La Universidad espa?ola, de espaldas al plagio
El caso del rector destapa la lentitud y las trabas para evitar el robo de contenidos acad¨¦micos. Los expertos reclaman m¨¢s control y actuaciones a escala nacional
La reuni¨®n termin¨® con una ovaci¨®n. Fernando Su¨¢rez, rector de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, anunci¨® el 20 de diciembre ante 50 personas que iba a adelantar las elecciones. Neg¨® que hubiera plagiado. Y se fue de vacaciones para pensar si presenta su candidatura, algo que a¨²n no ha confirmado oficialmente aunque distintas voces le sit¨²an ya fuera del poder. Salvo dos intervenciones, en el consejo de gobierno nadie pidi¨® su marcha tras haber copiado (erratas incluidas) decenas de p¨¢ginas de una veintena de compa?eros investigadores en 12 publicaciones. El caso, que ha saltado las fronteras, ejemplifica de forma excepcional la tendencia de la Universidad a mirar para otro lado ante los plagios de sus investigadores, aunque s¨ª se suspenda a los alumnos que hacen lo mismo.
Escarnio p¨²blico anglosaj¨®n, control nacional en Alemania
En los pa¨ªses anglosajones el contrato del profesor incluye una cl¨¢usula que prev¨¦ la expulsi¨®n del centro universitario si se demuestra que el trabajador ha plagiado. Es m¨¢s, el infractor es objeto de escarnio p¨²blico. La publicaci¨®n detectada se mantiene en la Red con el sello ¡°Art¨ªculo retirado¡± en todas las p¨¢ginas y en la primera se explica a qui¨¦n plagi¨® y se redirige al trabajo original.
En Alemania existen mecanismos como la obligatoriedad de publicar todas las tesis doctorales como requisito previo para expedir el t¨ªtulo de doctor en cualquier universidad. A ra¨ªz del plagio de la tesis doctoral del ministro de Defensa, Karl Theodor zu Guttenberg, que dimiti¨® por este hecho en 2011, se cre¨® "una eficaz metodolog¨ªa colaborativa de investigaci¨®n del plagio en trabajos cient¨ªficos o acad¨¦micos utilizando Internet y las redes sociales" y se consolid¨® un instrumento de ¨¢mbito nacional, el Defensor de la Ciencia, como explican el catedr¨¢tico Germ¨¢n Ruip¨¦rez y el profesor contratado doctor Jos¨¦-Carlos Garc¨ªa-Cabrero (ambos de la UNED) en su art¨ªculo Plagio e integridad acad¨¦mica en Alemania, publicado durante el a?o 2016 en la revista Comunicar.
La copia del rector no es una an¨¦cdota. Gracias a las publicaciones, se logran sexenios que premian la producci¨®n investigadora con un mayor sueldo y la opci¨®n, siendo catedr¨¢tico, de presentarse al cargo de rector. En el caso de Su¨¢rez, adem¨¢s, hay plagio en una de sus dos tesis doctorales, por lo que en otro pa¨ªs estar¨ªa en juego incluso ser profesor titular. No en Espa?a, donde es un delito prescrito.
Los expertos demandan mecanismos de actuaci¨®n m¨¢s ¨¢giles y coordinaci¨®n entre universidades, una especie de Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) como la que rige en el mundo de la cultura, que vele por los intereses de los campus, en lugar de que sea el supuesto plagiado quien denuncia en solitario o que un compa?ero est¨¦ al quite.
Hace dos a?os, el profesor Jorge Gelman, de la Universidad de Buenos Aires, alert¨® en un correo de que una docente de Historia de Am¨¦rica de la Universidad de Sevilla (US) hab¨ªa plagiado ¡°de manera sistem¨¢tica¡± dos trabajos suyos ¡°sin comillas o siquiera una menci¨®n al origen¡±. Lo acompa?¨® de dos comunicados de la revista que hab¨ªa publicado el art¨ªculo de la investigadora en los que se reconoc¨ªan los hechos. El departamento de la US traslad¨® el asunto al vicerrectorado de Investigaci¨®n para que determinara ¡°posibles sanciones¡±. ¡°Luego un profesor demostr¨® que la tesis de esta persona conten¨ªa numerosos plagios de mi obra y de colegas, y lo mismo suced¨ªa con otros trabajos¡±, se?ala Gelman. La aludida asegura a este peri¨®dico que la instrucci¨®n abierta por la denuncia de Gelman se cerr¨®. Declina explicar cu¨¢l fue el apercibimiento. Hay una nueva causa abierta de la que ni ella ni el campus hablan. Emilio Luque, director del departamento de Historia de Am¨¦rica, que fue quien traslad¨® la denuncia de Gelman al vicerrectorado, considera que faltan ¡°procedimientos espec¨ªficos para abordar el plagio, hecho que explica lo dilatado del proceso y el silencio institucional, como forma de garantizar la presunci¨®n de inocencia de los afectados¡±.
Otros casos caen casi en el olvido. En febrero de 2016 la Complutense anunci¨® que ante las ¡°dudas¡± investigar¨ªa la tesis de C¨¦sar Acu?a, candidato a las elecciones peruanas. Casi un a?o despu¨¦s, los servicios jur¨ªdicos de la Comunidad de Madrid la revisan.
La Universidad de Barcelona, por su parte, determin¨® en marzo de 2016 que le retirar¨ªa el t¨ªtulo de doctor a un pol¨ªtico de Converg¨¨ncia, Marc Guerrero, por copiar literalmente cuatro p¨¢ginas de un libro. Casi un a?o despu¨¦s, y tras las alegaciones, la universidad ¡°est¨¢ realizando un ¨²ltimo informe que trasladar¨¢ a la Comisi¨®n Jur¨ªdica Asesora de la Generalitat. Ellos ser¨¢n los que tendr¨¢n la ¨²ltima palabra¡±, explican desde el campus catal¨¢n.
Guillermo Orozco, catedr¨¢tico de Derecho Civil en Granada, cree que ¡°ning¨²n rector se va a meter a hacer un c¨®digo disciplinario que castigue el plagio¡±. Propone que se encargue la CRUE (la conferencia de rectores espa?oles) o el Ministerio de Educaci¨®n. La primera lanz¨® un comunicado dos meses despu¨¦s de que saltara el caso del rector de la Rey Juan Carlos en El Correo Gallego, condenando el plagio en general y apartando a Su¨¢rez de la vocal¨ªa de su instituci¨®n, pero sin entrar en nada m¨¢s. El ministerio se ha mantenido a¨²n m¨¢s de perfil. Alude a la autonom¨ªa universitaria y no ha respondido a este peri¨®dico sobre c¨®mo pod¨ªan actuar Aneca y CNEAI, dos organismos suyos que acreditan a los docentes y revisan los sexenios de investigaci¨®n en base a una obra que, en el caso del rector, est¨¢ en duda.
Orozco cree que los trabajos de los profesores deber¨ªan pasar por una herramienta inform¨¢tica antiplagio, como se fuerza a los alumnos de m¨¢ster. ¡°Esa herramienta deber¨ªa estar controlada por una oficina independiente, que emitiese un documento acreditativo de que no hay plagio¡±, opina. Cuando un investigador presenta un art¨ªculo ¡ªsea para que le acrediten o para que se publique¡ª, debe presentar una declaraci¨®n de veracidad y con eso se le presupone la buena fe.
El autor original solo puede defenderse yendo a los tribunales
Armand S¨¢nchez, vicerrector de Investigaci¨®n y Transferencia de la Aut¨®noma de Barcelona, coincide en la necesidad de un c¨®digo nuevo. Su campus cuenta desde 2013 con un c¨®digo de buenas pr¨¢cticas en investigaci¨®n, pero resulta dif¨ªcil de aplicar. ¡°El instructor de un expediente entrevista al supuesto infractor, llama a los testigos... y tiene un problema serio porque, cuando va a proponer una sanci¨®n, se encuentra con unas leyes obsoletas, y que no se puede saltar, que tipifican las faltas de forma que muchas veces el delito ya prescribi¨®¡±. El r¨¦gimen disciplinario de los funcionarios, de 1986, contempla que las faltas leves caduquen en un mes y las muy graves en seis a?os. De ah¨ª la importancia de actuar pronto.
El vicerrector S¨¢nchez no cree que la Universidad no persiga el plagio, pero reconoce que "no se hace escarnio p¨²blico como en otros pa¨ªses". En la Aut¨®noma de Barcelona han detectado plagios en las semanas anteriores a defensa de la tesis -hay una copia en el departamento a disposici¨®n de otros investigadores- y ahora, tras una denuncia an¨®nima en una web estadounidense, investigan la posible manipulaci¨®n de unas im¨¢genes en un art¨ªculo.
?¡°Aqu¨ª hay una cultura de la connivencia. Nos movemos en clave de familia, que nadie se entere, que se quede en casa. La corrupci¨®n es una regla social. Por ejemplo, en un tabl¨®n de notas un alumno protest¨® porque otro hab¨ªa plagiado, y la directora del m¨¢ster se molest¨®. O un doctorando escribi¨® a un departamento al detectar plagio en las actas de un congreso y minimizaron el problema¡±, se lamenta Rosa Medina Dom¨¦nech, profesora de Historia de la Ciencia en Granada. Ella, con otros 40 profesores como el catedr¨¢tico Orozco, crearon en 2008 la Plataforma contra el Plagio.
Orozco reclama un gabinete de propiedad intelectual en cada campus, similar al de la SGAE. ¡°Los investigadores no son conscientes de sus derechos y con la digitalizaci¨®n se hace muy f¨¢cil plagiar¡±. La ¨²nica forma de defenderse es en los tribunales. ¡°Se queda en una guerra individual, con la erosi¨®n personal y econ¨®mica que supone presentar las pruebas del delito. Adem¨¢s, el plagio se desliza al campo de lo penal que es m¨¢s exigente en los requisitos¡±. El C¨®digo Penal persigue el plagio industrial, es decir, si hay lucro con la copia. Si no a la v¨ªctima solo le queda la v¨ªa civil, con una indemnizaci¨®n econ¨®mica por da?os morales. El art¨ªculo 270 dice: "Ser¨¢ castigado con la pena de prisi¨®n de seis meses a cuatro a?os y multa de doce a veinticuatro meses el que, con ¨¢nimo de obtener un beneficio econ¨®mico directo o indirecto y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie [...] en todo o en parte, una obra o prestaci¨®n literaria".?
El C¨®digo Penal castiga la copia industrial cuando hay lucro
Algunos plagiados s¨ª cuentan con el apoyo del equipo rector. As¨ª, la Universidad de Gran Canaria anul¨® una tesis plagiada y la justicia confirm¨® en 2016 la sanci¨®n. O la de Murcia, que respald¨® a una profesora interina de Derecho Mercantil a quien un catedr¨¢tico plagi¨® dos veces la tesis. ?l tuvo que indemnizarla con 5.000 euros y la sentencia fue publicada en un peri¨®dico.
Solo seis docentes de los 1.600 de la Universidad Rey Juan Carlos han firmado la carta en la que cinco plagiados por Su¨¢rez piden su dimisi¨®n. Ante la par¨¢lisis general, Josefina Bueno, directora general de Universidades de la Comunidad Valenciana, reclama una respuesta: ¡°Si el caso del rector queda impune, ser¨¢ por culpa de la mediocridad de las personas que le rodean, que son c¨®mplices del plagio, un hecho reprobable. Est¨¢ en juego la salud democr¨¢tica de nuestras instituciones¡±.
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