Rita Maestre: ¡°Es la primera vez en mi vida que experimento tensi¨®n¡±

La luz gris teatral del fr¨ªo entra por los ventanales del despacho de Rita Maestre, portavoz del Ayuntamiento de Madrid. Hay una desmesura espacial en estas instalaciones que sustituyeron a las m¨¢s galdosianas de la Plaza de la Villa. La concejala Maestre, joven y juvenil, se muestra cercana, tanto que no quiere o no puede disimular el nerviosismo con el que afronta el juicio al que asistir¨¢ este jueves, acusada de haber herido sentimientos religiosos al irrumpir hace cuatro a?os en la capilla de la complutense con otras tantas activistas universitarias. Me da por pensar que si alguien nos viera sin conocer nuestras identidades, pensar¨ªa que ella es la entrevistadora y yo la entrevistada. Otra generaci¨®n ha irrumpido en las instituciones y el encaje de ese relevo, como suele ocurrir, no est¨¢ siendo f¨¢cil.

Educada y con voluntad de hacerse entender, Maestre cuenta lo que fue y lo que colea de un incidente del que la prensa ha sacado ya un jugoso provecho.

¡°Ten¨ªa 21 a?os. La querella la pusieron Manos Limpias, Alternativa Espa?ola, y el centro Tom¨¢s Moro (de orientaci¨®n conservadora cristiana). En la semana en torno al 8 de marzo se prepararon distintos actos desde el grupo activista en el que yo participaba, Contra Poder, pero da la casualidad de que en este caso en concreto yo no andaba en la organizaci¨®n. En Contra Poder prepar¨¢bamos charlas y nos manifest¨¢bamos contra el Plan Bolonia. Antes de la facultad yo no hab¨ªa sentido inquietudes pol¨ªticas, pero al respirar aquel ambiente en ebullici¨®n me sent¨ª seducida de inmediato.

Una movida preparada

Aquella ma?ana llegu¨¦ a clase y me encontr¨¦ con que se hab¨ªa preparado una movida. Me pareci¨® que la protesta ten¨ªa sentido y me un¨ª. Fuimos marchando por el campus y finalmente entramos en la capilla de la Complutense. All¨ª se gritaron consignas en contra de la intromisi¨®n de la Iglesia en las instituciones p¨²blicas. Yo me limit¨¦ a mirar y a flipar con lo que ocurr¨ªa. Tras la querella, me fueron a detener a casa. Eran las 9 de la ma?ana. Mis padres ya se hab¨ªan ido a trabajar y no volv¨ª a hablar con ellos hasta que sal¨ª de comisar¨ªa. Estaban en shock. Ellos sab¨ªan de mi activismo. No les parec¨ªa mal. Son progresistas pero nunca fueron militantes, eran el prototipo de votantes del PSOE (ahora apoyan a Podemos).

Cuando llam¨® la polic¨ªa al telefonillo intu¨ª que ven¨ªan a por m¨ª, hab¨ªa cierto revuelo con el tema y las mujeres del grupo est¨¢bamos paranoicas. Antes de abrir la puerta yo ya estaba vestida. Tras la experiencia en comisar¨ªa, que no fue especialmente desagradable, salvo por el hecho de estar detenida, no pens¨¦ jam¨¢s en abandonar el activismo. Siempre he deseado aportar mi granito de arena, algo que a¨²n siendo peque?o pueda mejorar el mundo.

Esto del juicio es extra?o, lo he pensado muchas veces: estoy viviendo esta experiencia como si fuera la protagonista de algo que no me corresponde. Hay cosas en las que una se deja la piel pero no fue este el caso. ?Por qu¨¦ yo entonces? Claramente, hubo una decisi¨®n pol¨ªtica por parte de la gente que nos acusaba. Y es que yo ya era conocida en la facultad. De hecho, el capell¨¢n de la Complutense iba a clase de Pol¨ªticas conmigo. Era muy conservador, discut¨ªamos mucho. Pero ¨¦l me agradec¨ªa que yo fuera la ¨²nica que le saludaba por los pasillos. Natural: ¨¦ramos compa?eros de clase. Creo que hubo una voluntad de que la acusaci¨®n se centrara en m¨ª. Ahora, pasado el tiempo, lo veo como un cap¨ªtulo de mi vida que me agota. ?Qu¨¦ puede pasar? Que me condenen. Me piden un a?o de c¨¢rcel. No lo cumplir¨ªa, pero me dejar¨ªan con antecedentes penales.

Intuyo que esto despertar¨¢ expectaci¨®n, claro. Viendo el inter¨¦s que han generado asuntos secundarios del Ayuntamiento es posible que este juicio adquiera una repercusi¨®n desproporcionada. Honestamente, no se puede comparar una acci¨®n reinvindicativa con los casos de corrupci¨®n que ahora hay sobre la mesa.

Ir¨¦ con mis amigas y con mi familia. Necesito mucho calor porque seguro que me pondr¨¦ nerviosa. Siento esa furia medi¨¢tica que no respeta el hecho de que nosotros estamos aqu¨ª porque una mayor¨ªa (entre Ahora Madrid y el PSOE) lo ha querido; se dir¨ªa que hemos llegado de otro planeta con el ¨²nico fin de aterrorizar a la ciudadan¨ªa. Y mira, no. Nos han elegido para que hagamos cosas distintas y en el cat¨¢logo de cosas distintas no est¨¢ el traje de los Reyes Magos, aunque al final nos obliguen a malgastar el tiempo en eso. Se podr¨ªa hablar, por ejemplo, de que la empresa p¨²blica ha dejado de vender casas con personas dentro a los fondos buitres, pero estas cosas, que son esenciales, pasan inadvertidas. A nuestros adversarios les interesa m¨¢s difundir la idea de que queremos quitarle la plaza a Dal¨ª.

Soy m¨¢s conocida de lo que suele ser una portavoz. Eso es as¨ª. Se debe a que tenemos muchos focos encima, tambi¨¦n a mi juventud y al hecho de ser mujer, claro, y defender maneras menos agresivas en el debate pol¨ªtico. Nos gustar¨ªa, lo hemos hablado muchas veces con Carmena, hacer un cambio estructural en ese sentido, y sabemos el rechazo que eso provoca. Ha habido cr¨®nicas en las que de m¨ª se destacaba exclusivamente que se me ve¨ªa el tirante del sujetador. Yo espero que todo esto no me endurezca, aunque reconozco que esta es la primera vez en mi vida en que experimento tensi¨®n.

?Que qu¨¦ le dir¨ªa al juez? Le dir¨ªa que sigo pensando que aquella reivindicaci¨®n ten¨ªa sentido, pero que si he ofendido a alguien, lo lamento mucho. Me he criado en una familia cat¨®lica, no tengo nada en contra de esa religi¨®n. Y lo que m¨¢s deseo es que esto acabe. Hace tanto tiempo de aquello¡­¡±.

Cierto, hace mucho, cuatro a?os para alguien de 26 es toda una vida. Tantos como para haber aprendido a pedir disculpas. Tantos como para que Esperanza Aguirre, que siempre pidi¨® su dimisi¨®n, haya presentado la suya como presidenta del PP de Madrid.