Segunda vuelta
De forma m¨¢s o menos consciente, los bloques polarizados siguen sintiendo un anhelo del bipartidismo
Si se analiza la campa?a, se comprende mejor por qu¨¦ los partidos que vetaron la posibilidad de pactos actuaron como lo hicieron. Se forzaron las nuevas elecciones para convertirlas en una aut¨¦ntica segunda vuelta de las primeras. O sea, para maximizar los votos de ambos bloques polarizados de forma que los partidos de ¡°en medio¡± aparecieran como superfluos. En la ret¨®rica de campa?a del PP, esto se hace apelando a los ¡°votos perdidos¡± de Ciudadanos, que equivaldr¨ªan a entreg¨¢rselos al nuevo enemigo, Podemos. Y en la de este ¨²ltimo partido, present¨¢ndose como el voto ¨²til de la izquierda una vez absorbida IU. Su opa se extiende tambi¨¦n sutilmente a importantes sectores del electorado nacionalista en Catalu?a y Pa¨ªs Vasco, y del regionalista en Valencia, Galicia y Baleares. Frente a esta imagen de hegemon¨ªa en su campo, el PSOE se ve relegado a tierra de nadie o a hacer de muleta de Podemos, a convertirse en ¡°confluencia parlamentaria¡±. Y Ciudadanos tendr¨¢ que hacer aut¨¦nticos esfuerzos por no quedarse, con el tiempo, como el viejo CDS.
De forma m¨¢s o menos consciente, los bloques polarizados siguen sintiendo un anhelo del bipartidismo. Como dicen que ocurre con quienes pierden un miembro, la memoria de que las elecciones en Espa?a es un combate a dos es dif¨ªcil de desterrar. De ah¨ª esa idea de que, en el fondo, sobran dos contendientes. Por eso estas elecciones ya no van a girar en torno al eje viejos / nuevos partidos, ni siquiera el cl¨¢sico izquierda / derecha, que desde luego est¨¢ bien presente. En el fondo, el eje reci¨¦n estrenado despu¨¦s del fracaso de los pactos es el de bipartidismo/multipartidismo. Aunque todav¨ªa no lo confirmen las encuestas, si los partidos de en medio salen mal parados ser¨¢ el inicio de un nuevo ciclo de retorno al antiguo orden.
En su debido momento, con toda la algarab¨ªa de los pactos, quiz¨¢ no fuimos capaces de verlo, pero ah¨ª est¨¢ la din¨¢mica. El recurso a esta at¨ªpica segunda vuelta est¨¢ permitiendo tambi¨¦n a Podemos, el grupo m¨¢s activo y astuto a estos efectos, acumular en una sola vuelta el efecto que se produce al final en los sistemas a dos vueltas. Es decir, conseguir mediante pactos preelectorales que se sumen a sus siglas quienes en la segunda acabar¨ªan votando por ellos. Este es el sentido de las confluencias, entre las que ya se incluye IU.
Si este an¨¢lisis tiene sentido, lo que estar¨¢ en juego el domingo no es ya solo qui¨¦n va o no a gobernar ni c¨®mo; de lo que se trata es de librar la primera escaramuza dirigida al debilitamiento del reci¨¦n estrenado cuatripartidismo. El modelo Borgen parece que encaja mal en una cultura pol¨ªtica de antagonismos at¨¢vicos. Pero conviene no olvidar que esta no es un destino. Al final seremos aquello que decidamos con nuestro voto.
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