Catalanes todos
Cuarenta a?os de franquismo deber¨ªan habernos vacunado contra los sectarismos
Camino de discordia, camino de hegemon¨ªa, camino de postergaci¨®n, camino de servidumbre. La l¨®gica del proc¨¦s abre una peligrosa estratificaci¨®n que clasifica a los catalanes en buenos y malos. Los buenos ser¨¢n los que se apunten. Al hacerlo pasar¨¢n a ser contados entre los de primera categor¨ªa. Para ellos el honor y la gloria. Los malos ser¨¢n los desafectos, los que antepongan cualquier otro objetivo al de la construcci¨®n nacional, que se considera prioritario. Se ha proclamado que el que no recoge con los comprometidos, desparrama. Cuarenta a?os de franquismo deber¨ªan habernos vacunado contra estos sectarismos plasmados entonces en buenos y malos espa?oles, en Espa?a y AntiEspa?a. Los espa?oles de bien eran exclusivamente los adictos, quienes en algunos momentos de generosidad se daban al ejercicio de avalistas y recuperaban as¨ª para la vida civil a los hundidos por causa de sus afinidades vigentes o heredadas, que eran tildados de ser de la acera contraria.
La pr¨¢ctica del sectarismo se manten¨ªa como vacuna y escarmiento. Terminada la guerra civil con el ¨²ltimo parte del 1 de abril de 1939 se inauguraba la victoria de los hunos sobre los otros. Los primeros se instalaron en el disfrute por lo menos de la legitimidad. Para el resto quedaba la condici¨®n de perseguidos o, en el mejor caso, de tolerados. En esa l¨ªnea, las autoridades de La Coru?a borraron del Registro Civil de nacimientos a Santiago Casares Quiroga, jefe del Gobierno cuando la sublevaci¨®n de 1936, y las de Tenerife hicieron lo propio con Juan Negr¨ªn, ¨²ltimo jefe del Gobierno de la II Rep¨²blica. La depuraci¨®n dej¨® unas listas de inv¨¢lidos, excluidos del ejercicio de su profesi¨®n y apartados de sus plazas de los cuerpos del Estado que hab¨ªan ganado limpiamente en su d¨ªa. Esa guillotina incluy¨® tambi¨¦n a los muertos, de modo que un tribunal nombrado por el ministro de Educaci¨®n y presidido por el director general de Ense?anza Secundaria Romualdo de Toledo expuls¨® del escalaf¨®n de catedr¨¢ticos de instituto a Antonio Machado. Muchos a?os despu¨¦s lo ser¨ªa Julio Cer¨®n del de la carrera diplom¨¢tica, tras ser condenado por un consejo de guerra como promotor del Frente de Liberaci¨®n Popular, el Felipe, vivero de tantas vocaciones pol¨ªticas dispares.
Repetimos para los que hayan llegado tarde. Todas las causas que a lo largo de la historia dividieron a los espa?oles dividieron tambi¨¦n en consecuencia a los catalanes. Unos d¨ªas despu¨¦s de la Diada es inoportuno pero necesario recordar que en la llamada Guerra de Sucesi¨®n combatieron m¨¢s catalanes bajo las banderas de Felipe de Anjou que bajo las del archiduque de Austria que le disputaba el trono. La invasi¨®n napole¨®nica, la guerra de la independencia, la constituci¨®n de C¨¢diz, las guerras carlistas, la guerra de Cuba, las de Marruecos, la dictadura de Primo de Rivera, la II Rep¨²blica, la guerra civil, la dictadura franquista, dejan constancia de que los catalanes, como el resto de los espa?oles, se dividieron y enfrentaron sin que nadie pueda privar a los de uno u otro bando de su condici¨®n. La reescritura precipitada de la historia para arrimarse a toro pasado a todas las buenas causas y dejar a los dem¨¢s del lado perverso es una falsificaci¨®n cargada de mesianismo por la senda del pueblo elegido. ?Es necesaria esta siembra de antagonismo? Los medios de comunicaci¨®n colaboran con denuedo. Veremos.
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