?Sirve PISA para gobernar?
M¨¢s que fortalecerla, los hallazgos de esta evaluaci¨®n internacional crean dificultades a la posici¨®n de la OCDE como ¨¢rbitro de la pol¨ªtica educativa
Otra vez, como cada tres a?os desde el 2000, PISA centra la atenci¨®n del mundo de la ense?anza, y mucha gente vuelve a cuestionar que una organizaci¨®n fundada para la cooperaci¨®n y el desarrollo econ¨®mico (la OCDE) haya adquirido gracias a PISA tanta influencia sobre la educaci¨®n. Podr¨ªa ocurrir, sin embargo, que PISA estuviera m¨¢s bien debilitando esta influencia.
Antes de PISA, en efecto, la OECD aconsejaba desarrollar el capital humano incrementando los recursos destinados a educaci¨®n y distribuy¨¦ndolos con equidad, recomendaciones que eran acogidas con general acuerdo en el marco de un amplio consenso ideol¨®gico. Tras poner PISA en marcha, la OECD dispone de evidencia emp¨ªrica rigurosamente recogida y elaborada a trav¨¦s de pruebas comunes a todos los pa¨ªses. Pero PISA no ha encontrado relaci¨®n entre el incremento del gasto en educaci¨®n y los resultados de sus pruebas, confirmando hallazgos anteriores de muchos economistas, en particular Eric Hanushek. Pasado un umbral, que superan casi todos sus pa¨ªses miembros, los recursos dejan de tener influencia en los resultados. Esta evidencia ha conmovido el consenso de los economistas sobre la relaci¨®n entre escuela y capital humano y obligado a la OECD a ir dejando poco a poco de lado su consejo estrella.
?Ofrece PISA sustitutos? Cada vez menos y m¨¢s fr¨¢giles. En el informe PISA 2009 quedaron ya muy pocos. Dos de ellos tienen que ver todav¨ªa con el gasto: obtienen mejores puntuaciones los pa¨ªses que pagan m¨¢s a sus profesores y los que distribuyen los recursos de modo m¨¢s igual, si bien no los que disminuyen el n¨²mero de alumnos por profesor; otro, basado en an¨¢lisis hechos por Eric Hanushek y Ludwig W?ssman, es nuevo y tiene que ver con la organizaci¨®n: fomentar la autonom¨ªa de los centros combinada con rendici¨®n de cuentas mediante pruebas externas. El informe de 2012 se lanza a recomendaciones sobre selecci¨®n y formaci¨®n del profesorado que no se basan en los datos de PISA, sino en ocurrencias de la consultora Mckinsey y otra literatura. El informe de 2015 desplaza el ¨¦nfasis a lo que pasa en las clases y recomienda una ense?anza adaptada al nivel del alumno ('adaptive') y claramente dirigida por el profesor ('teacher-directed').
M¨¢s que fortalecerla, los hallazgos de PISA parecen estar creando dificultades a la posici¨®n de la OECD como ¨¢rbitro en pol¨ªtica educativa. El aviso de aumentar la autonom¨ªa de los centros suele ser recibido con general aplauso, pero lo de combinarlo con pruebas externas gusta bastante menos, como estamos viendo en Espa?a. A los profesores les agrada el aumento de sueldo , pero no el de alumnos. Modos de formar y seleccionar al profesorado hay muchos, pero casi todos han sido desechados en otras partes. Legislar esta o la otra did¨¢ctica es f¨¢cil, pero luego hay que conseguir que los profesores la apliquen antes de que pase de moda. Nada, en fin, comparable al viejo principio de invertir cada vez m¨¢s y de modo m¨¢s igual, tan claro y tan generalmente aceptado.
Julio Caraba?a es catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la UCM y autor del libro La inutilidad del informe PISA
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