Un Congreso hu¨¦rfano de diputados hist¨®ricos
La nueva legislatura supone una renovaci¨®n del 62% del hemiciclo. Desaparecen personajes cl¨¢sicos de la instituci¨®n como Alfonso Guerra o Gaspar Llamazares
La XI legislatura del Congreso de los Diputados comienza a andar y el hemiciclo se ha llenado de caras nuevas. La renovaci¨®n, de m¨¢s del 60% de la C¨¢mara, ha sido muy superior a la de veces anteriores. Desaparecen de escena diputados hist¨®ricos que, en algunos casos, manten¨ªan su esca?o desde la constituci¨®n del primer Parlamento de la democracia y que representaban la memoria viva de los momentos m¨¢s importantes del parlamentarismo espa?ol.
Los polit¨®logos la llaman "tasa de mortalidad parlamentaria", aunque para evitar ese toque l¨²gubre podr¨ªa hablarse m¨¢s bien de tasa de reposici¨®n. Es una regla no escrita por la que, al iniciar cada legislatura, pr¨¢cticamente la mitad de la C¨¢mara se renovaba por completo. La vida ¨²til de esos diputados que hab¨ªan pasado por el esca?o sin dejar huella no superaba los cuatro a?os.
A cambio, dentro de la otra mitad que se quedaba, permanec¨ªa un "n¨²cleo duro", aproximadamente un 30% de los parlamentarios, que manten¨ªa viva la llama. Veteranos de una instituci¨®n con sus usos y costumbres consolidados, que se conoc¨ªan los trucos y tretas para sobrevivir en el d¨ªa a d¨ªa.?
Se acab¨®, sin embargo, todo lo que era s¨®lido. Comienza un periodo parlamentario plagado de caras nuevas en el que ni siquiera los m¨¢s veteranos lo son tanto. La renovaci¨®n de esca?os en esta legislatura ha alcanzado la cifra r¨¦cord del 62 por ciento.
Y desaparecen de la escena diputados hist¨®ricos que formaban parte del paisaje pr¨¢cticamente desde que se empez¨® a dibujar.
Alfonso Guerra, eterno n¨²mero uno del PSOE por la lista de Sevilla y diputado de las Cortes desde la primera legislatura democr¨¢tica, dijo adi¨®s en enero del a?o pasado. Los ¨²ltimos a?os fue m¨¢s testigo que actor del drama pol¨ªtico, pero manten¨ªa viva su?auctoritas desde el esca?o esquinado en el que no faltaba a ning¨²n pleno. Y dio muestras de su habilidad parlamentaria al frente de la Comisi¨®n Constitucional que revis¨® el Estatut enviado desde Catalunya, donde el texto sufri¨® el cepillado que el propio Guerra anunci¨® de antemano.
Josep Antoni Dur¨¢n Lleida desaparece tambi¨¦n de la escena. El lider del grupo parlamentario de CiU, con sus lustrosas corbatas ¡ªnunca la misma dos d¨ªas seguidos¡ª y sus impecables ternos, simboliz¨® durante a?os el poder de influencia en el devenir nacional de la minor¨ªa catalana, aunque en la ¨²ltima legislatura de mayor¨ªa absoluta del PP y de tiempos fundacionales y convulsos en Catalu?a, su influencia disminuy¨® irremediablemente. Mantuvo a¨²n as¨ª su relevancia hasta el ¨²ltimo minuto, como interlocutor casi obligado del Gobierno y la oposici¨®n en momentos de crisis y como s¨ªmbolo de una pol¨ªtica de alto vuelo, capaz de ver m¨¢s all¨¢ del horizonte cercano, al frente de la Comisi¨®n de Exteriores. Sus problemas de salud, sin embargo, hab¨ªan pasado factura a su actvidad parlamentaria en los ¨²ltimos a?os.
Gaspar Llamazares, que opt¨® sin ¨¦xito por la batalla auton¨®mica en Asturias, tambi¨¦n dijo adios. Su elocuencia parlamentaria fue premiada en ocasiones por los periodistas que cubren la informaci¨®n del Congreso. Aguant¨® cuatro legislaturas, pero su p¨¦rdida de relevancia en el seno de Izquierda Unida se tradujo tambi¨¦n en un papel m¨¢s gris en sus ¨²ltimos a?os como diputado.
Emilio Olabarr¨ªa. Hay quien sospecha que algunas de las imposibles palabras y tecnicismos jur¨ªdcos que el diputado nacionalista introduc¨ªa en sus torrenciales discursos se las inventaba sobre la marcha. Diputado desde 1986, se despidi¨® en octubre de sus compa?eros alert¨¢ndoles de la "efebocracia" que ven¨ªa, disculp¨¢ndose por su "insurrecci¨®n sistem¨¢ticas" en el Parlamento y asegurando que ¨¦l solo hab¨ªa sido capaz de desmontar el mito de que los vascos son parcos en palabras.
Otros rostros en su d¨ªa relevantes, como los socialistas Trinidad Jim¨¦nez?o Jes¨²s Caldera, o los populares Vicente Mart¨ªnez Pujalte o Eugenio Nasarre abandonan tambi¨¦n la actividad parlamentaria.
El Congreso de los diputados comienza su XI legislatura con una renovaci¨®n sin precedentes, tanto en caras como en formaciones pol¨ªticas. En palabras de un ex secretario de Relaciones con las Cortes de anteriores gobiernos socialistas, que juega con ese concepto de la mortalidad parlamentaria, asistimos estos d¨ªas ¡ªy eso tiene su parte positiva¡ª a la muerte de los diputados y la resurrecci¨®n del Parlamento.
El perfil del nuevo miembro de la C¨¢mara
El Congreso de los Diputados tiene la mayor presencia de mujeres de la historia de la democracia, si bien no alcanza a¨²n la paridad.
Casi un 40% de los esca?os ser¨¢n ocupados por diputadas, frente al 6%, por ejemplo, de las dos primeras legislaturas.
La edad media de los parlamentarios (47,4 a?os) es pr¨¢cticamente id¨¦ntica a la de los votantes espa?oles (48), seg¨²n el censo de 2011.
La XI legislatura tambi¨¦n establece un nuevo r¨¦cord respecto al nivel educativo de los miembros de la C¨¢mara: un 95% de ellos tiene estudios universitarios. En este caso, el contraste es evidente respecto al nivel medio de la sociedad. Solo un 19% de los ciudadanos, refleja el censo, ha pasado por la universidad.
Siguen predominando las profesiones liberales. Las m¨¢s abundantes, las que se enmarcan en el mundo del derecho. Un 22% de los diputados procede de ese sector. Otro 16% procede del campo de la ense?anza. Son las dos profesiones m¨¢s frecuentes, aunque han perdido peso a lo largo de los a?os. Llegaron a suponer m¨¢s de la mitad del Congreso en la primera legislatura.
Resulta curioso la cifra de parlamentarios sin profesi¨®n declarada, que suponen el 19%. O la de los que se declaran empresarios o directivos, un 6%.
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