La decencia como pol¨ªtica
Jos¨¦ Ram¨®n Recalde, exconsejero vasco, ha fallecido en San Sebasti¨¢n a los 85 a?os
El matrimonio compuesto por Jos¨¦ Ram¨®n Recalde y Mar¨ªa Teresa Castells est¨¢ en su casa de Igeldo. S¨®lo les acompa?an en ese momento los guardaespaldas del primero. Sube el jardinero a realizar sus faenas; es concejal de una localidad cercana y tambi¨¦n lleva su pareja de guardaespaldas. Recalde y el jardinero est¨¢n amenazados por ETA. Mientras cada uno de ellos trabaja en lo suyo, los vigilantes de ambos fuman y charlan entre s¨ª.
Ese es el ambiente que se respiraba hasta hace poco en el Pa¨ªs Vasco. Conviene no olvidarlo nunca. Esta escena la contaba Recalde muchas veces y quiz¨¢ forma parte de sus memorias pol¨ªticas Fe de vida (no las tengo ahora, aqu¨ª, a mi disposici¨®n para consultarlas) que escribi¨® despu¨¦s de que los etarras le dispararan un tiro en la cabeza a la puerta de su casa en el a?o 2000, de lo que sali¨® milagrosamente vivo (no ileso). El atentado le despert¨® la memoria. "Estoy vivo, otros no", escribi¨®, recordando a tantos amigos v¨ªctimas mortales de la violencia etarra: Fernando Buesa, Fernando M¨²gica, Ernest Lluch, Enrique Casas, Juan Mar¨ªa J¨¢uregui, Jos¨¦ Lu¨ªs L¨®pez de la Lacalle (la pistola que dispar¨® a Recalde era la misma que asesin¨® a Lacalle), etc¨¦tera. En el libro tambi¨¦n se acuerda de otro amigo, ¨¦ste v¨ªctima de otro totalitarismo: Enrique Ruano, militante como el propio Recalde del Felipe (Frente de Liberaci¨®n Popular), arrojado desde un s¨¦ptimo piso mientras se encontraba bajo la custodia de la siniestra Brigada Pol¨ªtico Social de Franco, en Madrid. El texto est¨¢ trufado de melancol¨ªa, no abunda en los recuerdos tristes de los amigos asesinados. Dec¨ªa que no se trataba de un recurso literario sino que le hab¨ªa salido as¨ª.
Recalde y Mar¨ªa Teresa Castells pasaban parte de sus vacaciones de verano en casa de Javier Pradera y Natalia Rodr¨ªguez Salmones, en un rec¨®ndito pueblecito de Cantabria. All¨ª los depositaban un d¨ªa sus guardaespaldas y volv¨ªan a por ellos cuando terminaban su asueto. Era una especie de par¨¦ntesis de su cotidianidad. La relaci¨®n con los que les proteg¨ªan ha marcado una buena parte de sus existencias: un trozo de la vida marcada por la convivencia con los guardaespaldas. Los amigos escuchaban las conversaciones entre Pradera y Recalde, a menudo hasta metaf¨ªsicas, casi sin respirar. All¨ª se desarrollaba abundantemente ese sentido del humor tan caracter¨ªstico de ambos ¡ªmuchas veces dif¨ªcil de compartir¡ª y que est¨¢ tan presente en las memorias de Recalde. Cuando hablaban del atentado a Ram¨®n, ¨¦ste se refer¨ªa a ¨¦l como "mi enfermedad" (concepto acu?ado por Mar¨ªa Teresa Castells), quit¨¢ndole hero¨ªsmo. Todav¨ªa en los ¨²ltimos d¨ªas, cuando Ram¨®n, internado en el hospital, ya est¨¢ herido de muerte y es cuesti¨®n de horas su deceso, dec¨ªa socarronamente a sus hijos: "Anda, que menudo rid¨ªculo voy a hacer si al final no me muero. Ya me he despedido de todos".
Ram¨®n Recalde, hombre cabal, ha tenido mucha m¨¢s historia que su relaci¨®n con la violencia etarra. Catedr¨¢tico de Derecho con innumerables alumnos, consejero de Educaci¨®n y de Justicia del Gobierno Vasco, consejero de Estado, autor de libros de teor¨ªa pol¨ªtica, toda su existencia tiene un eje que es la mejor herencia que nos deja: la decencia como pol¨ªtica, la decencia como compromiso de vida, siendo cristiano progresista, laico, izquierdista soixantehuitard, marxista, militante socialista o dem¨®crata consecuente. Durante el franquismo (a?o 1962) fue detenido y torturado salvajemente. Este pasaje tambi¨¦n le marc¨® mucho. En las memorias cuenta que cuando le estaban torturando le vinieron a la cabeza unas palabras de Sartre en el que el fil¨®sofo franc¨¦s dice que el torturador no puede resistir la mirada del torturado. Entonces Recalde mira fijamente a los ojos del polic¨ªa que le estaba golpeando para comprobar si era cierto y ¨¦ste exclama "encima se nos pone chulo" y sigui¨® aporre¨¢ndole sin cesar. Cuando recibi¨® el premio Comillas de Biograf¨ªa, el jurado destac¨® "una defensa apasionada del coraje c¨ªvico ante todas las formas de barbarie, adem¨¢s de una constante proclamaci¨®n de fe en el valor de la palabra, la cultura y el ser humano por encima de cualquier ideolog¨ªa".
Es casi imposible imaginar a Ram¨®n Recalde sin Mar¨ªa Teresa Castells, propietaria de la legendaria librer¨ªa Lagun de Donosti, resistente de tantos progromos etarras durante muchos a?os, y una de las madre coraje del Pa¨ªs Vasco. Se les ve ah¨ª, sin ceder, ya mayores, en las numerosas manifestaciones, multitudinarias o de s¨®lo decenas de personas, contra la barbarie etarra. O en la Audiencia Nacional, cuando acudieron a declarar en el juicio contra Txapote y otros tres etarras del comando Argala, autores del intento de asesinato a Recalde, por el que fueron condenados a 19 a?os de c¨¢rcel. Es una imagen que hiere la sensibilidad por su desigualdad: a un lado los viejitos, solos con sus hijos y un pu?ado de amigos, todo dignidad; al otro, los etarras, todav¨ªa con su ideolog¨ªa compacta, todav¨ªa sin arrepentimiento alguno.
Para Mar¨ªa Teresa, sus hijos y sus nietos va nuestro cari?o hoy. Ser¨¢ dif¨ªcil para todos. Se nos va un mundo.
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