Aquella primavera eclesial

Entre los principales actores eclesiales de la transici¨®n pol¨ªtica y religiosa en Espa?a suele destacarse al cardenal Taranc¨®n, y creo que con raz¨®n, pero, si queremos ser justos con la historia, hay que citar a otros protagonistas, colectivos unos, personalidades individuales, otras. Entre los primeros est¨¢n los movimientos apost¨®licos comprometidos con la clase trabajadora, con el mundo juvenil y estudiantil, las comunidades de base como alternativa de Iglesia, las parroquias populares, los sacerdotes obreros, los religiosos y las religiosas en barrios, etc¨¦tera. Entre las personalidades que ocuparon un lugar relevante en aquella primavera de la Iglesia cat¨®lica se encuentra Alberto Iniesta, obispo auxiliar de Madrid, fallecido el pasado 3 de enero.

Fue uno de los protagonistas m¨¢s coherentes de la transici¨®n pol¨ªtica de la dictadura a la democracia y de la transici¨®n religiosa de la Iglesia nacionalcat¨®lica a la del Concilio Vaticano II, y uno de los obispos que puso en pr¨¢ctica la reforma conciliar de manera m¨¢s aut¨¦ntica y que desafi¨® al franquismo en los momentos finales de la vida del dictador, con la homil¨ªa del 4 de octubre de 1975 en la que denunci¨® la ejecuci¨®n de cinco condenados y pidi¨® la supresi¨®n de la pena de muerte de la legislaci¨®n espa?ola. Para protegerse de la indignaci¨®n del Gobierno y de las amenazas de muerte de la extrema derecha que provoc¨® la homil¨ªa, tuvo que huir a Roma, donde recibi¨® el apoyo de Pablo VI.

Iniesta entend¨ªa la Iglesia como pueblo de Dios y comunidad de creyentes, codirigida por los laicos, comprometida con los sectores m¨¢s vulnerables de la sociedad, y conciencia cr¨ªtica del poder. Ese modelo de Iglesia lo hizo realidad en el barrio madrile?o de Vallecas, de clase obrera, de izquierdas y con importante presencia del Partido Comunista. Mantuvo una estrecha relaci¨®n con el padre Llanos, a quien, en el pr¨®logo de Confidencias y confesiones, de Jos¨¦ Mar¨ªa de Llanos, califica de ¡°colaborador cercano¡± y ¡°amigo entra?able¡±.

En su actividad pastoral y socio-pol¨ªtica tuvo como gu¨ªa la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, contando con el asesoramiento de Casiano Florist¨¢n y Julio Lois, cualificados representantes de dicha tendencia en Espa?a. Prueba de su sinton¨ªa con el cristianismo liberador latinoamericano fue la asistencia, como ¨²nico obispo espa?ol, al funeral y entierro del arzobispo de San Salvador, monse?or Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980. Su actitud ¨¦tico-evang¨¦lica fue, en palabras suyas, la ¡°opci¨®n preferencial por los pobres y por los oprimidos, a favor de la justicia, la fraternidad y la solidaridad, siendo la voz de los sin voz y apoyo de los m¨¢s d¨¦biles¡±. Conform¨® la Vicar¨ªa de Vallecas al modo asambleario, con la celebraci¨®n de la Asamblea Cristiana, cuyo final se vio truncado por la prohibici¨®n gubernamental, y en clave comunitaria con el reconocimiento de los movimientos cristianos de base. Fue uno de los redactores del documento Servicio pastoral a las peque?as comunidades cristianas, de 1982.

Con Alberto Iniesta se hizo realidad, si bien por poco tiempo, la utop¨ªa de Otra Iglesia Posible ?Por qu¨¦ no va a hacerse ahora?

Juan Jos¨¦ Tamayo es profesor de la Universidad Carlos III de Madrid y secretario general de la Asociaci¨®n Teol¨®gica Juan XXIII.