?Profec¨ªa autocumplida?
La campa?a electoral del 20-D ha terminado. La sensaci¨®n es que ma?ana los ciudadanos, muy cabreados con el reparto desigual de los costes de la Gran Recesi¨®n, una recuperaci¨®n desigual y la corrupci¨®n sist¨¦mica, proceder¨¢n primero a votar masivamente, con niveles de participaci¨®n como los exhibidos en las grandes encrucijadas electorales (en una horquilla del 75%-80%) y, segundo, castigar¨¢n el sistema del bipartidismo que encarnan el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Espa?ol (PSOE).
Ambas formaciones, que ya han sufrido la desafecci¨®n de sus votantes en las elecciones europeas, auton¨®micas y municipales, volver¨¢n a pasar por este trance en las elecciones generales de ma?ana.
La pregunta que una de las campa?as m¨¢s mediocres de la democracia, pese a los avances tecnol¨®gicos, a las redes sociales y al papel central de la televisi¨®n, no ha logrado despejar tras quince d¨ªas reglamentarios, y quiz¨¢ varios a?os de agitaci¨®n permanente, es la magnitud del castigo que sufrir¨¢ el bipartidismo a manos de los llamados partidos emergentes, Podemos y Ciudadanos.
Una tasa de participaci¨®n como la apuntada llevar¨ªa ma?ana a las urnas a 28 millones de ciudadanos en n¨²meros redondos. De los se dice que hay un porcentaje muy elevado de indecisos. Y quiz¨¢ una cantidad nada desde?able de voto oculto. Es decir: ciudadanos que no quieren revelar a qui¨¦n votar¨¢n. Lo cierto es que esta vez la indecisi¨®n est¨¢ en el ambiente. Se toca.
Los sondeos reservados de los partidos, habida cuenta de que la publicaci¨®n de encuestas est¨¢ prohibida a partir del pasado lunes, han servido para ir adaptando los mensajes de cada uno de ellos. Para introducir los cambios dirigidos a mejorar la posici¨®n respectiva de cada uno de ellos. Pero estos sondeos carecen esta vez de fiabilidad. Porque la presencia de dos fuerzas sin antecedentes en unas elecciones generales borra de la ecuaci¨®n el recuerdo del voto y por tanto elimina una variable importante del an¨¢lisis a la hora de hacer la "cocina".
El Partido Popular ha llegado al final con un candidato, Mariano Rajoy, que opta a la reelecci¨®n como presidente de Gobierno habiendo rehuido los debates y elegido la repetici¨®n pavloviana de un abanico de cifras y conceptos dirigidas a crear el reflejo condicionado en el elector propio y ajeno.
Recuerda al personaje de la novela del escritor de origen polaco emigrado a Estados Unidos Jerzy Kosinsky publicada en 1971. En Being there (Estar ah¨ª), traducida como Desde el jard¨ªn, apenas 110 p¨¢ginas, el autor narra la historia de Chance (llevada al cine con Peter Sellers en el papel del protagonista, en la imagen de abajo).
Es el jardinero de un hombre rico que al fallecer este se queda sin empleo. Una familia adinerada del establishment norteamericano le acoge a ra¨ªz de un incidente de tr¨¢fico. Entronizado en sociedad, sus explicaciones sobre las estaciones y el crecimiento de las plantas son jaleadas como las respuestas m¨¢s sensatas en relaci¨®n con los problemas sociales y econ¨®micos. No lee peri¨®dicos, solo mira la televisi¨®n. Le presentan al presidente de EE.UU., quien le pregunta:
-Y usted, ?qu¨¦ opina de la mala ¨¦poca por la que atraviesa la gente?
Chance se estremeci¨®. Sinti¨® como si le hubieran arrancado de pronto las ra¨ªces de su pensamiento la tierra h¨²meda y las hubiesen lanzado, hechas una mara?a, al aire inh¨®spito. Finalmente, dijo:
-En todo jard¨ªn hay una ¨¦poca de crecimiento. Existen la primavera y el verano, pero tambi¨¦n el oto?o y el invierno, a los que suceden nuevamente la primavera y el oto?o. Mientras no se hayan seccionado las ra¨ªces todo est¨¢ bien y seguir¨¢ estando bien.
El poder f¨¢ctico quiere convertirle en el candidato a presidente de los Estados Unidos.
Hasta el duelo del lunes 14 entre Pedro S¨¢nchez y Mariano Rajoy la campa?a tuvo un car¨¢cter chispeante, parec¨ªa una burbuja: la alegr¨ªa de la novedad de los debates a tres y a cuatro, de los enfrentamientos dial¨¦cticos menos encorsetados y de la reacci¨®n de los ciudadanos en las redes sociales. De la campa?a virtual.
Pero esa noche la campa?a sufri¨® un cambio. A cuenta de la corrupci¨®n, pero tambi¨¦n de la crisis econ¨®mica y social, los llamados recortes del Estado de bienestar, el cuerpo a cuerpo entre S¨¢nchez y Rajoy registr¨® una reacci¨®n incontrolada del presidente del Gobierno. Ya la hab¨ªa exhibido el 24 de febrero en el debate del estado de la naci¨®n cuando a ra¨ªz de la corrupci¨®n ech¨®, de palabra, al l¨ªder socialista del hemiciclo y le encareci¨® que no volviera por all¨ª. En especial la corrupci¨®n volvi¨® a sacar de quicio, ante 9,6 millones de espectadores, a Rajoy.
S¨¢nchez cuestion¨® la conducta de Rajoy ante la corrupci¨®n de su partido y concluy¨® que no era decente, lo que provoc¨® la salida de los labios de Rajoy de tres ep¨ªtetos sobre esa afirmaci¨®n: ruin, mezquina, miserable.
La respuesta de la troika de la buena educaci¨®n ¨CPP, Podemos y Ciudadanos- fue un¨¢nime. Acus¨® al candidato socialista de una presunta ruptura de las reglas del juego, de la cortes¨ªa y correcci¨®n, calific¨® como insulto lo que hab¨ªa dicho S¨¢nchez.
El tema de la decencia no fue el ¨²nico pero tap¨® algunas de las irrealidades que hab¨ªa repetido Rajoy, quien insisti¨®, una y otra vez de manera pavloviana, en cifras parciales que pretenden amortiguar recortes en prestaciones sociales que, mira por donde, ¨¦l mismo hab¨ªa anunciado en las Cortes. Y el l¨ªder socialista las rebati¨®.
La manera en que Rajoy presenta a Espa?a responde a un pasaje de Alicia a trav¨¦s del espejo.
-Aqu¨ª tienes una gloria-dijo Zanco Panco
-No s¨¦ qu¨¦ quiere decir una ¡°gloria¡± ¨Cdijo Alicia.
-Por supuesto que no lo sabes a menos que y te lo diga. He querido decir ¡°aqu¨ª tienes un argumento bien apabullante¡±-sonri¨® Zanco Panco
-?Pero ¡°gloria¡± no significa ¡°argumento bien apabullante¡±!-repuso Alicia.
-Cuando yo utilizo una palabra esa palabra significa exactamente lo que yo decido que signifique ni m¨¢s ni menos ¨Cdijo Zanco Panco.
-La cuesti¨®n es si puedes hacer que las palabras signifiquen cosas tan diferentes-dijo Alicia.
-La cuesti¨®n es, simplemente, qui¨¦n manda aqu¨ª.
Este mensaje qued¨® fracturado en el cara a cara del lunes 14.
Si ello ha granjeado o no votos al PSOE o, como vaticin¨® Rajoy al responderle, Pedro S¨¢nchez perder¨¢ las elecciones, eso es harina de otro costal.
El atentado -pu?etazo- contra Rajoy limit¨® la din¨¢mica abierta esa noche porque fren¨® y pr¨¢cticamente cerr¨® la campa?a.
Pero los mensajes contradictorios posteriores del PP parecen haber acusado el golpe. Mientras Rajoy no ha querido condenar el esc¨¢ndalo de las comisiones millonarias del diputado Pedro G¨®mez de la Serna, los dirigentes del PP han exigido la dimisi¨®n del candidato n¨²mero 2 por Segovia. Y mientras los que dirigen la campa?a han filtrado ya sobre el filo del final que el PP contemplar¨ªa con buenos ojos una gran coalici¨®n con el PSOE sin S¨¢nchez, el candidato Rajoy lo ha negado.
La campa?a del PP ha terminado dislocada. Porque los sondeos reservados, aunque poco fiables, no han arrojado la recuperaci¨®n esperada y por el duelo S¨¢nchez Rajoy. En este contexto, gente como Jorge Moragas, director de la campa?a, ha intentado salvar la campa?a de las limitaciones propias del candidato.
En la recta final, asistimos a una mayor¨ªa ajustada del PP, a una consolidaci¨®n del PSOE en segunda posici¨®n, al ascenso de Podemos y al declive de Ciudadanos.
El anuncio de Albert Rivera, casi como conclusi¨®n de la campa?a, de abstenerse para que gobierne la lista m¨¢s votada ha sonado a epitafio¡ respecto a su aspiraci¨®n de ganar las elecciones, ser la segunda e, incluso, la tercera fuerza pol¨ªtica. En cuanto a Podemos y a Pablo Iglesias, est¨¢ por ver, tambi¨¦n, la magnitud de su remontada.
En todo caso, hay cosas que quiz¨¢ se puedan considerar improbables.
La primera es el desenlace de las elecciones con un efecto Cameron en mayo pasado, es decir, una gran recuperaci¨®n de votos por parte del PP aunque, a diferencia del partido Conservador en el Reino Unido, muy lejos mayor¨ªa absoluta. Para llegar a la barrera del 30% el PP tendr¨ªa que obtener, con 28 millones de votantes, 8,4 millones.
Segundo, parece tambi¨¦n improbable que Podemos consiga alcanzar un 20% o 5,6 millones de votos y desbancar al PSOE de la segunda posici¨®n; y last but not least, que Ciudadanos termine como tercera fuerza por delante de Podemos.
Si la profec¨ªa se autocumple y el bipartidismo sufre un shock importante, ?habr¨¢ al menos, usando la jerga bancaria, un a?o de carencia? Es decir, ?los ya aprobados presupuestos generales de 2016 otorgan un margen para las maniobras y experimentaci¨®n pol¨ªtica?
A bote pronto parecer¨ªa que existe este margen. Pero la verdad es que la Comisi¨®n Europea ya ha avisado, por adelantado, que Espa?a tendr¨¢ que proponer nuevos recortes, como m¨ªnimo, de 5.000 millones de euros para cuadrar las cuentas.
En todo caso, si la fragilidad de la victoria el 20-D se confirma, sobre la pol¨ªtica espa?ola se cierne el fantasma de un gobierno breve, digamos de media legislatura, y la convocatoria de nuevas elecciones.
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