Clamando en el desierto de La Manga
El brazo de tierra que separa el Mediterr¨¢neo del Mar Menor se ha seguido construyendo a pesar de las advertencias por la subida del nivel de agua
La Manga es un hilo en el mapa, apenas un brazo de tierra de 24 kil¨®metros que separa el Mar Menor y el Mediterr¨¢neo. Pero est¨¢ tan construido que hay zonas en las que te puedes poner en medio y no ver agua por ninguna parte, a pesar de tener un mar a cada lado, separados por unos pocos cientos de metros. Insiste en esta idea ?lvaro Sixto, de 41 a?os, voluntario de la Asociaci¨®n de Naturalistas del Sureste (Anse) y vecino de La Manga (Murcia) desde hace una d¨¦cada.
Desde mucho antes, cuenta, por lo menos desde los a?os noventa, mucha gente viene reclamando un cambio de modelo para todo el ¨¢rea del Mar Menor en general y La Manga, en particular. Reclamaban poner freno a la construcci¨®n, para proteger su gran valor natural y porque adem¨¢s llegaron las primeras previsiones de una subida del nivel de mar por culpa del cambio clim¨¢tico (sea m¨¢s o sea menos catastr¨®fica, seg¨²n las predicciones que se utilicen) que amenazaban con poner en serios aprietos una zona tan geogr¨¢ficamente vulnerable.
De hecho, las consecuencias ya est¨¢n aqu¨ª: solo los aportes de arena que se hacen artificialmente impiden que La Manga pierda 0,72 metros de playa cada 10 a?os en la vertiente que da al Mar Menor, seg¨²n el jefe de la Demarcaci¨®n de Costas de Murcia, Andr¨¦s Mart¨ªnez Mu?oz. ¡°Ya se est¨¢n pidiendo permisos para construir defensas, y hay que tener cuidado porque la defensa de una casa puede afectar a la de al lado¡±. Aunque menos, las playas de la parte mediterr¨¢nea tambi¨¦n est¨¢n en regresi¨®n, a?ade.
Vivir del turismo
Pero hace dos d¨¦cadas todav¨ªa hab¨ªa muchos negacionistas que cuestionaban el calentamiento global, as¨ª que por all¨ª no cambi¨® nada. Ni siquiera lo hizo cuando en 2007 el propio Gobierno de Espa?a advirti¨® de los peligros y promovi¨® una moratoria que paralizase la construcci¨®n de La Manga. ¡°No hubo moratoria, al contrario, en los ¨²ltimos 10 a?os se ha construido la ¨²nica parte que quedaba bastante libre, la zona norte. Y solo se ha parado cuando ya casi no hab¨ªa sitio y porque lleg¨® la crisis¡±, protesta Sixto. Siempre pudieron m¨¢s, opina, las promesas de riqueza r¨¢pida de la construcci¨®n vinculada, a su vez, al principal y casi ¨²nico motor del Mar Menor: el turismo.
Un portavoz del Ayuntamiento de San Javier asegura que desde principios de este a?o no se conceden licencias de obra en la parte de La Manga que depende de ellos (el centro y el norte del cord¨®n litoral? pertenecen a este Consistorio; el sur, al de Cartagena). A?ade? que el gobierno municipal le da gran importancia al problema del cambio clim¨¢tico, pero que afrontarlo excede a sus competencias.
Hoy, casi nadie discute el cambio clim¨¢tico, y la gran pregunta es cu¨¢nto da?o le har¨¢ el calentamiento al sector tur¨ªstico, tan importante para la econom¨ªa espa?ola (aporta en torno al 11% del PIB) y tan volcado en el sol y playa.
En 2040, en el mejor de los escenarios, habr¨¢ retrocesos medios de la playa cercanos a los tres metros en las costas cant¨¢brica y canaria; de unos dos metros en el Golfo de C¨¢diz, y entre 1,5 y dos en el Mediterr¨¢neo que se ver¨¢n incrementados por la acci¨®n de las olas y las mareas, seg¨²n el borrador de la Estrategia para la Adaptaci¨®n de la Costa al Cambio Clim¨¢tico, redactado por el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente. ¡°En el Mediterr¨¢neo, al ser un mar cerrado, hay un mayor grado de incertidumbre en la variaci¨®n del nivel del mar¡±, explica ??igo Losada, investigador de la Universidad de Cantabria y experto del Panel Intergubernamental sobre Cambio Clim¨¢tico de la ONU.
"Las zonas m¨¢s bajas ser¨¢n las m¨¢s afectadas"
Pero las consecuencias de la subida del nivel van m¨¢s all¨¢ de que la l¨ªnea media del mar llegue a un punto exacto o a otro, porque significa tambi¨¦n m¨¢s erosi¨®n de la costa e inundaciones m¨¢s frecuentes entre borrascas m¨¢s fuertes. ¡°Las zonas m¨¢s bajas [sobre el nivel del mar] ser¨¢n las m¨¢s afectadas, como el Delta del Ebro, la Albufera o el Mar Menor", advierte Losada.
Este panorama es una enorme luz de alarma en muchos sentidos, pero en lo que toca al turismo esto significa, como poco, mayores gastos de operaci¨®n: m¨¢s preparaci¨®n para emergencias, m¨¢s gasto en seguros, sistemas m¨¢s caros de abastecimiento de agua y energ¨ªa, medidas de adaptaci¨®n (por ejemplo, mover grandes cantidades de arena para recuperar playas)¡
En La Manga, esa amenaza se suma a un presente descolorido. ¡°De 180 casas, solo hay vendidas 70. Y este verano solo vinieron 35 familias¡±, dice el portero de un conjunto de cuatro torres de apartamentos en la zona norte, conocida como Veneziola, esa que fue la ¨²ltima en urbanizarse. Entre una multitud de ventanas con carteles de "se vende", junto a un campo de golf abandonado (cerrado por las autoridades el a?o pasado por problemas con la licencia y el sistema de riego), es el s¨ªmbolo m¨¢s claro del declive tur¨ªstico de La Manga.
¡°?Qu¨¦ ha pasado estos a?os? Que se ha construido demasiado, sobre todo pisos y residencias, y la gente viene cuando viene ¡ªantiguamente eran tres meses y ahora son 15 d¨ªas¡ª, con lo cual est¨¢n la mayor parte del a?o vac¨ªas¡±, admite Antonio Plaza, presidente de la Asociaci¨®n de Hosteleros y Comerciantes de La Manga y Cabo de Palos. Plaza habla de la necesidad de regenerar la zona con una ¡°protecci¨®n razonable¡± del Mar Menor y con infraestructuras como un t¨²nel por debajo de ese mar interior que les conecte con la autopista y un trasporte p¨²blico no contaminante, esto es, un monorra¨ªl que desatasque una infernal circulaci¨®n en los meses de verano. Adem¨¢s, reclaman ¡°reconvertir los pisos vac¨ªos en apartoteles y que los terrenos que quedan por construir sean hoteles y centros comerciales¡±.?
Es decir, m¨¢s presi¨®n para una zona ya al l¨ªmite, teniendo en cuenta que la enorme urbanizaci¨®n de la costa supone un mayor riesgo ante los efectos del cambio clim¨¢tico, seg¨²n el diagn¨®stico del Ministerio de Medio Ambiente. Los comerciantes de La Manga lo ven de otro modo, se les arruga el ce?o al o¨ªr hablar de algo que hace mucho da?o a su negocio y que creen que se ha exagerado en muchas ocasiones; todav¨ªa recuerdan con terror la campa?a de Greenpeace en la que plasmaron en un fotomontaje las proyecciones m¨¢s agoreras en las que La Manga estar¨ªa completamente inundada a finales de siglo. ¡°Con los a?os que llevo yo viviendo aqu¨ª, desde 1992, el cambio clim¨¢tico se ha notado muy poquito. A nivel pr¨¢ctico, el nivel del mar sigue estando donde estaba, llueve las veces que llueve¡ O sea, que no es una cosa que a nosotros nos preocupe m¨¢s de lo que le puede preocupar a un se?or que vive en ?vila¡±.
El ecologista ?lvaro Sixto, por su parte, se queja de que siempre se prima el ¡°cortoplacismo¡±: "Es un contrasentido seguir construyendo en zonas que a medio o largo plazo, no s¨¦ si se van a terminar por inundar, pero s¨ª que al menos les va a llegar el agua hasta el punto de dejarles sin playa. Es un contrasentido, porque aqu¨ª sin playa no hay actividad econ¨®mica¡±. Eso, sin olvidar que ese medio plazo parece ya estar ya aqu¨ª. De hecho, el responsable de la Demarcaci¨®n de Costas en Murcia, Andr¨¦s Mart¨ªnez, espera que con la estrategia de adaptaci¨®n que est¨¢ ultimando el ministerio lleguen estudios y medidas concretas, para evitar la regresi¨®n de las playas y tambi¨¦n para proteger todo el entorno del Mar Menor, ¨²nico desde el punto cient¨ªfico y tambi¨¦n cultural, porque su salinidad y sus contrastes t¨¦rmicos favorecen una flora y una fauna muy particular.
Motivos de esperanza
La insaciable carrera de construcciones que empez¨® en La Manga en los a?os setenta la ha convertido ¡°un cord¨®n dunar altamente urbanizado y degradado¡±, seg¨²n los papeles del ministerio. Sin embargo, todav¨ªa alberga especies singulares, como la esparraguera del Mar Menor (Asparagus macrorrhizus), en peligro cr¨ªtico de extinci¨®n, o la zanahoria mar¨ªtima (Echinophora spinosa). Lo cuenta Sixto en una parcela municipal de casi una hect¨¢rea?en Monte Blanco, en el sur de La Manga, que se est¨¢ restaurando gracias a un convenio entre Anse y el Ayuntamiento de Cartagena. Confiesa que muchas veces el trabajo es ¡°frustrante¡±, pero prefiere concentrarse en esos peque?os ¨¦xitos. ¡°Intento quedarme con la botella medio llena y pensar que s¨ª hay motivos para una peque?a esperanza¡±.
Aunque no es f¨¢cil, porque nunca se pueden relajar. Pone el ejemplo de Puerto Mayor, un proyecto de macro-puerto deportivo y urbanizaci¨®n cuya construcci¨®n fue paralizada hace una d¨¦cada. En un extra?o d¨ªa de enero de 2005 que amaneci¨® nevando en La Manga, un grupo de voluntarios de Anse y de Greenpeace (entre ellos, Sixto) comenzaron una acci¨®n de protesta que acab¨® con un compromiso del Gobierno central. Las planchas met¨¢licas que se plantaron entonces como cimientos del puerto siguen hoy desnudas, oxidadas ya. ¡°No se ha avanzado en su urbanizaci¨®n, pero tampoco se ha desmontado, y el Gobierno regional peri¨®dicamente intenta relanzar el proyecto¡±.
Los millones en juego
Un informe de la consultora PwC sobre el cambio clim¨¢tico en Espa?a concluye: "En sectores como el turismo podr¨¢n tener consecuencias negativas o positivas, seg¨²n la regi¨®n en la que se centre el an¨¢lisis. Habr¨¢ zonas en las que el aumento de las temperaturas medias pueda llevar consigo una mejora del destino tur¨ªstico y otras en las que conlleve una p¨¦rdida de atractivo". Esto da una idea de lo dif¨ªcil que es echar cuentas en lo que se refiere a calentamiento y turismo, pues depender¨¢ de una complej¨ªsima mara?a de factores.
Sin embargo, ha habido intentos muy serios, como el informe europeo que calcul¨® el a?o pasado que los pa¨ªses del sur dejar¨ªan de concluy¨® que el calentamiento provocar¨¢ a finales de siglo en sector tur¨ªstico de los pa¨ªses del sur de Europa unas p¨¦rdidas de entre 5.000 y 7.000 millones de euros (consideradas en disminuci¨®n de ingresos), dependiendo de si se consigue limitar a dos grados (objetivo que se ha fijado la Cumbre de Par¨ªs) o si aumenta hasta 3,5.? Lo hizo el? Centro Com¨²n de Investigaci¨®n (JRC, en sus siglas en ingl¨¦s) de la UE y, aparte del turismo, calcul¨® costes en agricultura, energ¨ªa, infraestructuras de transporte, costas, turismo, salud humana y por culpa de las inundaciones fluviales, las sequ¨ªas y los incendios forestales. En total, a Europa le costar¨ªa el cambio clim¨¢tico hasta 190.000 millones de euros al a?o hacia finales del siglo XXI.
Pero sin tener que mirar al futuro, ya hay muchos gastos relacionados con el cambio clim¨¢tico. Por ejemplo, en marzo pasado, el Ministerio de Medio Ambiente present¨® un plan de 12,1 millones de euros para mejoras en la costa, los r¨ªos y los parques nacionales; para 2016 ser¨¢n 17,1 millones.
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