Un adulterio en propia meta

Juan A. S. A. fingi¨® ser Johnny para desenmascarar el adulterio de su pareja. Le constaba que hab¨ªa incurrido en toda suerte de infidelidades, incluido un affaire con su propio hermano, pero tambi¨¦n le desesperaba perderla, de forma que intent¨® recuperarla con el chantaje de unos v¨ªdeos er¨®ticos. El material pornogr¨¢fico se lo facilit¨® su propia compa?era a trav¨¦s de WhatsApp y otros canales privados. No pensando que se lo estaba entregando a Juan, sino a Johnny. Porque no lleg¨® a conocerlo personalmente. El "adulterio" consisti¨® en una relaci¨®n no virtual, m¨¢s bien audiovisual, en la medida en que Nuria S. U., la expareja, se recreaba con el m¨®vil en un cat¨¢logo de escenas pornogr¨¢ficas.

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In English: Virtual adultery with a twist

En los v¨ªdeos, aparece Nuria S. U. utilizando los juguetes del hijo que tiene con Juan?para estimularse. El ni?o se ha a?adido al caso porque la pareja, separada oficialmente desde 2012, litiga ahora en los tribunales sobre el impago de la pensi¨®n y la correspondiente dejaci¨®n de las responsabilidades paternas.

Sucede todo este embrollo en un juzgado de violencia de g¨¦nero de Madrid, precisamente porque Nuria se consideraba v¨ªctima de un acoso y de una extorsi¨®n. Le dio la raz¨®n el juez en la medida en que Juan, de 36 a?os, fue condenado por un delito de coacciones en el ¨¢mbito familiar. La pena, comunicada en julio de 2015, comprend¨ªa 41 d¨ªas de trabajos en beneficio de la comunidad y especificaba que no pod¨ªa acercarse a una distancia inferior de 500 metros de su expareja ni comunicarse con ella durante tres a?os "por medio inform¨¢tico, telem¨¢tico, escrito, verbal o visual".

Eran todos los recursos que Juan o Johnny hab¨ªan empleado en la obstinaci¨®n de recuperar la compa?¨ªa de Nuria, llegando a abrumarla con centenares de mensajes y de amenazas durante una campa?a de asedio en enero de 2014. Unas veces diciendo que se iba a quitar la vida, otras garantiz¨¢ndole que las im¨¢genes y los v¨ªdeos pornogr¨¢ficos iba a distribuirlos entre sus compa?eros de trabajo, familiares y allegados. "Vas a saber lo que es estar marcada socialmente para toda la vida (...) no quedar¨¢ un lugar en el mundo que no sepa la verdad (...) esto solo puede acabar de dos formas, o siendo una familia y siendo felices o perdiendo los tres todo", describe uno de los pasajes recogidos en el texto de la sentencia.

Juan se val¨ªa tambi¨¦n del chantaje del hijo com¨²n sobrentendiendo un final dram¨¢tico, aunque llama la atenci¨®n que la estrategia del avatar para delatar la infidelidad de su pareja no tuviera como finalidad reunir argumentos para romper, sino emplearla como una soluci¨®n con la que reconciliarse. Es el motivo por el que la defensa del acusado insisti¨® en su fragilidad emocional, as¨ª como en los problemas psicol¨®gicos que hab¨ªa comportado la ruptura. Consta un trastorno adaptativo que le imped¨ªa dormir, as¨ª como trat¨® de demostrarse en el juicio que Juan actu¨® bajo condicionamientos ps¨ªquicos que nublaron su entendimiento.

El juez no contempl¨® ning¨²n atenuante, pero la sentencia tampoco puede considerarse particularmente severa. La prueba est¨¢ en que hubo una sinton¨ªa entre la acusaci¨®n y la defensa respecto a las penas que hab¨ªa solicitado el ministerio fiscal y que fueron tambi¨¦n pr¨¢cticamente revalidadas en las conclusiones del juzgado madrile?o. Se trataba de aplicar las modificaciones que ha ido incorporando el C¨®digo Penal en el contexto de la Protecci¨®n Integral de la Violencia de G¨¦nero. Al abrigo de ellas, sostuvo el juez, por tanto, que se hab¨ªa producido una "coacci¨®n leve", cuyos extremos penales oscilan de seis meses a un a?o de prisi¨®n o comprenden trabajos en beneficio de la comunidad que pueden prolongarse entre 31 y 80 d¨ªas.

La sentencia tambi¨¦n observa la legislaci¨®n vigente en la Comunidad de Madrid, sobre todo en el pasaje que concierne al castigo de "toda agresi¨®n f¨ªsica o ps¨ªquica de una mujer que suponga menoscabo de su salud, de su integridad corporal, de su libertad sexual, o cualquier otra situaci¨®n de angustia o miedo que coarte si libertad".

Lo hizo Juan y lo hizo Johnny. El primero reaccion¨® a la ruptura amenaz¨¢ndola una y otra vez con quitarse la vida, llegando a mostrarle im¨¢genes expl¨ªcitas con las mu?ecas ensangrentadas o instig¨¢ndola con la tragedia que supondr¨ªa un hijo hu¨¦rfano.

El segundo, Johnny, surgi¨® como un personaje de ficci¨®n. Lo cre¨® con la imagen de un tipo apol¨ªneo y cosmopolita. Y lo introdujo en las redes sociales donde Nuria acostumbraba a buscar sus relaciones. Fueron semanas de intercambios de mensajes y de ins¨®lita complicidad, hasta el extremo de que el impostor acumul¨® un arsenal de v¨ªdeos e im¨¢genes sexualmente expl¨ªcitas con las que luego pretendi¨® recuperar a su pareja, no percat¨¢ndose de que su adulterio virtual hab¨ªa sido en propia meta.