La hora del PSOE
El PP necesita entrar en una cura de saneamiento, de relevo en el v¨¦rtice, fuera del poder
En su relato de los atentados cometidos por las Brigadas Rojas, el novelista Carlo Lucarelli utiliza siempre una f¨®rmula: ¡°X [la v¨ªctima] est¨¢ muerto, pero ¨¦l no lo sabe¡±. Algo parecido le sucede pol¨ªticamente a Mariano Rajoy desde que fue notoria la imposibilidad de alcanzar la mayor¨ªa. Insiste en una cosa que no es verdad, pues ser el partido m¨¢s votado no es ganar las elecciones; repite sin esperanza alguna su propuesta de tripartito y como siempre se muestra incapaz de decir nada nuevo. Cuando de no existir otras razones, bastar¨ªa con el c¨¢ncer ¡°popular¡± de la corrupci¨®n en plena met¨¢stasis: por el bien de la democracia y del partido, el PP necesita entrar en una cura de saneamiento, de relevo en el v¨¦rtice, fuera del poder, lo cual no significa dejar de contar en unas decisiones de Estado que han de tomarse desde la pluralidad. Rajoy no lo sabe. Tampoco sus colaboradores inmediatos que convocan a los barones del PSOE para que corrijan a S¨¢nchez: mayor torpeza no cabe.
As¨ª las cosas, aunque disguste en Bruselas, el PSOE no puede aliarse con el PP para el gobierno. Ser¨ªa un suicidio y una traici¨®n a sus votantes, que aspiran a corregir muchas cosas en la corrupci¨®n, en la econom¨ªa, en la fiscalidad, en la educaci¨®n o en la pol¨ªtica sobre Catalu?a, bloqueadas por el Gobierno de Rajoy. La ruptura de todo di¨¢logo, en cambio, ser¨ªa absurda y sectaria, ante los problemas que afrontamos.
El error del PSOE, tanto de S¨¢nchez como de sus cr¨ªticos, ha sido dejarse encerrar en el tema de las alianzas y no adelantarse a todos, de cara tambi¨¦n a la opini¨®n, poniendo sobre la mesa los puntos fundamentales de su bien articulado programa de gobierno. Con momentos fuertes como la dura e inteligente reforma fiscal, revisiones necesarias en educaci¨®n, cultura, laicismo, legislaci¨®n laboral, reforma federal insuficiente pero bien orientada. Y que los eventuales aliados se situaran respecto del mismo, sin soportar ninguna imposici¨®n previa. Ser¨ªa en este caso Podemos quien tendr¨ªa que ver si en torno al n¨²cleo de la propuesta socialista cabe una u otra forma de colaboraci¨®n. Lo mismo suceder¨ªa con Ciudadanos, liberado as¨ª del enfeudamiento respecto del PP.
El obst¨¢culo reside, no en l¨ªneas rojas, sino en planteamientos de Podemos destructores del orden constitucional y del equilibrio econ¨®mico. Un refer¨¦ndum inmediato en Catalu?a, la parida neoboliviana ¡ªperdonen la expresi¨®n¡ª del Estado plurinacional que impulsa ya a nacionalismos ultraminoritarios a reclamar su ¡°derecho a decidir¡±, la antiausteridad sin control, la renta universal (no lo que propone el PSOE), nos sit¨²an en un populismo de ruptura, que Iglesias debe revisar. Lo mismo que el PP podr¨¢ aspirar leg¨ªtimamente a gobernar cuando limpie sus establos.
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