El ascensor social se atasca
La desigualdad se enquista. El colegio, el exceso de licenciados y el enchufismo alimentan las diferencias
El gran Gatsby comienza con una frase que al narrador le dec¨ªa su padre: ¡°Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien piensa que no todo el mundo ha tenido tus ventajas¡±. En una nueva campa?a deber¨ªamos pensar, antes de criticar a los candidatos, si tienen nuestras ventajas, y no: nosotros no somos candidatos. Pero ellos deber¨ªan recordar esta novela, ejemplo de las dificultades de la movilidad social, el gran tema de toda sociedad y de quien aspire a mejorar la suya. Pero hablar de ello ser¨ªa gran pol¨ªtica: ?Espa?a es una sociedad con iguales oportunidades para todos? ?vivir¨¢n los j¨®venes de ahora mejor o peor que sus padres? Y lo m¨¢s duro, porque intuimos la respuesta: ?mandan los mejores?
No hay muy buenos datos sobre ello, Espa?a nunca se ha preocupado mucho de investigar esto, lo que ya casi es una respuesta a la cuesti¨®n. Pero lo que se sabe apunta que la crisis ha atascado el ascensor social. Lo dice Olga Cant¨®, profesora de Econom¨ªa de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares, que lo ha estudiado: ¡°Desde 2006 la gente pierde renta, se baja m¨¢s que se sube¡±. Y mirado a fondo es peor: la desigualdad social sigue intacta desde los a?os noventa, seg¨²n Ildefonso Marqu¨¦s, soci¨®logo de la Universidad de Sevilla, autor de La movilidad social en Espa?a. ¡°Es impresionante c¨®mo la desigualdad relativa (la probabilidad de ascensi¨®n social) no ha cambiado nada, es persistente¡±. Es decir, sigue siendo igual de dif¨ªcil que hace d¨¦cadas que el hijo de un obrero de la construcci¨®n llegue a m¨¦dico, respecto al hijo de un ingeniero.
La curva del Gran Gatsby es un ¨ªndice que mide la relaci¨®n entre movilidad social y desigualdad: es m¨¢s dif¨ªcil subir cuanto mayor es la distancia. Cant¨® cree que Espa?a no est¨¢ mal situada: cerca de Francia y Alemania, mejor que EE. UU., Italia o Reino Unido, pero lejos de los m¨ªticos pa¨ªses n¨®rdicos, donde menos pesa si tu familia es pobre o rica. Aunque otro estudio de los soci¨®logos Carlos J. Gil Hern¨¢ndez, Pablo Gracia y Carlos Delcl¨®s escora a¨²n m¨¢s a Espa?a hacia el fondo de la curva, por sus ¡°d¨¦biles pol¨ªticas de redistribuci¨®n socioecon¨®mica¡±. La OCDE confirma que es de los pa¨ªses que peor reparte la riqueza despu¨¦s de impuestos. El gasto social va a parar m¨¢s a las clases medias y altas que a las bajas.
Descorazona saber una de las principales recetas contra la desigualdad, porque ah¨ª nos duele: una educaci¨®n p¨²blica de calidad. Por ejemplo, nadie habla en campa?a de guarder¨ªas. ¡°Para unos padres de nivel cultural bajo y pocos medios, una buena educaci¨®n de cero a tres a?os tiene un efecto mucho m¨¢s beneficioso en sus hijos que en otros de clase m¨¢s aventajada, porque compensan ah¨ª las carencias de su casa, y adem¨¢s as¨ª su madre no pierde su trabajo por cuidarle¡±, apunta Pablo Gracia. Cada vez se estudia m¨¢s ¡ªen otros pa¨ªses, no aqu¨ª¡ª el impacto positivo de lo que una familia de m¨¢s nivel cultural hace con los cr¨ªos: el tipo de conversaciones en la mesa, ir a un museo, viajar. Igual que si sus padres tienen tiempo o dinero para apoyar a sus hijos en el estudio. Cant¨® tambi¨¦n apunta que la relaci¨®n entre escuela p¨²blica y privada o concertada en Espa?a est¨¢ m¨¢s desequilibrada que en el resto de Europa: ¡°Hay un vaciado de clase media de los colegios p¨²blicos¡±. Padres ateos tragan con escuelas religiosas, aunque luego les llega el ni?o diciendo que va a rezar por ellos, les pas¨® a unos conocidos. Todo esto marca diferencias.
¡°La expansi¨®n del sistema educativo no se ha traducido en menos desigualdad, se ha mantenido desde los nacidos en 1920 a 1980. El 50% de los hijos de clase directiva y profesional va a la universidad. En la clase trabajadora, el 15%¡±, advierte Carlos J. Gil. Pero es que adem¨¢s la saturaci¨®n de licenciados vuelve a colocar a todos en posici¨®n desigual, porque luego encuentra trabajo, de nuevo, quien puede pagarse un m¨¢ster, ir al extranjero o contar con conexiones familiares. Ya hay estudios que se?alan c¨®mo en una entrevista de trabajo el tipo de la empresa se deja llevar por afinidades culturales con el aspirante: el estado de los dientes, su forma de hablar, c¨®mo viste, a qu¨¦ deporte juega. Son detalles que denotan la clase social, no est¨¢n en el curr¨ªculum, y funcionan. La clase m¨¢s alta se retroalimenta. Fue sonado el esc¨¢ndalo de la auditora Deloitte Espa?a hace unos meses: se filtr¨® una lista de 424 nuevos empleados con otra a?adida de los 117 que ten¨ªan recomendaci¨®n de altos cargos de la empresa.
El resto de mortales est¨¢ abocado a una ¡°sobreeducaci¨®n¡±, diagnostica Ildefonso Marqu¨¦s. Acumular t¨ªtulos y acabar de camarero. En esto Espa?a s¨ª est¨¢ en cabeza en la OCDE. ¡°Alemania lo evit¨® manteniendo a raya el n¨²mero de universitarios casi constante desde 1950 hasta hoy¡±, recuerda. Aqu¨ª entra en juego otro concepto poco manejado: meritocracia.
Nepotismo e injusticia social
El soci¨®logo Luis Garrido es tajante: ¡°El 55% de las chicas espa?olas y el 36% de los chicos est¨¢n en la universidad. Pero hay un 18% de puestos de trabajo en su categor¨ªa. No tiene sentido. Y la universidad aprueba a todos, no hace la selecci¨®n. Se hace luego con nepotismo e injusticia social¡±. Inciso: seg¨²n datos del CIS de 2009, el 60% de los j¨®venes espa?oles que encontraban trabajo era gracias a un conocido. ¡°Es lo m¨¢s antimeritorio que existe: aprobarlos aunque no demuestren m¨¦ritos. Si tienes una universidad exigente, aseguras un trabajo a los que salen. Pero no vamos por ah¨ª, sino al rev¨¦s. El t¨ªtulo ya est¨¢ devaluado¡±. Por ahondar en ello, Juan Pedro Vel¨¢zquez-Gaztelu, autor de Capitalismo a la espa?ola, subraya que no aparecen universidades p¨²blicas espa?olas, salvo una, entre las 200 mejores del mundo, pero las privadas s¨ª. Tres escuelas de negocios est¨¢n entre las mejores.
En la pol¨ªtica, Garrido define la situaci¨®n como desastrosa. ¡°Cada vez tenemos peores pol¨ªticos. En los partidos se impone la sumisi¨®n y adem¨¢s los sueldos son miserables, aunque la receta del populismo sea bajarlos¡±. En el extremo opuesto coloca el f¨²tbol, donde se echa al entrenador a la primera de cambio. Pero es uno de los pocos ¨¢mbitos espa?oles donde se valora la excelencia. La ¨²ltima frase de El gran Gatsby se refiere a personas: ¡°Y as¨ª vamos adelante, botes que reman contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado¡±. Pero se puede aplicar a un pa¨ªs, este, donde en unas elecciones son votos, y no botes, los que reman contra la corriente y el lastre del pasado, intentando buscar el futuro.
Gracias al enchufe
La desigualdad social sigue intacta desde los a?os noventa.
La relaci¨®n entre escuela p¨²blica y privada o concertada en Espa?a est¨¢ m¨¢s desequilibrada que en el resto de Europa. La clase media evita la p¨²blica.
El 50% de los hijos de clase directiva y profesional va a la universidad. En la clase trabajadora, el 15%.
La saturaci¨®n de licenciados promueve la desigualdad, porque encuentra trabajo quien puede pagarse un master, ir al extranjero o contar con conexiones familiares.
El 55% de las chicas espa?olas y el 36% de los chicos est¨¢n en la universidad. Pero hay un 18% de puestos de trabajo en su categor¨ªa.
El 60% de los j¨®venes espa?oles que encontraban trabajo en 2009 era gracias a las conexiones, seg¨²n datos del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas.
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