Todos contra Iglesias
Rajoy se libera del papel del apestado y el PSOE se expone a entrar en barrena
Las diferencias entre el 20D y el 26J son tan elocuentes que Pablo Iglesias ha sustituido a Mariano Rajoy en las prioridades de "exterminio" de la campa?a. Ha logrado el presidente del Gobierno despojarse del sambenito del apestado. Se lo ha colocado al l¨ªder de Podemos con la aquiescencia de S¨¢nchez y de Rivera.
Estaba claro que Iglesias iba a finalizar su trabajo de sabotaje al PSOE. Porque fue siempre el enemigo n¨²mero uno, pero sorprende la sobreactuaci¨®n de Albert Rivera contra Iglesias. No ya por la instrumentalizaci¨®n o la frivolidad de la visita a Venezuela, supeditando la tragedia caribe?a al c¨¢lculo particular, sino porque la obsesi¨®n del jefe de Ciudadanos ¡ª"Iglesias quiere instalar el chavismo en Espa?a"¡ª le ha hecho descuidar sus obligaciones de antagonismo y de cr¨ªtica a Mariano Rajoy.
Puede que sea la manera de predisponer un acuerdo de legislatura. Se presume y vislumbra que la bisagra de Ciudadanos se ha engrasado hacia el PP. Y cada vez resulta menos convincente que Rivera vaya a lograr la abdicaci¨®n de Rajoy como requisito de un acuerdo. Ya se ocupa don Mariano de convertir el 26J en la prueba de sus tercera victoria consecutiva. Y en el argumento que consolida su liderazgo.
El l¨ªder de los populares est¨¢ m¨¢s c¨®modo ahora que en diciembre. La corrupci¨®n apenas le ha deteriorado, la econom¨ªa le favorece y los datos del paro le han proporcionado una desmedida euforia, pero sobre todo la logrado despojarse del esquema "todos contra Rajoy" en beneficio del "todos contra Iglesias".
Le gusta el papel del malo al jefe de Podemos. Porque es ilustrativo de la polarizaci¨®n de la campa?a. Y porque el acuerdo impl¨ªcito entre extremos a¨ªsla al enemigo com¨²n y conduce al PSOE a una posici¨®n de inquietante, desesperante comparsa.
Ya lo demuestra la encuesta publicada en EL PA?S. Pedro S¨¢nchez no tiene sitio en la campa?a. Su ¨²nico aliado conceptual, Rivera, es demasiado fr¨¢gil, le disputa el caladero del centro y mira de reojo hacia al PP, mientras que sus dos rivales absolutos han adquirido una dimensi¨®n inquietante. Porque no pelean entre s¨ª, aunque lo hagan de oficio. Se utilizan con elegancia y pintoresquismo para acabar con el PSOE, de tal manera que S¨¢nchez podr¨ªa quedarse sin el Gobierno y sin el liderazgo de la oposici¨®n, constri?endo a los socialistas a la mayor crisis de su historia contempor¨¢nea.
Brindaron con un botell¨ªn Garz¨®n e Iglesias para celebrar su matrimonio pol¨ªtico, pero la gran fiesta se celebr¨® en La Moncloa. Ese d¨ªa Mariano Rajoy ya supo que no habr¨ªa mudanza despu¨¦s del 26 de junio.
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