La inc¨®moda relaci¨®n entre ni?os y pol¨ªtica
Dirigentes y ciudadanos se muestran reacios, salvo alguna excepci¨®n, a que sus hijos sean una parte m¨¢s de la estrategia de comunicaci¨®n
Familia y pol¨ªtica no suelen mezclarse en Espa?a, aunque ha habido excepciones. A diferencia de los pa¨ªses anglosajones, especialmente Estados Unidos, donde no pasa un d¨ªa sin que el candidato se haga fotos con su pareja e hijos, la ciudadan¨ªa ve con desagrado que se invada la intimidad de los pol¨ªticos, y ellos mismos se muestran celosos en preservar su propia intimidad personal y familiar.
¡°En las campa?as presidenciales estadounidenses los candidatos se pasan la vida abrazando beb¨¦s, hasta el punto de que es casi un clich¨¦¡±, explica Roger Senserrich, polit¨®logo, miembro del colectivo Politikon. ¡°Claro que se usan ni?os en pol¨ªtica. Sirve para que los pol¨ªticos parezcan m¨¢s humanos. Otra cosa distinta es el gesto de llevarlos al Congreso, a un acto institucional. Recuerdo haber visto beb¨¦s en el hemiciclo del Estado de Connecticut, en un par de ocasiones. Era un legislador que presentaba orgulloso a sus colegas al reci¨¦n nacido, pero tampoco es exactamente habitual¡±, a?ade.
Hay una coincidencia generalizada entre la clase pol¨ªtica y todos los que se dedican a estudiarla en congratularse de la estricta separaci¨®n que suele haber entre el ¨¢mbito p¨²blico y el privado o personal.
Aunque no ha sido igual en todos los casos.
Felipe Gonz¨¢lez y Carmen Romero fueron muy celosos, durante su paso por el Palacio de la Moncloa, de preservar la intimidad de sus tres hijos, de los que apenas se conocen fotos. Pablo, David y Mar¨ªa lograron permanecer aislados de la escena p¨²blica durante los 13 a?os que su padre se mantuvo al frente de la presidencia del Gobierno.
La boda de Aznar
Caso distinto es el del expresidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Alonso, Ana y Jos¨¦ Mar¨ªa, los tres ni?os del matrimonio Aznar-Botella se convirtieron en rostros familiares para la opini¨®n p¨²blica. Llevaron con mucha m¨¢s naturalidad su exposici¨®n a los medios. Y esa naturalidad tuvo su culminaci¨®n, ya en la edad adulta, con la aparatosa ceremonia matrimonial protagonizada en el monasterio de El Escorial por Ana Aznar Botella y su prometido, Alejandro Agag, durante a?os asistente personal de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en el PP.
Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero tambi¨¦n quiso por todos los medios que sus dos hijas, Laura y Alba, fueran preservadas del escrutinio p¨²blico. La mala suerte, al publicar el departamento de comunicaci¨®n de la Casa Blanca una foto de la familia Zapatero-Espinosa durante su visita a Washington, sin avisar previamente a sus hom¨®logos en La Moncloa, caus¨® al entonces presidente del Gobierno un disgusto. ¡°Cometi¨® adem¨¢s el error que en comunicaci¨®n pol¨ªtica llamamos s¨ªndrome Streisand, en referencia a los esfuerzos bald¨ªos de la cantante estadounidense por evitar la publicaci¨®n de unas fotos¡±, explica Luis Arroyo, consultor de comunicaci¨®n y autor de El poder pol¨ªtico en escena. ¡°Quiso impedir a toda costa que se difundiera la foto y provoc¨® m¨¢s curiosidad, pero en general, a la ciudadan¨ªa no le gust¨® que se expusiera a las ni?as sin el consentimiento de sus padres¡±, a?ade.
¡°Los espa?oles somos muy tolerantes con la vida privada de los dem¨¢s, y a la vez muy celosos con la intimidad personal, y que un pol¨ªtico utilice a un menor para transmitir un mensaje traspasa de alguna manera una l¨ªnea roja¡±, dice Arroyo.
Otra cosa es que el mensaje te salga de forma espont¨¢nea. Le ocurri¨® a Rajoy en una de las contadas veces que se ha dejado ver con uno de sus hijos. Fue durante la visita a un programa deportivo de radio, y Juan, de 10 a?os, acab¨® llev¨¢ndose una colleja de su padre.
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