Lo posible y lo probable en Catalu?a
El independentismo no desaparece pero tampoco avanza, excepto como amenaza
De acuerdo: el auge del independentismo catal¨¢n a partir de 2012 no era una ilusi¨®n pasajera. Y la actitud del Gobierno del PP ante ese fen¨®meno pol¨ªtico no ha sido acertada: la apelaci¨®n al respeto de la legalidad es necesaria pero insuficiente.
Pero es absurdo pretender que la respuesta del Estado deba ser facilitar el acceso a la independencia, eliminando los obst¨¢culos existentes. Por ejemplo, introduciendo en la Constituci¨®n el derecho de autodeterminaci¨®n. Lo que significar¨ªa dar al independentismo la victoria por adelantado. Pues que el Estado ceda en algo tan decisivo ser¨ªa interpretado como prueba de su debilidad, lo que a su vez reforzar¨ªa a quienes quieren liquidar su presencia en Catalu?a. Y ser¨ªa le¨ªdo por los que est¨¢n a favor de la consulta pero dudan sobre la independencia como una invitaci¨®n a sumarse a la ola secesionista.
Que no sea un fen¨®meno pasajero no significa que sea un movimiento imparable que solo puede desembocar en la secesi¨®n. Un caso pr¨®ximo es el del nacionalismo vasco: hace unos 15 a?os dio por definitivamente superada la autonom¨ªa en favor de un soberanismo radical, pero luego ha moderado sus posiciones sin renunciar a su ideolog¨ªa. Es tan soberanista como siempre, pero ha modulado ese radicalismo ideol¨®gico al traducirlo en pol¨ªticas compatibles con el marco auton¨®mico; lo que a su vez, seg¨²n el Soci¨®metro del Gobierno vasco, ha hecho descender la adhesi¨®n al independentismo: del 37% al 22% en tres a?os.
Es cierto que en Catalu?a se mantiene en porcentajes pr¨®ximos al 50%: en el 45% seg¨²n el ¨²ltimo sondeo del CEO, cuando en 2012 lleg¨® a ser del 57%. Y los que est¨¢n en contra, que apenas superaban entonces el 20%, son ahora el 47%. Puigdemont ha dicho estos d¨ªas que bastar¨ªa la mitad m¨¢s uno de los votos para dar validez a los resultados del refer¨¦ndum. Pero el significado pol¨ªtico de esas cifras ser¨ªa el mismo si se intercambiasen ambas posiciones y fuera mayoritaria la opci¨®n secesionista: no es viable una independencia rechazada por la mitad de la poblaci¨®n.
El president no se pronuncia sobre el nivel de participaci¨®n necesario para considerar v¨¢lido el resultado, pero advierte de que no se puede privilegiar a los ¡°boicoteadores¡± frente a los que participan. Experiencias como la de la minor¨ªa serbia de Bosnia (40% del censo, que se abstuvo en bloque en la votaci¨®n sobre la independencia sin que fueran considerados sus intereses, lo que provoc¨® la guerra) aconsejan no tomarse ese criterio al pie de la letra.
Puigdemont tambi¨¦n ha dicho que su prioridad para 2017 es celebrar un refer¨¦ndum ¡°legal y vinculante¡±. Para ser legal, de acuerdo con el art¨ªculo 92 de la Constituci¨®n, no podr¨ªa ser vinculante, sino consultivo. De momento el problema de los independentistas es que no hay una mayor¨ªa suficiente a favor de su ideal pol¨ªtico, por lo que intentan movilizar tras la bandera del refer¨¦ndum al sector, representado por los seguidores de Ada Colau y Xavier Dom¨¨nech, </CF>favorables a la consulta pero dubitativos ante la independencia.
Pero este ¨²ltimo cree imposible un refer¨¦ndum pactado con el Gobierno y defiende ahora unas elecciones anticipadas, que podr¨ªan dejar en minor¨ªa al bloque independentista que gobierna Catalu?a. Ante ese bloqueo, lo que queda por explorar es una consulta pactada, pero no sobre la independencia sino sobre un acuerdo entre las instituciones catalanas y las espa?olas sobre el autogobierno, a incluir en una reforma delEstatut. No ser¨ªa la mejor salida posible, pero s¨ª la menos mala de entre las m¨ªnimamente probables.
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