La sostenibilidad del sistema sanitario p¨²blico, un debate aparcado
La sanidad ha sobrevivido a un recorte de 10.000 millones y su financiaci¨®n sigue sin abordarse
Ni en los debates ni en los m¨ªtines ni en las tertulias televisivas. La sanidad p¨²blica est¨¢ pr¨¢cticamente desaparecida de esta campa?a electoral. Se trata de uno de los servicios fundamentales mejor valorados por los ciudadanos y supone entre el 30% y el 40% del presupuesto de las comunidades aut¨®nomas, pero su presencia en el debate p¨²blico no se corresponde con su relevancia objetiva. Es como si la di¨¦ramos por descontada. Solo los intentos de privatizaci¨®n y los recortes de la peor ¨¦poca de la crisis colocaron a la sanidad p¨²blica en el centro de la controversia. Fue ef¨ªmero.
El gasto p¨²blico en sanidad repunt¨® en 2014 por primera vez despu¨¦s de varios a?os de ca¨ªdas continuas. Por fin se ve¨ªa la luz al final del t¨²nel de los ajustes. Por el camino de la crisis, el sistema sanitario p¨²blico perdi¨® en apenas cuatro a?os un 13% de sus recursos, casi 10.000 millones de euros. Entonces s¨ª se hablaba de pol¨ªtica sanitaria y de la famosa sostenibilidad financiera del sistema. ?C¨®mo vamos a pagar la sanidad p¨²blica? ?Habr¨ªa que cambiar las reglas del juego??
Pero el debate, se?ala Jos¨¦ Mar¨ªa Abell¨¢n, presidente de la Asociaci¨®n de Econom¨ªa de la Salud y vicerrector de la Universidad de Murcia, "se ha acabado o se ha aplazado". En su momento fue urgente tratar la sostenibilidad del sistema "por las dificultades de endeudamiento a las que se enfrentaron las comunidades aut¨®nomas". Ante las restricciones, explica, "se meti¨® la tijera en el cap¨ªtulo de personal, que por volumen era f¨¢cil de modular. Tambi¨¦n se recort¨® en farmacia, v¨ªa congelaciones de precios y desfinanciaci¨®n de medicamentos. Con esos dos grandes bloques se consigui¨® el ahorro pretendido para aguantar hasta que pasara lo peor".
"El debate que entonces era perentorio me temo que va a quedar nuevamente arrumbado hasta la siguiente crisis", afirma este experto. Y la de la financiaci¨®n es una discusi¨®n que, por el bien del sistema, "deber¨ªa abordarse", insiste. "La respuesta no es crear fondos espec¨ªficos ad hoc directamente vinculados a la sanidad o a grandes gastos, como con los medicamentos de la hepatitis C, sino abordar el modelo en su conjunto y reformar de una vez por todas el modelo de financiaci¨®n auton¨®mico para garantizar la suficiencia financiera que merecen las comunidades y que podamos permitirnos un sistema nacional de salud digno, pero sostenible".?
En resumen, si el debate de la financiaci¨®n ha pasado de moda es solo porque los recortes ya no estrangulan al sistema, no porque se haya solucionado el problema. Abell¨¢n describe lo ocurrido estos a?os con una met¨¢fora visual: el sistema sanitario como un traje. "Las costuras no han llegado a reventar pero se han estirado", asegura. No solo se aprecia en las cifras de gasto sanitario; tambi¨¦n en las de personal. En solo dos a?os, entre 2012 y 2014 se perdieron 28.500 puestos de trabajo en la sanidad p¨²blica.
Pese a las estrecheces, y seg¨²n el Bar¨®metro Sanitario que mide una vez al a?o lo que opinan los espa?oles con respecto a sus hospitales y centros de salud, "el sistema nacional de salud sigue siendo uno de los componentes del estado del bienestar mejor valorado por la poblaci¨®n", recuerda Abell¨¢n. La valoraci¨®n en el ¨²ltimo fue de 6,38, muy similar a la de a?os anteriores.
Sin embargo, y pese a la buena nota general, el sistema s¨ª ha dado se?ales de estar sufriendo por los recortes. Si en algo se nota con relativa rapidez la privaci¨®n de recursos es en las listas de espera sanitarias. A mediados de 2009 los pacientes que aguardaban m¨¢s de seis meses para operarse eran el 5% del total; en 2013 ya supon¨ªan el 13,7%.
El dato objetivo se traduce al valorativo de las encuestas. Cuando el Bar¨®metro Sanitario, elaborado por el Ministerio de Sanidad y el CIS, pregunta a los ciudadanos por su percepci¨®n sobre el deterioro de los servicios, saltan las alarmas. Los que creen que las listas de espera, los hospitales o la atenci¨®n primaria han empeorado se multiplican por tres en apenas cinco a?os.
Seg¨²n Abell¨¢n, para saber si se ha resentido la calidad asistencial habr¨ªa que medir el producto final del sistema, es decir, los resultados en la salud de los ciudadanos, y no las camas por habitante, los medios o el personal. Sin embargo, apenas hay indicadores que permitan establecer causa y efecto y, si los hay, tardan en ser visibles. "Tengo serias dudas de que los recortes realmente hayan repercutido negativamente sobre los resultados en salud de forma generalizada", afirma.
Y cita a otro experto, Guillem L¨®pez Casasnovas, que distingue entre sostenibilidad y solvencia del sistema. "La sostenibilidad se decide en sede parlamentaria. La solvencia es otra cosa y guarda relaci¨®n con la capacidad adaptativa del sistema. Lo que ha demostrado es que pese a los ajustes y recortes, el sistema es solvente, ha sabido adaptarse", concluye.
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