C¨®mo formar a profesores de ¨¦lite
Los docentes son clave. Es necesario fortalecer sus estudios iniciales y seguir la formaci¨®n durante la carrera profesional
Todos los pa¨ªses est¨¢n en estado de emergencia educativa. No s¨®lo los que tienen una escuela de baja calidad, sino tambi¨¦n los que la tienen excelente. Todas ellas est¨¢n sometidas a la ley de Revans: ¡°Para sobrevivir, un sistema educativo debe aprender al menos a la misma velocidad con la que cambia su entorno¡±. Nuestro entorno lo hace aceleradamente. El futuro comienza a describirse con el acr¨®nimo VUCA (vulnerabilidad, incertidumbre, complejidad y ambig¨¹edad, en ingl¨¦s). Esto nos ha introducido en la sociedad del aprendizaje, en la que todos ¡ªindividuos, instituciones y la sociedad en su conjunto¡ª vamos a tener que seguir aprendiendo continua y eficientemente.
Es significativo que el ¨²ltimo libro de Joseph Stiglitz, premio Nobel de Econom¨ªa, se titule La creaci¨®n de la sociedad del aprendizaje, y dedique sus primeros cap¨ªtulos a hablar de pedagog¨ªa. Tambi¨¦n lo es que la palabra empleabilidad comience a ser sustituida por el t¨¦rmino learnability, la capacidad de aprender. Las empresas necesitan gente capaz de aprender continuamente. Esta situaci¨®n es la que nos sit¨²a en estado de emergencia educativa, a la que los Gobiernos responden imponiendo continuas reformas.
En Pol¨ªtica educativa en perspectiva 2015, la OCDE estudia 450 reformas educativas, parciales o totales, llevadas a cabo entre 2008 y 2014, con desigual fortuna. Se empieza a pensar que ten¨ªa raz¨®n Doug Ross, secretario de Empleo y Formaci¨®n del Gobierno de Bill Clinton, cuando hace a?os sentenci¨®: ¡°Los nuevos pobres ser¨¢n aquellos que no puedan o no quieran aprender¡±.
En este escenario, estamos ya presenciando una carrera entre grandes corporaciones para hacerse con lo que ya se avizora como el pr¨®ximo negocio del trill¨®n de d¨®lares: la formaci¨®n. Tal presi¨®n fuerza a los sistemas de ense?anza p¨²blicos a aumentar su conocimiento y calidad. Todos los estudios fiables nos dicen que el factor determinante de la calidad de un sistema educativo es la calidad de sus docentes. No es el ¨²nico: le siguen la calidad de los equipos directivos, la autonom¨ªa de los centros y la colaboraci¨®n con las familias.
Pero el protagonismo del profesorado est¨¢ universalmente aceptado. Hace unos meses, el ministro de Educaci¨®n me pidi¨® que elaborara un Libro Blanco sobre la profesi¨®n docente. Con un equipo de expertos y la colaboraci¨®n de m¨¢s de 1.000 personas y colectivos, elaboramos una serie de propuestas para convertir a la profesi¨®n docente en una carrera de ¨¦lite. La sociedad encomienda a la escuela cada vez m¨¢s responsabilidades. Podr¨ªamos negarnos a aceptarlas, pero lo sensato es reclamar las ayudas necesarias para poderlas atenderlas bien. Por eso, propusimos fortalecer la formaci¨®n inicial con la implantaci¨®n de un MIR educativo que incluyera dos a?os de formaci¨®n pr¨¢ctica, trabajando ya en escuelas seleccionadas, bajo la tutorizaci¨®n de docentes especialmente preparados.
Hay que reducir el abandono escolar y elevar el n¨²mero de alumnos que siguen la secundaria posobligatoria
No se trata s¨®lo de formar bien a los nuevos profesores, sino de mantener esa formaci¨®n a lo largo de toda su carrera profesional. Adem¨¢s, parece conveniente considerar que el gran agente educativo es el centro, lo que hace necesario que los docentes sepan colaborar, elaborar proyectos compartidos, convertir el centro en una organizaci¨®n que aprende. Para conseguirlo, es tambi¨¦n necesario mejorar los equipos de direcci¨®n, establecer canales de cooperaci¨®n con las familias m¨¢s fluidas que ahora, y tambi¨¦n redise?ar el cuerpo de inspectores.
Es cierto que la escuela no es el ¨²nico factor que influye en el ¨¦xito educativo de nuestros alumnos. Estudios solventes indican que el origen socioecon¨®mico determina el 50% de los resultados escolares. Por eso, una parte importante de las reformas educativas deben ir enderezadas a apoyar a las familias en peores condiciones econ¨®micas. Para muchos ni?os, la escuela es el ¨²nico ¨¢mbito protector que pueden disfrutar. Las escuelas deben ser centros de irradiaci¨®n que atraigan y dirijan esfuerzos sociales para ayudar a sus alumnos. Un reciente estudio publicado por WISE (World Innovation Summit for Education) indica que es necesario un nuevo tipo de l¨ªderes escolares y de pol¨ªticas p¨²blicas para movilizar y dirigir los esfuerzos sociales a favor de ni?os y adolescentes.
Creo que en Espa?a nuestra pol¨ªtica debe ir dirigida a conseguir lo que he llamado Objetivo 5-5-5. Convertir nuestro sistema educativo en un sistema de alto rendimiento en cinco a?os, con un presupuesto del 5% del PIB (ya s¨¦ que ser¨ªa mejor el 7%, pero el 5% lo hemos tenido ya y es viable para nuestra econom¨ªa actual), y cumpliendo cinco metas educativas: 1) reducir el abandono escolar al 10% y elevar al 85% el n¨²mero de alumnos que siguen educaci¨®n secundaria posobligatoria. Ambos son objetivos se?alados por la UE; 2) subir 35 puntos PISA. Este indicador no es perfecto, pero nos permite hacer comparaciones interesantes; 3) aumentar el n¨²mero de alumnos excelentes, y reducir la distancia con los peores; 4) ayudar eficazmente a ni?os con dificultades de aprendizaje y con altas capacidades, para lo cual es necesario fortalecer los departamentos de orientaci¨®n, y 5) introducir en los curr¨ªculos las nuevas destrezas para el siglo XXI. No s¨®lo es importante conocer, sino saber utilizar lo que se conoce.
?Vamos a conseguir esos objetivos? No, a menos de que se establezca un pacto por la educaci¨®n, en el que participen todos los partidos y los agentes sociales implicados. Se trata de actualizar el pacto constitucional sobre educaci¨®n, recogido en el art¨ªculo 27 de la Constituci¨®n, aprendiendo de la experiencia de estos a?os. Los autores de la Carta Magna llegaron a un acuerdo mediante el recurso de aplazar las discrepancias, que ser¨ªan resueltas por leyes ordinarias. Esto ha dado lugar al baile legislativo en educaci¨®n que todos lamentamos.
Necesitamos estabilidad porque los planes educativos necesitan tiempo para funcionar
Necesitamos estabilidad porque los planes educativos necesitan tiempo para funcionar. En este momento, el mismo equipo que redact¨® el Libro Blanco sobre la profesi¨®n docente est¨¢ redactando unos Papeles sobre el pacto educativo, haciendo acopio de toda la documentaci¨®n que puede facilitar la tarea de quienes deben firmarlo. Hay muchas cosas claras y algunos puntos que hay que solucionar.
Para antes de las elecciones, nos hemos atrevido a presentar a los partidos pol¨ªticos una hoja de ruta para una nueva ley educativa. Tiene tres fases y cada una de ellas exige concesiones a los partidos, pero tambi¨¦n les ofrece oportunidades. Son las siguientes: mantener vigente la LOMCE como ley de transici¨®n, con algunos aspectos negociados con la oposici¨®n; elaborar un pacto educativo en el plazo m¨¢ximo de seis meses, y, a partir de ese pacto, redactar una ley de educaci¨®n que sirva al menos para una generaci¨®n.
La ruta nos parece clara, lo malo es que no hay camino hasta que no se quiere andar por ¨¦l.
Jos¨¦ Antonio Marina es fil¨®sofo y pedagogo, autor de Despertad al diplodocus (Ariel) y Objetivo: generar talento (Conecta).
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