La renovaci¨®n era esto

Lo que se ha llamado el nuevo ciclo pol¨ªtico que tanto nos ha entretenido durante meses es, finalmente, que Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, Rafael Catal¨¢, Crist¨®bal Montoro, ??igo M¨¦ndez de Vigo, F¨¢tima B¨¢?ez, Isabel Garc¨ªa Tejerina y Luis de Guindos sigan de ministros.

La regeneraci¨®n y renovaci¨®n era esto.

El presunto fin de una etapa es solo que salgan del Gobierno el reprobado Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Margallo y Pedro Moren¨¦s, estos dos ¨²ltimos de vuelta de casi todo desde hace mucho tiempo.

La voluntad de cambio de Rajoy, presidente gracias a la abstenci¨®n del PSOE, se resume en la incorporaci¨®n de Dolores de Cospedal, Alfonso Dastis, Juan Ignacio Zoido, ??igo de la Serna, ?lvaro Nadal y Dolors Montserrat.

El anunciado peso de Cospedal es que entra en uno de los llamados ministerios de Estado y no pol¨ªtico, dif¨ªcil de compaginar con la secretar¨ªa general de un partido. Gana presencia institucional, pero pierde pol¨ªtica. Tendr¨¢ el mismo peso que ten¨ªa Moren¨¦s.

La renovaci¨®n es que el Gobierno tenga un nuevo portavoz, aunque sea un ministro como ??igo M¨¦ndez de Vigo que ya estaba en el Gobierno. De hecho, el esperado nuevo perfil pol¨ªtico del Gobierno queda en la imagen y la voz del ministro de Educaci¨®n, no reconocido por su pertenencia al n¨²cleo duro pol¨ªtico del Ejecutivo y el PP. Su capacidad de comunicaci¨®n est¨¢ por descubrir.

El relevo generacional comentado en el PP es ??igo de la Serna. Solo ¨¦l.

La sorpresa es Alfonso Dastis, diplom¨¢tico ajeno a la pol¨ªtica.

El reequilibrio anunciado es que la vicepresidenta pierde la portavoc¨ªa y, por tanto, se le quita exposici¨®n y tambi¨¦n refuerza su posici¨®n en la gesti¨®n territorial. El nuevo enfoque al problema territorial es reforzar lo que se ha dado en llamar la Brigada Aranzadi o gesti¨®n legal y judicial frente al desaf¨ªo soberanista en Catalu?a.

El giro econ¨®mico es que se mantienen Montoro, B¨¢?ez y De Guindos, este con competencias reforzadas. Y se incorpora ?varo Nadal, alma desde La Moncloa de la pol¨ªtica econ¨®mica de la legislatura de la mayor¨ªa absoluta. El cambio que se ha llevado al PSOE por delante era esto.

Con Zoido en Interior, Rajoy desaf¨ªa el aforismo ap¨®crifo del mal resultado de los jueces en ese ministerio. Y por la p de paridad no viene nada en el diccionario del PP.

Adem¨¢s, Rajoy no sabe destituir. Espera siempre a que dimitan como ocurri¨® con Alberto Ruiz-Gallard¨®n o Jos¨¦ Manuel Soria. Le cuesta mandar a alguien a casa y para ¨¦l ha debido ser todo un disgusto tener que desprenderse de Jorge Fern¨¢ndez. Le acompa?¨® como secretario de Estado en Educaci¨®n, en Moncloa y casi en todos los cargos que ha ocupado en su largu¨ªsima trayectoria pol¨ªtica.

El presidente no es muy partidario de desprenderse de nadie. Es conservador en el m¨¢s literal de los significados. Ya tuvo Rajoy el gesto de humor negro de poner sobre la mesa a Ciudadanos como primera opci¨®n el nombre de Jorge Fern¨¢ndez para presidir el Congreso. Y eso que se hab¨ªa publicado ya la grabaci¨®n en P¨²blico con sus manejos para desprestigiar adversarios pol¨ªticos y, por eso, s¨®lo hizo falta media sonrisa de Albert Rivera para que el l¨ªder del PP lo retirara.

Se va sin dar cuenta al Congreso sobre esos hechos y a la espera de una comisi¨®n de investigaci¨®n ya aprobada y que se debe constituir en breve.

Ahora solo hay que esperar a saber qu¨¦ retiro le toca al reprobado exministro del Interior, como ya estuvo a punto de hacer con Jos¨¦ Manuel Soria, dimitido por mentir para ocultar sus relaciones con para¨ªsos fiscales. Por cierto que quien ejecut¨® el nombramiento de Soria y luego dio diferentes versiones en el Parlamento fue Luis de Guindos, ahora reforzado en el Gobierno.

Muchos meses despu¨¦s del inicio del presunto ciclo pol¨ªtico, Rajoy sigue siendo Rajoy. Estos d¨ªas lo ha demostrado con tres gestos de personalidad reforzada: un discurso duro de advertencia el s¨¢bado antes de ser investido en el Congreso; un plazo de cuatro d¨ªas para que sus fans digan lo de que ¡°maneja los tiempos como nadie¡±; un final de incertidumbre con comunicaci¨®n en el ¨²ltimo momento y un Gobierno en cuyo dise?o no se ha vuelto precisamente loco.

"No pretendan imponerme lo que no puedo aceptar", dijo el s¨¢bado antes de recibir votos y abstenciones de otros grupos y con este Consejo de Ministros intentar¨¢ gobernar y si no cree que no puede ya sabe d¨®nde est¨¢ el punto d¨¦bil de los dem¨¢s, sobre todo del PSOE: en las urnas.

Rajoy es Rajoy y ser¨¢ siempre Rajoy, con mayor¨ªa absoluta o sin ella. Y con un Gobierno sin brillo.