Podemos, se acab¨® la diversi¨®n
El resultado coloca al partido en tierra y ante la obligaci¨®n de mezclarse en el debate identitario
Las elecciones vascas son ese juego de todos contra todos en el que al final siempre gana el PNV, que dir¨ªa Gary Lineker. Parte de la campa?a nacionalista se ha basado precisamente en esa seguridad de que all¨ª, en Euskadi, nunca podr¨ªan ocurrir esos l¨ªos infernales de Madrid y que ellos les iban a ense?ar c¨®mo se hace un lehendakari en dos telediarios. Pues ya est¨¢. A las nueve y pico de la noche todo arreglado. En principio, nada cambiar¨¢. El lehendakari seguir¨¢ siendo ??igo Urkullu y el PSE previsiblemente apoyar¨¢ al PNV en una mayor¨ªa parlamentaria justita. Pues eso, niquelado. De todas formas enfrente no hay problemas, el PP nunca votar¨¢ nada con EH Bildu y Elkarrekin Podemos.
Los votantes vascos ya han dejado claro lo que piensan de Podemos: que sirve para eso, para hacer ruido y armarla fuera, en Madrid, pero en casa no fastidiemos. Un partido que fue el primero en las ¨²ltimas generales en el Pa¨ªs Vasco con 333.000 votos sac¨® ayer la mitad, 156.000. Quer¨ªan desalojar al PNV, aunque al final ya ni lo dec¨ªan, pero ayer solo robaron votos a PSE y EH Bildu. A Urkullu, ni rozarle.
Lo curioso es que Podemos se ha movido en Euskadi en una monta?a rusa de votos sin haberse bajado nunca del carricoche ni demostrar nada, como una utop¨ªa volante, pero ahora que ya termina la carrera y tiene que poner los pies en el suelo, con este mareo, el mundo se puede volver del rev¨¦s. No dejan de ser los nuevos, no, pero si hasta ayer su irrupci¨®n hab¨ªa marcado la campa?a por imponer los temas sociales, las preocupaciones reales, en vez de banderas y de d¨®nde se siente uno, a partir de ahora ser¨¢ exactamente lo contrario: tendr¨¢n que meterse en el culebr¨®n de la identidad, como todo hijo de vecino en Euskadi. No hay que hacerse ilusiones, aunque todos hayan disimulado no hay nada m¨¢s importante en la pol¨ªtica vasca. Y entonces Podemos ya ser¨¢ como los dem¨¢s, enzarzado en los mismos laberintos ret¨®ricos, y hasta dentro de cuatro a?os. Con EH Bildu rob¨¢ndole los lemas: ayer Arnaldo Otegi llam¨® a asaltar los cielos y en la campa?a ha hablado de casta y puertas giratorias.
En esta enga?osa campa?a vasca, donde no se ha hablado mucho de los aut¨¦nticos temas de bronca que siempre marcan la legislatura ¨Csoberanismo, terrorismo, memoria, v¨ªctimas-, precisamente porque Podemos les ha permitido sobreentenderlos con su aire naif, el voto levanta de nuevo el tel¨®n sobre la rutina. Lo cierto es que el principal impacto real en el Parlamento de la formaci¨®n de Pili Zabala es el de crear la m¨¢s amplia mayor¨ªa por el derecho a decidir que ha conocido esta c¨¢mara, 57 esca?os sobre 75. Y este escenario les obliga a retratarse. Hasta ahora han abogado por soluciones para las que hay que estar enterado de la apasionante pol¨ªtica canadiense. En la campa?a pod¨ªa colar para ventilar el asunto en un debate, pero ahora hay que explicarlo en el Parlamento y apoyar esto o lo otro. Votar con EH Bildu o con el PP y PSE. El PNV tambi¨¦n le lleva un siglo de ventaja en estos equilibrios.
El Pa¨ªs Vasco acaba de pasar su primer examen de la asignatura Podemos, algo que ya ha hecho Espa?a dos veces. Colocado en su sitio, ahora Podemos debe pasar por el psicodrama de identidades del Parlamento vasco.
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