Tres de cada cuatro mujeres experimentan el s¨ªndrome del impostor durante su carrera profesional
Este trastorno afecta en mayor proporci¨®n a las mujeres e impide reconocer los logros y m¨¦ritos propios, adem¨¢s de provocar miedo, inseguridad y ansiedad
El s¨ªndrome del impostor es un trastorno psicol¨®gico que nos hace sentirnos equivocadamente indignos de los ¨¦xitos que logramos, movidos por la creencia de que no estamos a la altura de las circunstancias o de que lo que conseguimos sucede m¨¢s por azar que por m¨¦ritos propios. Un fen¨®meno que ¡°suele afectar m¨¢s a las mujeres que a los hombres por la inequidad que, a¨²n en la actualidad, enfrentamos en el mundo laboral¡±, afirma Cecilia Mansilla, experta en liderazgo y desarrollo personal de Udemy, y que si persiste en el tiempo puede llegar a provocar ansiedad, baja autoestima e incluso aislamiento social. Tres de cada cuatro ejecutivas confiesan haber experimentado este s¨ªndrome en alg¨²n momento de sus carreras, seg¨²n se desprende de una encuesta realizada por KPMG. Ahora bien, ?por qu¨¦ sucede as¨ª y c¨®mo podemos combatirlo?
Al igual que con otros aspectos relacionados con la igualdad de g¨¦nero, el origen de este trastorno se encuentra tanto en la educaci¨®n recibida como en la persistencia de sesgos, creencias adquiridas y la certeza de tener que realizar un esfuerzo adicional para mostrar el valor de lo que se hace. ¡°Los estereotipos de g¨¦nero interiorizados desde la ni?ez tienen mucho que ver al respecto. Tradicionalmente se ha ense?ado a los ni?os a que sean fuertes y competitivos, mientras que las ni?as deb¨ªan mantener un perfil bajo, ser cuidadosas y sutiles y apoyar al hombre en sus ¨¦xitos profesionales¡±, esgrime Ana S¨¢nchez de Miguel, directora de Recursos Humanos en Cigna Espa?a. En la edad adulta, a?ade, son muchas las mujeres que incluso presentan sentimientos de culpa por resaltar m¨¢s que sus parejas masculinas, ¡°y esto hace que se planteen si pueden asumir ciertos retos y que consideren sus ¨¦xitos como una cuesti¨®n de suerte o de discriminaci¨®n positiva, m¨¢s que un fruto de su esfuerzo, sus habilidades y su trabajo¡±, a?ade.
Vivir en una sociedad como la actual, donde se magnifica el concepto de ¨¦xito y se penaliza el fracaso, puede tambi¨¦n contribuir a generar un pensamiento infundado de que no somos lo suficientemente buenos. El contexto social, familiar y profesional juega por eso un papel muy relevante en la aparici¨®n del s¨ªndrome del impostor, ya que las mujeres tienen, en general, que hacer frente a una mayor presi¨®n laboral que menoscaba su seguridad, seg¨²n sostiene el psic¨®logo Javier ?lvarez: ¡°En muchos casos, la sensaci¨®n de tener que demostrar m¨¢s val¨ªa y profesionalidad conlleva un estr¨¦s laboral y una sensaci¨®n de que ¡°nunca es suficiente¡±. Verse en determinados puestos directivos donde existe una mayor prevalencia masculina es otro de los aspectos que pueden contribuir a sentirse fuera de lugar: ¡°Existen estudios donde est¨¢ comprobado que las mujeres tenemos, en general, la autoestima m¨¢s baja que los hombres, y esa es precisamente la mejor defensa ante este trastorno¡±, recuerda por su parte Mar C¨¢rdenas, directora del m¨¢ster en Recursos Humanos de ESIC.
?D¨®nde es m¨¢s relevante el s¨ªndrome de la impostora?
Aunque el s¨ªndrome del impostor (o impostora) se da pr¨¢cticamente en cualquier ¨¢mbito laboral, los expertos consultados se?alan con mayor ¨¦nfasis a aquellos puestos de responsabilidad y direcci¨®n, principalmente de empresas tecnol¨®gicas, donde las mujeres est¨¢n infrarrepresentadas; contextos de emprendimiento y entornos acad¨¦micos. ¡°Bajo mi experiencia, es m¨¢s anecd¨®tico encontrar a un hombre que dude de su capacidad para desempe?arse en un puesto retador, mientras que de una mujer es m¨¢s frecuente obtener una reacci¨®n de ¡°no s¨¦ si podr¨¦ hacerlo bien¡± o ¡°no s¨¦ si soy la persona adecuada¡±, esgrime S¨¢nchez de Miguel. M¨¢s all¨¢ de ¨¢mbitos espec¨ªficos, C¨¢rdenas se?ala de una manera general a las organizaciones donde persiste una cultura de desconfianza, ¡°con valores que ponen el foco en los procesos m¨¢s que en las personas, y l¨ªderes que son miopes ante el talento¡±.
Para Andrea Acha, formadora de emprendedoras, se trata de un fen¨®meno com¨²n acentuado por la incertidumbre de los entornos de emprendimiento y el hecho de que la cultura del ¨¦xito de la mujer no est¨¦ tan integrada en la sociedad como la del hombre, con menos referentes en las familias, en los grupos de amigos y en todos los sectores en general: ¡°Con frecuencia, las mujeres emprendedoras tienen cierta falta de confianza en s¨ª mismas; necesitamos tener todo perfecto o una validaci¨®n externa para pensar que estamos a la altura¡±, sostiene. La formaci¨®n constante es por eso fundamental, si bien ¡°el problema ocurre cuando no aceptamos que estamos aprendiendo, y que todo crecimiento conlleva un proceso en el que el fracaso es una parte natural del mismo. Si no tenemos lecturas amables de nuestros avances, nos podemos acabar sintiendo un fraude¡±. Acha recomienda tambi¨¦n buscar una red de emprendedoras que sirvan de apoyo y no analizar demasiado a la competencia, ¡°porque si nos centramos en lo que otras marcas tienen y a nosotros nos falta, es un autosabotaje que no favorece en nada a la mentalidad de ¨¦xito¡±.
C¨®mo superar el s¨ªndrome del impostor
El sentimiento de considerarse un fraude o no ser suficientemente buena puede llegar a bloquear la carrera profesional de una mujer e impedir su crecimiento, al no ser capaz de tomar decisiones importantes o de aprovechar las nuevas oportunidades que puedan surgir. Algo que se refleja, a su vez, en la aceptaci¨®n de salarios m¨¢s bajos, no solicitar aumentos, no poner l¨ªmites o conformarse con menos promociones que otros colegas masculinos con similares capacidades y experiencia. Y, a nivel de salud mental, implica enfrentarse a una insatisfacci¨®n constante por pensar que nada de lo que se hace es suficiente y por desconfiar de nuestro criterio, lo que lleva a situaciones de inseguridad, ansiedad, tristeza constante, depresi¨®n, falta de autoestima, trastornos obsesivos compulsivos e incluso aislamiento social entre compa?eros, para que no detecten esa sensaci¨®n de no val¨ªa.
Por eso Mansilla comparte, desde Udemy, cuatro consejos para evitarlo: promover espacios de trabajo colaborativos donde se pueda desarrollar nuestra confianza y seguridad; reconocer tanto los logros propios como los ajenos; ofrecer un feedback constructivo a todas las personas de un equipo; y promover pr¨¢cticas diversas, equitativas e inclusivas en el trabajo. Pero, sobre todo, ¡°aprender a gestionar hechos concretos, ya que la mayor¨ªa de las veces ¡°el impostor¡± se centra en especulaciones y proyecciones catastrofistas, en vez de tomar decisiones en base a evidencias concretas¡±, a?ade C¨¢rdenas.
Pero ?qu¨¦ puede hacerse una vez se haya producido? ?lvarez, por su parte, recomienda seguir estas cinco pautas:
- Tener muy presente que una cosa es c¨®mo me siento y otra la realidad. No se trata de invalidar nuestras emociones, sino de corroborar los hechos con evidencias objetivas sobre nuestro trabajo.
- Conviene recordarnos a nosotros mismos que formamos parte de un equipo profesional despu¨¦s de haber superado un proceso de selecci¨®n: no estamos all¨ª por azar.
- Verbalizar y compartir c¨®mo nos sentimos sirve para darse cuenta de que son sensaciones habituales y comunes entre otros compa?eros.
- Plantearnos cu¨¢l es nuestro di¨¢logo interno respecto a nuestra profesionalidad. El c¨®mo nos sentimos depende en gran medida de lo que nos estemos diciendo a nosotros mismos.
- Evitar las comparaciones, ya que suelen ser trampas sesgadas: ver cualquier punto fuerte en otra persona que hace que invalidemos los nuestros.
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