Una carrera de hechos consumados

¡°Los hay que nacen con grandeza, otros se hacen grandes y a algunos la grandeza se les viene encima¡±, dec¨ªa Malvolio, el personaje de Noche de Reyes de William Shakespeare.

A Pedro S¨¢nchez la sombra de la grandeza se le pos¨® el d¨ªa en que Rajoy renunci¨® a intentar formar Gobierno. Desde entonces ha medido cada paso para sostener en el tiempo esta suerte sobrevenida.

Aplac¨® los ¨¢nimos de unos l¨ªderes territoriales, con la andaluza Susana D¨ªaz a la cabeza, enfurecidos por el modo en que present¨® como resultado hist¨®rico lo que hab¨ªa sido la mayor debacle electoral del PSOE.

Con ellos negoci¨® la fecha de un congreso que se le presentaba cuesta arriba, bajo la cautela de que ¡°deb¨ªan acompasarse los tiempos del partido con los tiempos de Espa?a¡±. Hizo suya la imposici¨®n de que Podemos no fuera socio prioritario, a pesar de sus primeras veleidades de construir una soluci¨®n a la portuguesa. Descubri¨® por necesidad a un socio como Albert Rivera, que le facilit¨® un discurso transversal y centrado que sonaba bien en los o¨ªdos de militantes y simpatizantes socialistas.

Se asegur¨® el apoyo de los afiliados a sus intentos de formar Gobierno con una consulta de pregunta vaga y bienintencionada, pero que le dio autoridad y tiempo frente a los recelos de los dirigentes territoriales cr¨ªticos.

Ha prolongado en el tiempo la impresi¨®n de que, pesa a un intento fallido de investidura, mantiene la iniciativa y el acuerdo a¨²n es posible.

Y al final ha usado a su favor el sentido de la responsabilidad de sus detractores: porque nadie entender¨ªa que en medio de negociaciones para formar Gobierno, mucho menos en una campa?a electoral, el PSOE se enfrentara en una lucha fratricida.

S¨¢nchez ha manejado los tiempos para poder avanzar sobre hechos consumados. Realmente, nada ha cambiado desde que el Congreso rechaz¨® doblemente su investidura, pero la esperanza sostenida de que a¨²n es posible torcer la voluntad de Podemos y lograr al menos su abstenci¨®n, le ha permitido dar otra patada hacia delante al bal¨®n. Evita el congreso socialista, porque ya ninguno de los l¨ªderes lo cre¨ªa oportuno. Y probablemente evitar¨¢ tener que enfrentarse a nadie en unas primarias, si hay nuevas elecciones. Prorrogar¨¢, al menos unos meses, la grandeza que le llovi¨® del cielo.