Y la crisis sigue ah¨ª
Con la palabra recesi¨®n fuera del discurso p¨²blico, estas cuatro historias reflejan el poso dejado por cinco a?os de crisis
La palabra recesi¨®n ha desaparecido de casi todos los discursos oficiales. Las cifras avalan que sea as¨ª, pero solo son n¨²meros. El paro registrado baja, la econom¨ªa crece por encima del 3% y el rescate financiero parece una an¨¦cdota del pasado ¡ªaunque Mariano Rajoy deja una factura pendiente para el pr¨®ximo Gobierno de 8.000 millones en recortes¡ª. Pero cinco a?os de recesi¨®n no se evaporan de un plumazo. Augusto Monterroso escribi¨® en un cuento que, ¡°cuando despert¨®, el dinosaurio todav¨ªa estaba all¨ª¡±. En las siguientes cuatro historias no era el dinosaurio el que permanec¨ªa ah¨ª, sino la crisis. Esa que se resiste a abondar Espa?a; aunque hay resquicios para la esperanza.
Los bancos de alimentos o c¨®mo dar de comer a m¨¢s de 1.570.000 personas
Detr¨¢s de un colegio perdido en mitad de una v¨ªa de servicio aparece como de la nada una iglesia de ladrillo rojo. Es especial. Dentro no se celebran misas, sino que se reparte comida a quien lo necesite. Es el banco de alimentos de Madrid. En 2015, seg¨²n los datos de la Federaci¨®n Espa?ola de Bancos de Alimentos (Fesbal), alimentaron a 1.571.932 repartiendo casi 153.000 toneladas de comida. ¡°La cifra de beneficiarios ha bajado muy poco, pero es porque se han incrementado los controles. Las necesidades de la gente siguen ah¨ª¡±, asegura ?ngel Franco, de Fesbal.
Para desarrollar su labor se valen de casi 3.000 voluntarios. La mayor¨ªa son jubilados, prejubilados o parados. En el banco de Madrid se cuentan por decenas y son f¨¢ciles de distinguir: todos visten un peto amarillo fluorescente. ¡°Llevo ya tres a?os y esto es como un veneno. Al principio ven¨ªa un rato por la ma?ana y, ahora, estoy siete horas¡±, explica Jaime Bartolom¨¦, voluntario de 54 a?os y parado porque la crisis se llev¨® por delante su empresa en 2013.
Los bancos de alimentos son una maquinaria perfectamente engrasada y sometida al control de las Administraciones. Estos centros son intermediarios entre los donantes y los receptores. Las organizaciones, como C¨¢ritas, son las encargadas de entregar los alimentos a los beneficiarios. El problema de la malnutrici¨®n, acrecentado por la crisis, podr¨ªa comenzar a paliarse en los hogares. Tal y como afirma Franco, el 42% de los alimentos desperdiciados proviene de las casas. ¡°Bajar este porcentaje ayudar¨ªa a mitigar la falta de comida¡±, argumenta.
"Para mi familia la crisis no ha terminado"
La crisis ha dejado como un solar muchos hogares espa?oles, que han visto c¨®mo desaparec¨ªa el trabajo de cada uno de sus miembros. Seg¨²n la ¨²ltima EPA, 1.610.000 hogares tiene a todos sus integrantes en paro. En comparaci¨®n con el a?o pasado, la cifra ha descendido un 10%, pero es insuficiente para quienes intentan encontrar trabajo y no lo consiguen.
Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez, de 55 a?os, vive en Sevilla con su esposa, Gloria Guti¨¦rrez, su hijo de 29 a?os y su hija, de 15. Los tres adultos est¨¢n desempleados. ¡°Para nosotros la crisis no ha pasado. Sobrevivimos con 420 euros al mes de ayuda y lo que nos puede dejar mi familia¡±, cuenta S¨¢nchez. A ¨¦l le estall¨® la bancarrota del ladrillo en 2012. La empresa donde trabajaba quebr¨® y desde entonces no ha encontrado empleo ¡ª¡°y busco trabajo de lo que sea¡±, apostilla¡ª.
Jos¨¦ Manuel mantiene el ¨¢nimo como puede. Intenta ocultar en su rostro la desaz¨®n, pero al final confiesa: ¡°La toalla nunca se tira, pero a veces me desanimo y me vengo abajo¡±. Aparte de la lucha de toda la familia por buscar trabajo y olvidar ese techo de gasto de 420 euros, su otra prioridad es que nada de esto afecte a la menor. ¡°Es muy buena estudiante, nunca ha suspendido nada. Vamos a intentar que vaya a la universidad y estudie psicolog¨ªa, que es lo que le gusta¡±, zanja.
De tres a 50 trabajadores en medio de la recesi¨®n
Nunca el aceite hirviendo en una sart¨¦n dio para tanto trabajo. Enigmedia, una empresa que se dedica a la ciberseguridad mediante el cifrado de datos de las comunicaciones, surgi¨® de este utensilio. Gerard Vidal, de 33 a?os, estaba preparando su tesis doctoral en Matem¨¢ticas en 2011? ¡ªen pleno apogeo de la recesi¨®n¡ª cuando descubri¨® un algoritmo gracias a la sart¨¦n y a las ondas que produc¨ªa el aceite al calentarse. El problema, como ¨¦l mismo explica, es que no hay tiendas que vendan algoritmos. ¡°Al principio todo fue un desastre y no hab¨ªa manera de hacer un producto, que es lo que las empresas quieren¡±.
Para desarrollar algo que vender, se junt¨® con dos amigos, pero no fue hasta 2013 cuando su producto comenz¨® a tomar forma. ¡°Gracias a Capital Riesgo Pa¨ªs Vasco estamos donde estamos. Su contrataci¨®n nos sirvi¨® para desarrollar lo que ahora tenemos, que es una plataforma de comunicaci¨®n segura¡±, detalla Vidal.
Cuando Enigmedia realmente comenz¨® a crecer fue entre 2014 y 2015. Vendieron su producto a varias multinacionales, abrieron una oficina en Silicon Valley (California, Estados Unidos) ¡ªel coraz¨®n tecnol¨®gico mundial¡ª y firmaron contratos con varias empresas del Ibex-35. Actualmente, en su empresa hay 50 empleados y su futuro discurre por aumentar su internacionalizaci¨®n. ¡°Si no vendemos fuera, ser¨ªa imposible haber llegado hasta donde lo hemos hecho¡±, concluye.
"En Escocia encontr¨¦ la oportunidad que no me hab¨ªa dado Espa?a"
La investigaci¨®n ha sido una de las v¨ªctimas de la crisis. La inversi¨®n p¨²blica ha ca¨ªdo en 15.000 millones desde 2009, seg¨²n datos de la Confederaci¨®n de Sociedades Cient¨ªficas de Espa?a (COSCE). Esto ha incentivado que los investigadores salgan de Espa?a para buscar una oportunidad, la llamada fuga de cerebros. Pablo Casaseca conoce perfectamente esta situaci¨®n. Empez¨® su carrera investigadora en Telecomunicaciones en la Universidad de Valladolid y desde hace tres a?os trabaja en Escocia para la Universidad de West Scotland.
¡°Ahora tengo mejores condiciones. Aqu¨ª encontr¨¦ oportunidades que no hab¨ªa en Espa?a¡±, apunta Caseseca, de 39 a?os. Desde su experiencia, no duda en afirmar que su progresi¨®n profesional ha ido el doble de r¨¢pido en comparaci¨®n con su estancia en Valladolid, a donde tiene la posibilidad de regresar el a?o que viene. ¡°Va a ser una decisi¨®n dif¨ªcil, pero en Escocia estoy mejor¡±, dice.
Aunque Casaseca no haya decidido sobre su futuro, Nazario Mart¨ªn, presidente de la COSCE, tiene muy claro que la inmensa mayor¨ªa que abandona Espa?a no regresa. ¡°?La soluci¨®n? Crear una infraestructura cient¨ªfica atractiva y salir de una vez de esta situaci¨®n de recortes¡±, opina Mart¨ªn.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.