Atr¨¢s, atr¨¢s
Que Feij¨®o no se marche de la pol¨ªtica y no se vaya a Madrid es uno de los grandes m¨¦ritos de Rajoy
Despu¨¦s de cuatro a?os esquivando amigos y derribando enemigos, que Feij¨®o no se marche de la pol¨ªtica y no se vaya a Madrid es uno de los grandes m¨¦ritos de Rajoy. Todos esos movimientos ¡ªamigos, los enemigos, Feij¨®o¡ª destinados a garantizar su supervivencia; si Rajoy fuese una especie no se extinguir¨ªa nunca.
En el ¨²ltimo mes en Galicia se produjo un movimiento pol¨ªtico que ten¨ªa entretenidos a los ex¨¦getas de G¨¦nova y alarmada a la camarilla conservadora de San Caetano. El primer aldabonazo lleg¨® en Ourense. Baltar se llev¨® los titulares mientras Feij¨®o lanzaba cargas de profundidad en direcci¨®n a Madrid: habl¨® de la renovaci¨®n del PP, dijo que no bastaba con ganar si no se gobierna, dijo que Galicia daba los mejores pol¨ªticos, que un gallego hab¨ªa fundado el PP y que al pa¨ªs siempre le iba mejor cuando en La Moncloa hab¨ªa un gallego. Fue m¨¢s all¨¢: prometi¨® que el pr¨®ximo congreso del Partido Popular de Galicia ser¨ªa en Ourense ¡°con independencia de quien sea el pr¨®ximo presidente del partido en Galicia¡± y se refiri¨® a s¨ª mismo con ambig¨¹edad coqueta.
En la siguiente parada, Pontevedra, su n¨²mero dos, Alfonso Rueda, se puso al frente del PP de la provincia. Tampoco all¨ª fue noticia Feij¨®o para el gran p¨²blico porque volv¨ªa Rajoy a su ciudad. Pero s¨ª fue noticia para los dirigentes de su partido. Era el d¨ªa despu¨¦s de la imputaci¨®n del l¨ªder de los socialistas gallegos, Besteiro; Feij¨®o no lo cit¨®. Habl¨® de Ciudadanos, del PSOE, de Podemos y habl¨® mucho de Rajoy. Su discurso fue en clave nacional, tanto y de forma tan acusada que un dirigente del partido presente en el acto dijo que le estaba pisando el argumentario a Rajoy.
Feij¨®o seguir¨¢ casado con Galicia, como dec¨ªa su madre (¡°pero Galicia no me da nietos¡±). Ni con ilusi¨®n ni con vocaci¨®n. Por primera vez ha olfateado el territorio para saber c¨®mo respiraba Rajoy en sus horas m¨¢s delicadas; por primera vez ha sentido lo que ilustres cad¨¢veres sintieron cuando fueron con la misma intenci¨®n. Ahora su cr¨¦dito como aspirante a La Moncloa depende de unas elecciones auton¨®micas endiabladas. As¨ª las gastan.
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