Barcelona, ida y vuelta
El viajero ocasional puede afirmar que en la ciudad se respiraba un clima de incredulidad hacia las poses y bravatas de Artur Mas
¡°Cap¨ªtulo I. Amaba a Barcelona y al volver la encontr¨® mejor que nunca, pero envuelta en una confusi¨®n dif¨ªcil de desenmara?ar¡¡± No, as¨ª no.
¡°Cap¨ªtulo I. Vine a Barcelona porque me dijeron que aqu¨ª tambi¨¦n viv¨ªa Pedro P¨¢ramo.¡± No, as¨ª tampoco.
¡°Cap¨ªtulo I. El bachiller Sans¨®n Carrasco jam¨¢s olvidar¨ªa el d¨ªa en que derrot¨® ¨Cdisfrazado de la Blanca Luna, en las playas de Barcelona¡ªal Caballero de la Triste Figura.¡± Menos¡
A ver: hace una semana viaj¨¦ a Barcelona para que uno de mis hijos conociera por fin el Mediterr¨¢neo y para preguntar con el escudo de la mexicanidad si acaso hab¨ªa alguien que me pudiera explicar de qu¨¦ se trata el independentismo que ha exacerbado el nacionalismo y por ende, separatismo, que enarbola un se?or llamado Artur Mas y todo el menjurje que se traen con las revelaciones de corrupci¨®n, enredos pol¨ªticos y banderas por doquier.
Para una llamativa mayor¨ªa, la esposa de Jordi Pujol es la Maldita Bruja del Oeste"
De entrada es importante declarar que el hedor a esti¨¦rcol que ha invadido a Barcelona desde el d¨ªa en que me regres¨¦ no tiene nada que ver con las posibles cloacas que destap¨¦ por andar pregunt¨¢ndole a camareros, taxistas, estudiantes, meseras, afanadoras, farmac¨¦uticos, acad¨¦micos, estudiantes, patinadores, metrosexuales, secretarias, amas de casa, ninots, turistas, ciclistas, maestras, floristas y toreros en retiro sobre independencias, constituciones y dem¨¢s.
De igual manera, no creo que este resumen me permita alinear en el pr¨®ximo cl¨¢sico entre Real Madrid y Barcelona F.C., aunque si Juan Villoro sustituyera a Messi ser¨ªa genial que me dejaran intentar hacerle un marcaje personal. Adem¨¢s, con un solo metrosexual como Cristiano Ronaldo le basta y sobra al Oso y al Madro?o.
Dicho lo anterior empiezo por celebrar al AVE que va y viene con una facilidad de v¨¦rtigo que infunde la c¨®moda idea de que cualquiera estar¨¢ siempre a dos horas y media de la bella Barcelona. En su momento, el puente a¨¦reo cumpl¨ªa con ese antojo, pero ya lo damos por hecho y lo que mola del AVE es precisamente la velocidad: el tiempo justo para que se vayan filtrando palabras en catal¨¢n, paisajes de niebla, t¨²neles sin se?al de m¨®vil, pel¨ªculas de feliz final. Los mexicanos corremos ahora el inc¨®modo riesgo de toparnos en el AVE con un nefando c¨®nsul que ha sido indebidamente asignado a la Ciudad Condal, pero quiz¨¢ basta con aguantar un poco la respiraci¨®n y hasta las heces de Llobregat dejan de perfumar el ambiente.
Cuatro d¨ªas y tres noches se multiplican en el recuerdo por la cantidad de respuestas, las conversaciones al vuelo, la tertulia improvisada en un caf¨¦, el coloquio accidental frente a la catedral que so?ara Gaud¨ª, la c¨¢tedra de un farmac¨¦utico en desesperanza¡ y en resumen, el viajero ocasional o el turista accidental puede afirmar que en Barcelona ¨Cen un fin de semana al azar¡ªse respiraba (antes de las heces voladoras) un notable clima de desconfianza y marcada incredulidad hacia las poses y bravatas de Artur Mas en un supuesto proyecto de independencia de Catalu?a que en realidad no se desprende de su calificaci¨®n de travieso o atrevido desacato, pues no hay en realidad un asentado proyecto de lo que constituir¨¢ o podr¨ªa constituir a la nueva naci¨®n. Es decir, a nadie se la ha planteado ni se ha convocado a la redacci¨®n o configuraci¨®n de lo que ser¨¢n las leyes, el pago de las inmensas deudas, las cuadr¨ªculas de las nuevas finanzas p¨²blicas, la posibilidad de inversi¨®n extranjera (incluida la que podr¨ªa venir de Espa?a, dado el descabellado caso), la inclusi¨®n o expulsi¨®n del Comit¨¦ Ol¨ªmpico, FIFA, UEFA, Champions, Liga, RENFE, aeropuertos, hospitales, telecomunicaciones, fibra ¨®ptica¡
Empiezo por celebrar al AVE? que infunde la c¨®moda idea de que cualquiera estar¨¢ siempre a dos horas y media de la bella Barcelona"
Ahora bien, esto ha insuflado el ¨¢nimo o sentimiento nacionalista que existe desde hace siglos (y que de hecho, se reconoce en la Constituci¨®n Espa?ola y en el Estatuto de Autonom¨ªa), pero que ha sido h¨¢bilmente acelerado por todos los que se juntaron bajo el cinematogr¨¢fico mando de Mas. Las banderolas y banderas, los carteles en los balcones con frases que definen de diversa manera lo que es Independencia y dem¨¢s s¨ªmbolos del nacionalismo est¨¢n m¨¢s presentes que nunca (que siempre han estado) y lo que percibe el viajero o visitante de los cruceros es que parece incre¨ªble que hubo un tiempo en que por voluntad dictatorial se prohibiera hablar catal¨¢n en las ramblas, provocando el acendrado y recalcitrante orgullo de quien ahora lo habla hasta por los codos y es capaz de gritarlo en la plaza p¨²blica en apoyo de empresarios encorbatados y engominados que descienden, precisamente, de los de derechas que aclamaban la llegada salvadora del enano que, precisamente, prohibir¨ªa su idioma.
Al tiempo que se vuelve com¨²n denominador de las conversaciones la incre¨ªble tibieza y pacater¨ªa con la que el Gobierno de Mariano Rajoy no ha sido capaz de enfatizar precisamente el alto valor de una Constituci¨®n que engloba a todos los espa?oles (y por ende, apuntalar por esa misma inclusi¨®n la descabellada idea de la separaci¨®n), a un mismo tiempo se filtra en la saliva de muchos el hecho innegable de que hasta ahora no han podido encontrarle la cola al drag¨®n Mas, el desv¨ªo de fondos, las cuentas secretas, las huellas en tinta de los supuestos 3% que todo mundo menta.
A contrapelo, para cada Jordi hay un drag¨®n y en la zarzuela popular que se forma en los caf¨¦s y en las colas de la verdura o de la fruter¨ªa, llama la atenci¨®n el odio generalizado que se ha granjeado La Ferrusola, a quien tambi¨¦n llaman la Matriarca. Para una llamativa mayor¨ªa, la esposa de Jordi Pujol es la Maldita Bruja del Oeste que inund¨® su hogar con el af¨¢n hereditario por malversar fondos, y muchos dicen ¡°d¨¦jala correr¡± como quien sabe que tarde o temprano se ha de saber qu¨¦ tanta culpa y responsabilidad tienen la consorte que en las noticias parec¨ªa esposa de dictador rumano cuando se le apareci¨® de golpe la justicia.
Todo esto es una cosa rara y me recuerda la ¨®pera de Vincent Mart¨ª i Soler que hace unos a?os resucit¨® del olvido el buen Jordi Savall. Mart¨ª i Soler puso m¨²sica a un libreto escrito por el gran Lorenzo Da Ponte, basado en la bizarra historia La luna de la Sierra, de Luis V¨¦lez de Guevara sobre una locura poco frecuente en tiempos pasados: la vera historia de una mujer que reun¨ªa entre sus virtudes honestidad y belleza, al mismo tiempo. La ¨®pera Una cosa rara llam¨® tanto la atenci¨®n en Viena que se represent¨® 78 veces en un a?o, provoc¨® una moda en el vestir de las mujeres empelucadas y suscit¨® la admiraci¨®n de un tal Mozart, quien incluy¨® en Don Giovanni un gui?o de homenaje a Mart¨ª i Soler en esa escena donde el criado Leporello sirve la mesa de Don Giovanni y la m¨²sica que se escucha es precisamente de Una cosa rara. Noblesse oblige, pues es sabido que Las bodas de F¨ªgaro que se estrenaron en Viena en tiempos de Una cosas rara s¨®lo tuvo un pu?ado de representaciones y as¨ª, es una cosa rara que en la enrarecida sardana convertida en zarzuela que se canta en la vida cotidiana de la Barcelona de hoy en d¨ªa y en la que las voces de la calle denostan y reprueban a la Ferrusola hay mucho comentario de que la do?a parece lejos de reunir entre sus atributos la honestidad ni la belleza.
A Barcelona siempre le ha venido para bien ser diferente, tener el mar en las faldas y la monta?a que la protege? y? las calles con esquinas ochavadas en chafl¨¢n"
De todo este periplo queda claro que a Barcelona siempre le ha venido para bien ser diferente, tener el mar en las faldas y la monta?a que la protege, el habla del alma y las calles con esquinas ochavadas en chafl¨¢n, los viejos barrios arrabaleros vueltos g¨®ticos y tur¨ªsticos, la poblaci¨®n incansable, la sonrisa siempre abierta, la comida generosa y sublime, las librer¨ªas abundantes en m¨¢s de dos idiomas o por lo menos dos lenguas, las viejas iglesias y los edificios nuevos, los taxis negros y la camiseta blaugrana¡ todo lo que hace de una comunidad aut¨®noma pieza fundamental para sumar y no necesariamente restar todo eso que constituye a Espa?a, junto con las otras comunidades aut¨®nomas, otros idiomas, otros paisajes y cultivos, estaturas y costumbres. De todo ello a que en realidad haya alguien trazando el nuevo mapa (detallado por municipios, comarcas y precisa topograf¨ªa de las mas¨ªas), otro inventando el nuevo sistema fiscal, uno m¨¢s encargado de las posibles relaciones diplom¨¢ticas y reconocimientos de facto y de jure del mundo entero hay muchas m¨¢s distancia de lo que supone Mas.
Que de veras haya alguien encargado hoy mismo de suponer que con el desacato a una Constituci¨®n se redacta por s¨ª sola Otra Constituci¨®n o que de veras se piensen que el m¨¢s que monumental monto de deuda p¨²blica, empr¨¦stitos, pr¨¦stamos, inversi¨®n, codependencia, corresponsabilidad, coexistencia, cohabitaci¨®n que unen a Catalu?a con Espa?a no se abate con palabrer¨ªa hueca, sospecha de corruptelas o abuso de ilusiones. Al menos eso se escucha en la carrer, se filtra en los ¨¢nimos de los que curran todas las horas de todos los d¨ªas, lejos de la atrevida elite que parece recurrir una vez m¨¢s a la tomadura de pelo con tal de ocultar algo u ocultarse del todo.
¡°Cap¨ªtulo I. Barcelona parec¨ªa un enredado sue?o inenarrable hasta que se le ocurri¨® volver a verla¡¡±
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