Dejarse de tacticismos con los nacionalismos

La ins¨®lita invitaci¨®n de Mariano Rajoy al PNV, en su reciente viaje a Euskadi, a participar en la gobernabilidad ha pasado desapercibida en el resto de Espa?a. El PP, que se siente ganador de las elecciones del 26-J, ha descubierto que los posibles seis esca?os de los peneuvistas le vendr¨ªan de perlas para acercarse a la mayor¨ªa absoluta que tratar¨ªa de trenzar con Ciudadanos de cumplirse sus previsiones. Eso explica el repentino descubrimiento de Rajoy de que el PNV ¡°siempre tuvo vocaci¨®n de ayudar a la gobernabilidad¡± y de que ¡°en muchas cosas¡± pueden entenderse con ellos, seg¨²n declar¨® en una entrevista. Algo sorprendente, tras una legislatura en la que las relaciones entre los Gobiernos del PP y el PNV han sido nulas.

La historia se repite. Cuando el PP dispone de mayor¨ªa absoluta hace del nacionalismo perif¨¦rico, sin distinciones y venga o no a cuento, un enemigo con el que tensa sus relaciones hasta la ruptura para exhibir ¡°firmeza¡± y movilizar a su electorado en el resto de Espa?a. Pero, cuando pierde esa mayor¨ªa y puede necesitarlo, o empieza a hablar catal¨¢n en la intimidad, como Aznar, o descubre la gobernabilidad de los nacionalistas vascos, como ahora Rajoy.

En la pasada legislatura, Rajoy, atrincherado en su mayor¨ªa absoluta, practic¨® la m¨¢xima de que todo nacionalismo es pernicioso sin distinciones. En su tratamiento no hay pedagog¨ªa. Solo t¨¢ctica. Ignor¨® con la misma cerraz¨®n a Artur Mas, que retaba al Estado con la secesi¨®n, que a Urkullu, que le ofrec¨ªa una relaci¨®n en el marco constitucional y un contrapunto al secesionismo catal¨¢n. No solo no negoci¨® nada con el vasco. Aumentaron los conflictos ante el Constitucional. E, incluso, Rajoy ningune¨® su ofrecimiento para encauzar la crisis catalana y territorial, como ningune¨® la reforma constitucional del PSOE.

¡°No es cre¨ªble¡± y ¡°ya es tarde¡±, ha contestado el presidente del PNV, Andoni Ortuzar a Rajoy. Paralelamente, el PNV ha reforzado su relaci¨®n con el PSE, con el que gobierna las tres Diputaciones y algunos Ayuntamientos, al introducirle en el gobierno municipal de Vitoria, con la singularidad de que fue Javier Maroto, hoy dirigente del PP, quien gan¨® hace un a?o y no fue investido al liderar el PNV una coalici¨®n en su contra.

El PNV tiene clara preferencia por el PSE y pretende gobernar con ¨¦l en Euskadi si suman suficientes votos tras las elecciones vascas. Pero tambi¨¦n es pragm¨¢tico y si es el PP quien gobierna en Espa?a no rechazar¨¢ negociar su investidura. Pero avisa de que el precio ser¨¢ ¡°car¨ªsimo¡±, como el que le puso a Aznar en 1996 y permiti¨® mejorar sustancialmente la fiscalidad vasca, adem¨¢s de una Ley del Concierto indefinida y no renovable. Como dijo Arzalluz: ¡°Hemos conseguido en dos semanas con Aznar lo que no [logramos] en 13 a?os con Felipe Gonz¨¢lez¡±.

Por regla general, el PP con mayor¨ªa absoluta es el campe¨®n en combatir los nacionalismos perif¨¦ricos. Pero cuando la pierde, se convierte en as de las concesiones territoriales. Dada la gravedad del reto secesionista catal¨¢n, no hay riesgo de que hoy repita esa regla en Catalu?a. Podr¨ªa intentarlo en Euskadi. Pero ya es hora de acabar con los oportunismos t¨¢cticos y de abordar la cuesti¨®n territorial con visi¨®n de Estado.