala a Theo B, responsable del safari, como el empresario local que cobr¨® los 50.000 d¨®lares que pag¨® el cazador por abatir su presa. Seg¨²n el responsable de ZCTF, la caza de Cecil fue ilegal.
"La parte m¨¢s triste de todo es que ahora que Cecil est¨¢ muerto el siguiente le¨®n en la jerarqu¨ªa, Jericho, muy probablemente matar¨¢ a todos los cachorros de Cecil para introducir su linaje entre las hembras", ha a?adido Rodrigues.
Cecil encarnaba una atracci¨®n tur¨ªstica de primer orden. Era el felino m¨¢s grande de la regi¨®n. Los vecinos del pa¨ªs africano se volcaron en los medios para expresar su horror. En el mismo parque Hwange capturaron y exportaron hace unos d¨ªas a 23 elefantes beb¨¦s, que fueron enviados a China.
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