Con mano izquierda
Grandes inquietudes no han pasado por la C¨¢mara, desde la investigaci¨®n de la corrupci¨®n a los recortes del gasto p¨²blico o los pormenores del rescate del sistema bancario
En la anterior legislatura ocurrieron demasiadas cosas ¡ªm¨¢s bien no ocurrieron¡ª como para aceptar que el Congreso ejerci¨® sus funciones de acuerdo con lo esperado por la ciudadan¨ªa. Grandes inquietudes no pasaron por la C¨¢mara, desde la investigaci¨®n de la corrupci¨®n a los recortes del gasto p¨²blico o los pormenores del rescate del sistema bancario. El uso inmoderado del decreto ley, la resistencia a formar comisiones de investigaci¨®n o los bloqueos a la comparecencia del jefe del Ejecutivo dejaron una imagen deshilachada del Parlamento. En la pr¨¢ctica, la instituci¨®n qued¨® reducida a la categor¨ªa de extensi¨®n de un poder ejecutivo soportado por una r¨ªgida mayor¨ªa absoluta.
Frente a esta situaci¨®n, asistimos ahora a un gran vuelco pol¨ªtico y operativo. El electorado ha votado contra la continuidad de tal estado de cosas, y el nuevo Congreso de los Diputados se compone de un conjunto de minor¨ªas. De ah¨ª las importantes dificultades que esperan al nuevo Congreso en la primera de las tareas que tiene pendientes, que no es otra que la de investir a un jefe de Gobierno. Esa mochila pesa tanto que el Congreso de los Diputados tendr¨¢ una vida ef¨ªmera si en dos meses, contados a partir de la primera votaci¨®n de investidura, no consigue cumplir la primera de las funciones que tiene encomendadas.
Empieza a correr el tiempo para investir a alguien. Si bastara con la aritm¨¦tica, habr¨ªa varias soluciones posibles: una gran coalici¨®n PP-PSOE; un pacto de PP y Ciudadanos, con la abstenci¨®n o tal vez la participaci¨®n socialista; un acuerdo de Ciudadanos, PSOE y Podemos; una coalici¨®n del PSOE con Podemos y nacionalistas.
Pero todos sabemos que aqu¨ª no vale con sumar y restar, porque una soluci¨®n te¨®rica para la investidura resuelve muy poco sin disponer de una mayor¨ªa de Gobierno. Ponerse de acuerdo en qui¨¦n debe gobernar implica comprometerse con un programa: por ejemplo, llevar a cabo la reforma constitucional, definir el pr¨®ximo Presupuesto, decidir qu¨¦ vuelo debe darse a las audiencias e investigaciones parlamentarias, o promover iniciativas legislativas como la reforma electoral. Sin pactar la lista de tareas, la investidura ser¨ªa una quimera. La condici¨®n indispensable es que responda a un amplio compromiso entre minor¨ªas, porque tratar de imponer desde una de ellas el calendario y el programa del futuro presidente del Gobierno equivale a no tomarse en serio el cambio de situaci¨®n.
Se observa mucho pesimismo entre los que creen que la desconfianza entre partidos y personalidades pol¨ªticas se lo llevar¨¢ todo al traste. Y es verdad que las proclamaciones de escuchar al electorado, negociar y transar son m¨¢s f¨¢ciles de decir que de hacer. Al final todo depender¨¢ de las personas: Patxi L¨®pez, el nuevo presidente del Congreso, tiene raz¨®n al recordar que esta es la hora de pol¨ªticos con mano izquierda.
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