Los horarios de fiesta var¨ªan hasta seis horas entre ciudades durante el verano

El verano no solo trae m¨¢s horas de sol. Tambi¨¦n trae ferias y fiestas. Y, por tanto, ruido que, en muchos casos, se prolonga hasta la ma?ana siguiente. Bilbao es la ciudad con los horarios m¨¢s dilatados entre las 11 capitales de provincia que celebran sus fiestas durante la temporada estival: la juerga puede juntarse con el desayuno y extenderse hasta las ocho de la ma?ana. Una diferencia de casi seis horas si se compara con los l¨ªmites de otras localidades, por ejemplo, Madrid, donde el festejo en las calles debe terminar a las 2.30.

El margen para las celebraciones se mueve entre las 2.30 y las 8.00, dependiendo del recinto ferial y de si la zona del festejo se sit¨²a cerca de los centros urbanos o en las afueras. Los datos son parte del Informe del ruido, especial ferias y fiestas de verano, elaborado por la empresa Aistec con los decretos auton¨®micos y ordenanzas de 11 capitales de provincia que celebran sus fiestas en esta ¨¦poca.

Las distintas normativas revisadas por EL PA?S muestran que la ubicaci¨®n de los festejos estivales tambi¨¦n incide en los horarios que fijan los ayuntamientos. La hora l¨ªmite var¨ªa en aquellas ciudades donde las ferias y fiestas se celebran ¨²nicamente en la calle ¡ªcomo ocurre en Madrid, donde el horario nocturno es m¨¢s restrictivo¡ª y en aquellas que acondicionan un recinto alejado de los centros urbanos, como sucede en M¨¢laga, Huecas o Almer¨ªa. Los horarios de cierre en los ¨²ltimos casos oscilan entre las seis y siete de la ma?ana, salvo en Bilbao, que pueden extenderse hasta las ocho del d¨ªa siguiente (hasta las 4.00 en las casetas m¨¢s pr¨®ximas al centro).

Las ferias en ciudades como Palencia, Valladolid o Salamanca deben terminar a las 2.30; una hora m¨¢s tarde los fines de semana y d¨ªas festivos. Las ¨²nicas ciudades que regulan un corte de horario por las tardes ¡ªporque las celebraciones tienen lugar en el centro¡ª son M¨¢laga (18.00) y Almer¨ªa (17.30, con el corte de m¨²sica a las 17.00). Despu¨¦s, las fiestas deben trasladarse a los recintos, en las afueras.

Algunas normativas establecen horarios espec¨ªficos para las fiestas veraniegas como Aste Nagusia, la Semana Grande de Bilbao, que se celebra desde el pasado fin de semana. Las txosnas ¡ªcaseta o taberna port¨¢til¡ª y establecimientos similares extienden sus actividades y emisiones sonoras hasta las 7.00, aunque pueden permanecer abiertas hasta las 8.00, pero sin sonido. Bilbao es, tambi¨¦n, la que permite m¨¢s ruido: el nivel sonoro puede llegar hasta los 95 decibelios hasta las 5.00 (85 entre las 5.00 y 7.00), mientras el l¨ªmite en casi todas las ciudades est¨¢ fijado entre 75 y 85 decibelios.

El horario es m¨¢s restrictivo en las ciudades donde las fiestas populares se celebran en la calle o en los centros urbanos

Pero la fiesta de unos puede ser el suplicio de otros: el ruido es capaz de transformar el sue?o en pesadilla. ?Qu¨¦ implica esto para los vecinos? Bilbao era una ciudad "gris e industrial", dice Javier Mu?oz, presidente la Federaci¨®n de Asociaciones Vecinales de Bilbao, pero las fiestas han ido cambiando esa imagen. "Entre la diversi¨®n y el aburrimiento, nos inclinamos por la diversi¨®n", aclara Mu?oz para despu¨¦s matizar. "Aunque los vecinos tienen m¨¢s tolerancia en la Semana Grande, es dif¨ªcil lograr el equilibrio cuando juntas la fiesta con el desayuno. Y cuando se rompe el equilibrio entre residentes y comerciantes, el Ayuntamiento tiene que proteger a los residentes: una vivienda debe ser inviolable y en ella no debe entrar ni el ruido".

Hay ordenanzas que establecen un horario para el corte de la m¨²sica y otro para el cese total de la actividad; ocurre, por ejemplo, en Almer¨ªa y Bilbao. Sin embargo, "muchos establecimientos hosteleros sobrepasan el horario establecido", seg¨²n la Federaci¨®n de Asociaciones Vecinales de Bilbao. El horario de cierre no impide que, en muchas ocasiones, los asistentes sigan celebrando en la calle.

Termina la m¨²sica, no la fiesta

No es extra?o que aquello ocurra en el distrito centro de Madrid, especialmente durante la primera quincena de agosto, cuando se celebran las fiestas de San Cayetano, San Lorenzo y, la m¨¢s importante, la Virgen de la Paloma. M¨¢s de un centenar de bares saca a la calle barras con alcohol y m¨²sica, pero la hora de cierre no impide que la gente siga de fiesta en las calles. "Cada a?o me pido las vacaciones en estas fechas para evitar el ruido, pero este a?o me toc¨® trabajar y tuve que irme a dormir a casa de unos familiares. Muchos vecinos hacen lo mismo, se van durante las fiestas", asegura Saturnino Vera, que reside en plena Cava Baja, en La Latina.

Vera tambi¨¦n es presidente de la Asociaci¨®n de Vecinos de las Cavas, un colectivo que ha dedicado "a?os de lucha" para regular los festejos con el objetivo de disminuir los ruidos. Los vecinos han conseguido, por ejemplo, que durante las fiestas los locales mantengan los horarios que establecen sus licencias, no horarios "especiales y aleatorios", y que, adem¨¢s, unifiquen la m¨²sica que se escucha en la calle y no que cada uno ponga la suya, como ocurr¨ªa.

Hay ordenanzas que establecen un horario para el corte de la m¨²sica y otro para el cese de la actividad

Y aunque los vecinos han ido ganando batallas, Vera recuerda que hace solo dos a?os las fiestas de La Paloma terminaron con la polic¨ªa desalojando a porrazos Las Vistillas. "A la gente no puedes echarla a porrazos despu¨¦s de abrirle toda la calle para que se divierta. Es impensable creer que, despu¨¦s de autorizar a 110 bares a vender alcohol y poner m¨²sica en la calle, la gente no se va a quedar all¨ª despu¨¦s de la hora permitida, ya sea porque llevan botellas en la mochila o le compran a los lateros. La gente se queda en la calle y se va retirando poco a poco; as¨ª, hasta las seis de la ma?ana".