La coalici¨®n de Podemos e Izquierda Unida arrebatar¨ªa al PSOE el liderazgo de la izquierda

Las tensiones internas en Podemos (entre los que desean conservar la pureza de la marca y los que no temen contaminarse) se han aparcado a un lado ante la fuerza de lo evidente: sumados a Izquierda Unida, el anhelado objetivo del sorpasso al PSOE es una realidad.

La encuesta de Metroscopia refleja que, de celebrarse hoy elecciones, la uni¨®n de las fuerzas de Pablo Iglesias y Alberto Garz¨®n obtendr¨ªa el respaldo del 22,3% de los electores, dos puntos por encima del 20,3% de apoyo que obtendr¨ªan los socialistas. Podemos arrebatar¨ªa de este modo la segunda posici¨®n a Pedro S¨¢nchez y se situar¨ªa como la fuerza hegem¨®nica de la izquierda. Cualquier atisbo de pacto de Gobierno, bajo esas circunstancias, cambiar¨ªa las tornas a la prevalencia de uno y otro para ser capaz de imponer condiciones.

La uni¨®n de las dos fuerzas m¨¢s a la izquierda del espectro ideol¨®gico provoca un claro rechazo en el conjunto del electorado. Son m¨¢s, un 47%, los que creen que no deber¨ªan concurrir juntas. Y muchos m¨¢s a¨²n, un 58%, los que aseguran que no votar¨ªan a esa coalici¨®n en ning¨²n caso.

Es muy distinto, sin embargo, el entusiasmo que provoca esta posibilidad entre los votantes de Podemos y los de IU. Son mayoritarios los que la apoyan, aunque la encuesta muestra claramente que es m¨¢s amplio el recelo entre los votantes de Garz¨®n que entre los de Iglesias.

Si son cerca de un 84% los seguidores de Podemos que se muestran convencidos de la necesidad de que estas dos fuerzas acudan juntas a las urnas el pr¨®ximo 26 de junio, en el caso del electorado de IU esta cifra de apoyo se reduce al 62%.

Esta diferencia de apreciaci¨®n entre los electores de ambas formaciones explica que resulte irreal suponer que el resultado de esta uni¨®n ser¨ªa simplemente la suma aritm¨¦tica de los apoyos respectivos que obtuvieron en diciembre.

De hecho, durante los cuatros meses que ha durado el bloqueo pol¨ªtico, los sondeos han reflejado que el apoyo de Podemos iba disminuyendo, en gran parte por la imagen de dureza y obstrucci¨®n que han transmitido. Por el contrario, la imagen positiva de Alberto Garz¨®n, cuyo liderazgo resulta transversal a todo lo largo del electorado de izquierda, ha ayudado al resurgir de IU, y a su capacidad para atraer a votantes fugados de Podemos.

Con todas estas cautelas, parece evidente que la irrupci¨®n en la escena electoral de esta coalici¨®n modificar¨ªa con fuerza el escenario multipartidista que configuran las cuatro principales formaciones.

Si de nuevo resulta necesario negociar para formar Gobierno, el PSOE ver¨ªa debilitadas sus opciones de liderar, en posici¨®n de superioridad, un pacto de progreso que arrebatara el poder al Partido Popular.

Y sobre todo, se ver¨ªa en la obligaci¨®n de decidir si le conviene dar alas a una fuerza, la de Pablo Iglesias, a la que muchos socialistas no contemplan ya como un adversario pol¨ªtico sino como el enemigo a batir.