Las piezas cambian, pero siguen sin encajar
Las negociaciones seguir¨¢n despu¨¦s del 5 de marzo, tras movimientos de todos los partidos
Las placas tect¨®nicas se mueven, pero el desplazamiento no se percibe en un breve espacio de tiempo. Desde el 20-D ha habido movimientos solo apreciables si se mira hacia atr¨¢s: la creaci¨®n de cuatro grupos era condici¨®n imprescindible para Podemos y se super¨®; Pablo Iglesias vet¨® a Ciudadanos y luego acept¨® sentarse; Albert Rivera se negaba a pactar con el PSOE y el mi¨¦rcoles firm¨® su acuerdo; el PSOE despreciaba a Ciudadanos y ahora es su socio; Comprom¨ªs act¨²a al margen de la lista con la que concurri¨® a las elecciones; Pedro S¨¢nchez se ha sacudido la presi¨®n de los barones de su partido y ha logrado desapoderarlos con una consulta que es m¨¢s un ardid instrumental que otra cosa¡ y hasta el PP, desde su inmovilismo, ha llegado a ofrecer vicepresidencias.
La aritm¨¦tica parlamentaria es tan complicada que este no es proceso para impacientes. Sobre todo si se tiene en cuenta que el plazo no termina el d¨ªa 5 de marzo, sino el 2 de mayo, tras una o varias investiduras fallidas. Estamos en los primeros 10 minutos de un partido de dos horas.
A d¨ªa de hoy todo parece indicar que nadie quiere la repetici¨®n de elecciones, pero el problema sigue siendo c¨®mo encajar las piezas y, al tiempo, todos intentan imponer su relato. Y a¨²n nos quedan muchos giros dram¨¢ticos en el guion.
Un ejemplo: este mi¨¦rcoles Podemos pas¨® en solo una hora de mantenerse en la mesa de negociaci¨®n pese al pacto PSOE-Ciudadanos a anunciar con solemnidad que se levantaba y romp¨ªa. El cl¨¢sico dice que para pactar son precisas al menos dos rupturas previas. Los trasatl¨¢nticos necesitan siempre mucho espacio para virar.
PP. Mariano Rajoy no se mueve de su idea de pacto con PSOE y Ciudadanos y ah¨ª est¨¢, sin emitir se?ales de vida y esperando en La Moncloa a que caiga el meteorito. Tampoco da se?ales que permitan suponer que se echar¨¢ a un lado para facilitar un cambio en el PP, aunque la corrupci¨®n le ha convertido en socio t¨®xico.
Con ¨¦l es impensable una abstenci¨®n que permita un Gobierno de Pedro S¨¢nchez.
A los populares les espera un largo calvario de procesos judiciales, vistas orales y sentencias que convierten en imposible su compa?¨ªa y hacen que Rajoy dedique sus apariciones p¨²blicas solo al esfuerzo bald¨ªo de intentar limpiar su honor. Esa situaci¨®n, que a¨²n puede agravarse, hace que el PP no conf¨ªe en unas nuevas elecciones celebradas en un ambiente de corrupci¨®n irrespirable.
PSOE. S¨¢nchez intenta encajar a martillazos piezas incompatibles entre s¨ª y ha empezado por lo que ha sido m¨¢s f¨¢cil: el pacto con Ciudadanos. Su sue?o de m¨¢ximos es una investidura solo con los votos en contra del PP y abstenciones como la de Podemos.
Y se guarda alguna carta para la investidura, quiz¨¢s con anuncio de independientes incorporados a su Gobierno. Por eso se ha hecho reservar un d¨ªa entero del debate de investidura para intentar presentar ¡°una oferta que no se pueda rechazar¡±. El mantra estos d¨ªas que emitir¨¢ Ferraz es insistir en que Podemos votar¨¢ con el PP.
Hacia la izquierda no suma porque necesitar¨ªa a partidos independentistas que le exigen un refer¨¦ndum que no puede aceptar. Nunca ha cre¨ªdo en la sinceridad de la oferta de Iglesias. Y en el peor de los casos busca un relato ante unas hipot¨¦ticas elecciones el 26 de junio.
El d¨ªa 20 de diciembre por la noche, S¨¢nchez ten¨ªa ante s¨ª cuatro cables: el de las elecciones, el del pacto con el PP, el del acuerdo transversal y el de Podemos. Todos ten¨ªan explosivos, ha ido descartando varios de ellos y, de momento, no ha habido explosi¨®n. De momento. Ha firmado un pacto de insuficiente agregaci¨®n de votos, m¨¢s que un pacto de Gobierno.
Podemos. Pablo Iglesias sigue en su laberinto. Da muestras de temer unas elecciones, entre otras cosas porque las confluencias ya no est¨¢n tan cerca de ¨¦l y, por ejemplo, En Marea puede necesitar a los socialistas en Galicia en oto?o.
Si opta por mantenerse fuera de la negociaci¨®n y no se abstiene tiene en su mano forzar las elecciones que pueden penalizarle.
La abstenci¨®n a la investidura de S¨¢nchez le permitir¨ªa tener todo el carril libre para la oposici¨®n de izquierdas y posponer el sorpasso al PSOE, su gran objetivo. Su problema es que necesitar¨ªa otro giro que se sumar¨ªa a los que ya ha dado desde el 20-D, hasta elaborar un relato confuso. Por ejemplo, ha podido dar imagen de que le preocupaba el refer¨¦ndum por encima de todo o que antepon¨ªa los cargos a las propuestas. El relato que pretende es el de ¡°haberse dejado la piel por un Gobierno de izquierdas¡±, seg¨²n expresi¨®n de Pablo Iglesias.
La corresponsabilidad que invocaban para entrar en el Gobierno les servir¨ªa tambi¨¦n para abstenerse y situarse en la oposici¨®n y evitar as¨ª el desgaste. Un ejemplo: Ada Colau ha pasado de apoyar a huelguistas a filtrar sus sueldos y con toda seguridad a?ora aquello y se sentir¨ªa m¨¢s c¨®moda en su papel anterior.
Su sue?o es que el PP se abstuviera y permitiera un Gobierno de S¨¢nchez y Rivera con el voto en contra de Podemos y la oposici¨®n solo para ¨¦l. De hecho, a quien m¨¢s beneficia la gran coalici¨®n es a Iglesias.
Ciudadanos. Es el ¨²nico que tiene claro su papel y a ¨¦l se ha dedicado desde el primer d¨ªa, aunque con giros como pasar del rechazo a entrar en el Gobierno a admitirlo. El sue?o de Albert Rivera es la abstenci¨®n del PP para situarse en la centralidad del debate.
Ha firmado un acuerdo con el PSOE en el que cede en muchos puntos, pero en su caso asumir el papel de bisagra dispuesto a pactar no es un inconveniente, sino el activo de lo que quiere ser. Sus 40 esca?os son m¨¢s rentables que los 120 del PP.
Con el pacto con el PSOE da un paso con muchas contraindicaciones si se repiten las elecciones: tendr¨¢ imposible volver a apelar a exvotantes del PP.
Otros. Es significativo el papel de Comprom¨ªs al margen de Podemos, con quien fue a las elecciones. Si el PSOE lograra integrar al partido de Joan Baldov¨ª y a Izquierda Unida tendr¨ªa la coartada que evitar¨ªa la imagen de abrazo con la derecha.
Los independentistas y nacionalistas. Siguen a lo suyo. Sobre la mesa est¨¢ el precio de su voto en forma de reconocimiento del derecho a decidir, pero corren el riesgo de que una eventual repetici¨®n de elecciones trajera otro Gobierno del PP que frenara sus aspiraciones. Por primera vez han quedado fuera de un pacto de Gobierno.
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