Asistentes personales al margen de la ley
Tras la pol¨¦mica por la presunta irregularidad de la situaci¨®n laboral del ayudante de Echenique, cuidadores personales explican por qu¨¦ aceptan trabajos fuera de la ley
En la plaza del Conde del Valle de Suchil se divisa un semic¨ªrculo de sillas de ruedas. Varias mujeres acomodan en torno a dos bancos a los dependientes a los que asisten, en su mayor¨ªa ancianos y personas con diversidades funcionales. Ellas se reparten las plazas bajo los ¨¢rboles, el banco y los contratos. "Aqu¨ª cotizar, casi solo cotiza la sombra", bromea Patricia, colombiana de 46 a?os. Hace cerca de dos que acompa?a a "la se?ora Lola", y se califica como una de las afortunadas de la plaza. Trabaj¨® en negro casi una d¨¦cada cuidando a pacientes de esclerosis m¨²ltiple y otras enfermedades degenerativas, pero ahora ha logrado el alta en la Seguridad Social y un contrato como interna por 700 euros. Alejandra, en cambio, contin¨²a "por su cuenta y riesgo", como ella lo llama, engrosando esa parte del colectivo que trabaja irregularmente y que el caso del dirigente de Podemos Pablo Echenique ha tra¨ªdo a primera l¨ªnea del debate p¨²blico.
Conoce el caso vagamente, aunque los detalles le son familiares: "Tambi¨¦n trabajo por horas, y as¨ª es mucho m¨¢s dif¨ªcil conseguir que te regularicen, aunque tengas los papeles", explica. Asiste de nueve a cinco a Mari Luz, una mujer de 88 a?os enferma de Alzh¨¦imer?que vive con su marido, de 93. Desconoce si el matrimonio recibe prestaci¨®n por la Ley de Dependencia, pero aventura que la negativa a hacerle contrato no responde a motivos econ¨®micos. "Podr¨ªan permit¨ªrselo porque est¨¢n en buena posici¨®n. Quer¨ªan pagarme 650 euros al mes, pero logr¨¦ que subieran a 800. Tenemos que hacerlo as¨ª, por lo menos que nos paguen algo m¨¢s si no estamos dadas de alta, es la ¨²nica forma de luchar por nuestros derechos ", explica.
En otras ocasiones, quien rechaza la regularizaci¨®n es el propio asistente. "Cuido a un enfermo de distrofia muscular dos horas al d¨ªa. Si me diera de alta por esas 14 horas semanales, perder¨ªa la prestaci¨®n por desempleo y no puedo permit¨ªrmelo", reconoce David, de 38 a?os. Cobra 10 euros la hora, un precio est¨¢ndar para quien trabaja en negro, que puede escalar hasta los 12. Cuando perdi¨® su trabajo en una empresa de log¨ªstica, la posibilidad de asistir a un conocido fue su tabla de salvaci¨®n, vali¨¦ndose de ciertos conocimientos en geriatr¨ªa y su corpulencia. "Como ¨¦l [Echenique], tambi¨¦n s¨¦ que hago mal, pero no tengo otra salida", aduce. Una de las p¨¢ginas web de oferta y demanda de empleo que utiliza para encontrar un contrato con otros dependientes, da buena cuenta de que la econom¨ªa sumergida est¨¢ en la superficie del sector. "Se busca asistente o cuidador para trabajar sin contrato por horas", es uno de los reclamos m¨¢s recurrentes.
"Yo podr¨ªa dar perfectamente de alta a la cuidadora de mi madre, porque recibo en torno a 300 euros por la Ley de Dependencia, aunque no cubrir¨ªa todo el sueldo. Fue ella quien me pidi¨® que no lo hiciera, porque prefer¨ªa cobrar un poco m¨¢s por hora, en lugar de que invirtiera yo esa cantidad en pagarle la Seguridad Social", revela Laura. Su caso expone la problem¨¢tica que a la larga acaba arrinconando a este tipo de trabajadores. "Me explic¨® que aunque le diera de alta, despu¨¦s de tantos a?os en negro, ya no llegar¨ªa al m¨ªnimo de cotizaci¨®n. A m¨ª al principio me daba reparo, pero acced¨ª porque a fin de cuentas yo invierto exactamente lo mismo", justifica.
En realidad, seg¨²n I?aki Mart¨ªnez, de la Asociaci¨®n Espa?ola de Asistencia Personal (ASAP), el color en el que se desenvuelven los asistentes personales se enmarca m¨¢s en la escala de grises, que en el negro. Describe la tesitura actual como una "lucha por la supervivencia, una sucesi¨®n de apa?o tras apa?o", en la que asistentes y asistidos se ven forzados a sortear la legalidad para salir adelante. Alternan el blanco y el negro, la econom¨ªa dom¨¦stica y la sumergida. "Llevamos tanto tiempo trabajando en estas condiciones que al final se ha convertido en la normalidad el hecho de 'b¨²scate la vida y negocia con tu asistente'", apunta. Se?ala tres asuntos nucleares que provocan que el trabajo en negro est¨¦ a la orden del d¨ªa: la escasa dotaci¨®n econ¨®mica de la Ley de Dependencia, la falta de profesionalizaci¨®n de la figura del asistente personal y la nula regulaci¨®n.
?Cuidadores o asistentes?
"?Qu¨¦ m¨¢s da que sea cuidadora o asistente? Al fin y al cabo, hago el mismo trabajo", responde Lili, mientras le recoloca las gafas de sol a Daniel, de 89 a?os, que sufre demencia senil. La mayor¨ªa no ve m¨¢s all¨¢ de un matiz sem¨¢ntico entre ambas denominaciones porque, cuando todo es negro, las categor¨ªas profesionales se difuminan. "Hay much¨ªsima confusi¨®n respecto a esto, y un cuidador no es un asistente personal ni viceversa, cubren necesidades y competencias distintas", aclara I?aki Mart¨ªnez.
La figura del asistente personal nace del modelo social de la discapacidad, no del modelo m¨¦dico rehabilitador. Es la ¨²nica que promueve la autonom¨ªa de las personas, no la dependencia. "Por ejemplo, la mujer de Echenique, aunque al principio lo llam¨® as¨ª, nunca puede ser un asistente personal. Va mucho m¨¢s all¨¢ de manejar una gr¨²a, de poner un pa?al, de dar de comer o del aseo personal, que tambi¨¦n lo hacemos", apostilla. Esta figura, ya existente en EE UU y Europa, desembarc¨® en Espa?a en 2001 y se incorpor¨® al art¨ªculo 19 de la Ley de Dependencia en 2006. "Pero es insuficiente, porque no se ha regulado, solo hay borradores. No tenemos cualificaci¨®n, ni formaci¨®n reglada, porque no tenemos categor¨ªa profesional. No somos ni ayuda a domicilio ni cuidadores de residencia", denuncia.
Desde la Federaci¨®n de Vida Independiente (FEVI) tambi¨¦n llevan a?os abogando por una regulaci¨®n espec¨ªfica, desligada de la Ley de Dependencia. "Si no se tipifica, los problemas de contrataci¨®n continuar¨¢n", aventura Ismael Llorens, su presidente. Asegura que los trabajadores sociales desconocen al asistente personal y no suelen recomendar su contrataci¨®n. "De las casi 900.000 prestaciones reconocidas por la ley, solo 1.300 se van a la asistencia personal, que corresponden la mayor¨ªa a un programa de San Sebasti¨¢n enfocado a la gente mayor. Quitando esos casos, en Espa?a solo hay 200 prestaciones por asistencia personal, y eso es tambi¨¦n porque parte de nuestro colectivo desconoce la figura", revela. Cerca de 445.000 personas con discapacidad est¨¢n a¨²n a la espera de recibir la ayuda prometida en la ley.
No salen las cuentas
Ambas asociaciones coinciden en que las dotaciones contempladas en la ley son insuficientes para cubrir la demanda. Las cuentas no salen. Ismael ilustra que en su comunidad, Valencia, el m¨¢ximo que se recibe por asistencia personal es de 1.300 euros. "Si resto la cuota de aut¨®nomo para el asistente, se quedan en 1.000. Lo percibo en 12 pagas, y a ¨¦l se lo tengo que pagar en 14 y cubrir un mes de vacaciones, las bajas... Y estamos presuponiendo la cuota m¨¢xima", valora. A eso se a?ade el dif¨ªcil acceso al mercado de trabajo de las personas con diversidad funcional, como ¨¦l: "Puedes cobrar pensiones no contributivas que no van m¨¢s all¨¢ de los 450 euros. Dime t¨² c¨®mo salen las cuentas, porque adem¨¢s, muchos de nosotros necesitamos m¨¢s de un asistente, no basta con las 40 horas semanales de uno solo", apunta.
Claudio necesit¨® dos durante los ¨²ltimos a?os de su vida antes de que sus familiares le internaran en una residencia. Sufr¨ªa p¨¢rkinson, Alzheimer y esquizofrenia, era dependiente de Grado II. Le asistieron durante nueve a?os Amparo y su hija Isabel, pero la prestaci¨®n solo alcanzaba para costear el alta en la Seguridad Social de la primera, que le atend¨ªa por las ma?anas en media jornada. "Por la tarde iba yo otras tres o cuatro horas, pero me las pagaban en negro a un precio m¨¢s bajo. Pude hacerlo porque ya ten¨ªa un trabajo estable el resto del d¨ªa", explica Isabel. La legislaci¨®n vigente contempla los servicios de asistente personal durante un m¨¢ximo de 190 horas al mes, lo que lleva a los asistidos a buscar otras f¨®rmulas. El propio I?aki Mart¨ªnez lleva m¨¢s de 13 a?os en el oficio, y tambi¨¦n tiene que recurrir al gris. "Por una jornada completa me pagan 850 euros, y con eso no vivo. Tengo que hacerlo a media jornada para tener m¨¢s flexibilidad y poder trabajar con otras personas", explica.
Los intentos de profesionalizar la figura del asistente personal llevan tiempo estancados. ASAP protesta por haber sido excluido del grupo de trabajo creado hace un a?o para estudiar la cualificaci¨®n profesional, y rechaza la opci¨®n de que el asistente tenga que darse de alta como aut¨®nomo. FEVI denuncia que el cambio de Gobierno ha dejado paralizado el borrador del Comit¨¦ T¨¦cnico de Cualificaciones (INCUAL), donde comenzaban a esbozarse nuevas v¨ªas que tampoco iban bien encaminadas. Ambos esperan que el ruido provocado por el caso del n¨²mero tres de Podemos opere como excusa y facilite mejoras para los profesionales y asistidos, impulsando la transici¨®n. Aunque sea al gris claro. "No deber¨ªa ser tan dif¨ªcil ni vivir con esto, ni vivir de esto", convienen.
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