Entroido: donde el Carnaval es una forma de ganarse la vida
Cigarrones y peliqueiros mantienen en la provincia de Ourense una fiesta ancestral que comienza con un rito casi taurino del vestuario
En el valle de Monterrei (Ourense) resiste uno de los carnavales (Entroido en Galicia) m¨¢s ancestrales del mundo. D¨ªas antes del mi¨¦rcoles de ceniza el caos irrumpe como hace siglos d¨¢ndole la vuelta al orden social. Pero aqu¨ª no hay espect¨¢culo, sino clara exhibici¨®n: la de las figuras de peliqueiros (en el municipio de Laza) y cigarrones (en el de Ver¨ªn), protagonistas de una especie de psicodrama que comienza con una liturgia ¨ªntima, la del vestuario, similar en no pocos aspectos a la taurina.
El hombre (y ahora alguna mujer) asume su nueva identidad, de cigarr¨®n o peliqueiro, mediante un proceso de transformaci¨®n para el que se necesita tiempo y la ayuda de una o dos personas. Una vez vestidos, los cigarrones salen en grupo, corriendo, provistos de l¨¢tigos y sin pronunciar una sola palabra. Su poderoso silencio se hace estruendo con el sonido de los cencerros que cuelgan de sus cinturas. Nadie les chista. Nadie interviene.
¡°Yo soy cigarr¨®n. Me vest¨ª por primera vez a los cinco a?os. Hay que sentirlo; hay que tener un sentimiento de orgullo de pertenencia a una zona que no todo el mundo tiene¡±, explica Miguel Rosas los resortes que mueven a algunos verinenses como ¨¦l a transformarse, mediante un vestuario de origen a¨²n poco claro, en una figura enmascarada que sale a dominar las calles del pueblo durante cinco d¨ªas concretos del mes y pico que dura el Entroido. ¡°No es un disfraz¡±, puntualiza Rosas. ¡°Nosotros no nos disfrazamos, nos vestimos¡±, recalca.
Su liturgia comienza con la exposici¨®n de cada pieza de su vestuario en el sal¨®n de su casa, en donde se recluye sin m¨¢s presencia que la de un par de ayudantes para someterse a la transformaci¨®n. Empieza por las medias (artesanales, de lana trenzada, adquiridas en mercer¨ªas del vecino Portugal) que se sujetan por debajo de las rodillas con unas ligas rojas. Despu¨¦s, los ayudantes lo envuelven (debajo de las costillas flotantes y encima de la cadera) en dos fajas, tambi¨¦n rojas, muy tensadas y enrolladas en sentido contrario. Sobre los pantalones le ponen un cintur¨®n con seis cencerros que aportan entre 8 y 10 kilos a los 20 que acaba pesando el traje que se completa con camisa blanca, corbata roja, chaquetilla torera adornada con ribetes dorados y charreteras antiguas en las hombreras. Zapatos negros.
M¨¢s de media hora para cumplir un rito que culmina con la colocaci¨®n de una m¨¢scara de madera tallada a mano y hecha a medida para que encaje como un guante en las facciones de cada cigarr¨®n o peliqueiro. La m¨¢scara se prolonga en una mitra met¨¢lica con el dibujo de alg¨²n animal y cubierta de piel de conejo. Detr¨¢s cuelga una peluca (a estas alturas ya sint¨¦tica). En definitiva, la simbiosis de los poderes de la bravura animal (el toro el que m¨¢s) y de las ma?as de su matador.
Marcos ?lvarez se somete al mismo proceso lit¨²rgico que Rosas en su pueblo de Laza. Es peliqueiro (el traje apenas tiene variaciones) y como el verinense se ¡°visti¨®¡± por primera vez a los cinco a?os. Ahora tiene 33 y lleva desde los 18 haciendo de forma artesanal, ¡°en un tallercito que tengo¡±, las m¨¢scaras de madera de cigarrones y peliqueiros de la comarca. No vive de esto: es bombero forestal. ¡°Me suelen hacer entre ocho y diez encargos al a?o y las m¨¢scaras son intransferibles y para toda la vida¡±, afirma, dejando claro que la tradici¨®n no mengua. ?lvarez detalla el mismo sentimiento que Rosas al hablar de los motivos que lo llevan a vestirse de peliqueiro: las ra¨ªces, el sentimiento de pertenencia a un pueblo, el v¨ªnculo generacional...
¡°Laza es peque?o y el Entroido es, sin duda, la fiesta m¨¢s potente¡±, afirma. Lo es; de las m¨¢s potentes de Galicia y de las m¨¢s antiguas del mundo. Una ritual exhibici¨®n del caos en donde, como ocurre en Ver¨ªn o en Xinzo (los tres municipios forman el llamado ¡°tri¨¢ngulo m¨¢gico ourensano¡±), el Entroido es, m¨¢s que alegr¨ªa y desfiles de disfraces, aut¨¦ntico foll¨®n. Para muestra, el lanzamiento, el ¡°lunes borralleiro¡± -lunes de Carnaval- de barro y hormigas sobre la multitud que llena, mirando, el pueblo
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