?No a la guerra?
El manifiesto pacifista de los alcaldes de Podemos y de varios intelectuales subestima la ferocidad del Estado Isl¨¢mico
Es comprensible que un padre conforte a su hijo peque?o explic¨¢ndole que la soluci¨®n al terrorismo son las flores -as¨ª lo documenta un v¨ªdeo de recorrido viral grabado en el memorial de un atentando parisino-, pero la pedagog¨ªa del peace and love en la edad de los cinturones explosivos no puede extrapolarse a la emergencia que representa la voracidad del califato isl¨¢mico en su expansi¨®n ideol¨®gica, propagand¨ªstica y territorial.
Por eso ruboriza la reaparici¨®n de los esl¨®ganes "No a la guerra" y "No en mi nombre", justificados en el delirio castrense de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, pero inconcebibles cuando la masacre de Par¨ªs obliga a adquirir conciencia de que la guerra no es un problema franc¨¦s ni puede discriminarse desde el cinismo, el c¨¢lculo electoral, el miedo a la represalia o el pacifismo ut¨®pico.
Y el pacifismo ut¨®pico es la agarradera convencional de los alcaldes de ¨®rbita de Podemos al que se han adherido unos cuantos intelectuales y gentes de la cultura, entre cuyos argumentos sesentayochistas no parece haberse valorado que el origen de esta guerra de Irak -de esta hablamos- es el asedio yihadista a un Estado soberano, su repercusi¨®n en Siria y la prolongaci¨®n territorial en el continente africano, delineando las fronteras de un califato que ha logrado intoxicar de kamikazes y de "retornados" el frente invisible, ubicuo de Europa.
Se trata de un conflicto complejo y arraigado en los errores de la geostrategia occidental. La "otra" guerra de Iraq se antoja tan lamentable como el derrocamiento sin alternativa a Gadafi o como la mutaci¨®n del tirano Al Asad de genocida a aliado, pero no tiene sentido que el inventario de los antecedentes, de los intereses y de las incongruencias represente un l¨ªmite a la guerra justa. No emprenderla significa otorgar Al Bagdadi la promesa del califato. Demostrar a sus partidarios que el Daesh es un proyecto ilusionante, una realidad territorial en permanente dilataci¨®n, un Estado con recursos petrol¨ªferos y financieros, un modelo de sociedad, un ej¨¦rcito de caballos de Troya dispuestos a inmolarse porque Par¨ªs, en cuanto faro de Europa, aloja los demonios de ¡°la abominaci¨®n, la perversi¨®n y la idolatr¨ªa¡±.
Fueron las expresiones que utiliz¨® el yihadista Fabien Clain en la reivindicaci¨®n del Viernes 13. Dif¨ªciles de explicar a un ni?o, pero elocuentes para que los adultos las mediten en la vacuidad de su pacifismo. Que la guerra no sea la ¨²nica soluci¨®n a esta crisis polifac¨¦tica e imprevisible no significa que pueda concebirse una soluci¨®n sin la guerra.
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