Sin registro del autismo en las aulas
Las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) no est¨¢n cuantificadas en Espa?a
En Espa?a se desconoce el n¨²mero de personas que sufren un Trastorno de Espectro Autista (TEA). Se calcula, en cuanto a est¨¢ndares internacionales, que puede haber en torno a unas 450.000. Y, por ende, tampoco se sabe cu¨¢les de ellas est¨¢n escolarizadas y en qu¨¦ centros. Seg¨²n la Confederaci¨®n Autismo Espa?a, la raz¨®n deriva de que a estos pacientes en la mayor¨ªa de los registros se les ha encuadrado ¡°err¨®neamente¡± dentro de la categor¨ªa ¡°personas con trastornos de conducta y personalidad¡± y no se ha tenido en consideraci¨®n su tipo de trastorno. ¡°Es muy dif¨ªcil, por ejemplo, saber d¨®nde estudian, ni cu¨¢l es su progresi¨®n. De hecho tampoco sabemos cu¨¢ntas personas han llegado a la universidad¡±, se?ala Ruth Vidriales, psic¨®loga y directora t¨¦cnica de la confederaci¨®n.
Vidriales afirma que la mayor¨ªa de los centros en los que est¨¢n escolarizados los ni?os con TEA asisten a clase en colegios privados y concertados. Aunque se?ala que s¨ª hay comunidades aut¨®nomas, como Madrid, Murcia o Extremadura entre otras, que disponen de centros p¨²blicos en los cuales existen aulas preferentes para estos alumnos. Este tipo de medida, permite a los estudiantes estar matriculados en el curso que les corresponde por edad, y a la vez recibir apoyo de la mano de profesionales especializados en autismo. La teor¨ªa recomienda que haya dos adultos especializados en cada clase. ¡°En los ¨²ltimos a?os, muchas aulas de este tipo, especialmente en Madrid, se han ido masificando. El n¨²mero de alumnos no debe pasar de los cinco¡±, apunta la psic¨®loga.
Gloria Montealegre es la madre de Susana, una estudiante de 18 a?os con TEA. Su hija curs¨® sus estudios en el instituto P¨¦rez Gald¨®s de Madrid, un centro que dispon¨ªa de un aula de apoyo para estos alumnos. ¡°Haber dado con este centro es de lo mejor que nos ha pasado en nuestras vidas. Ayudaron a mi hija a confiar en ella misma y le dieron todo el cari?o del mundo¡±, asegura Montealegre.
A Susana, a causa de su trastorno, le costaba expresarse y plasmar sus ideas en los ex¨¢menes. De hecho, tuvo que abandonar el anterior colegio porque suspendi¨® todas las asignaturas y no le prestaban la suficiente atenci¨®n. ¡°Nos dijeron que iban a apoyarnos, pero despu¨¦s qued¨® en nada. Cuando nos trasladamos mi hija super¨® el curso como el resto de sus compa?eros. Aprendi¨® lat¨ªn, qu¨ªmica, todo¡solo necesitaba refuerzo¡±, recuerda la madre.
Despu¨¦s de cuatro a?os, obtuvo su t¨ªtulo de educaci¨®n secundaria gracias a sus profesores y los t¨¦cnicos que la acompa?aban en su estudio. Ahora, con 18 a?os, se ha matriculado en un grado medio de Gesti¨®n Administrativa y es subdelegada de clase a petici¨®n de sus compa?eros. ¡°Nos da much¨ªsima pena que hayan cerrado este centro. A los ni?os con TEA les cuesta plasmar sus ideas en los ex¨¢menes porque son muy perfeccionistas y en el P¨¦rez Gald¨®s reforzaron mucho su autoestima y la motivaron siempre que lo necesit¨®¡±, dice Montealegre.
Vidriales argumenta que la existencia de estos centros y el apoyo, sobre todo en la adolescencia son fundamentales para que los alumnos con TEA finalicen sus estudios. ¡°Si los recursos que se destinan a este fin son insuficientes, al final es el propio sistema el que expulsa a estos alumnos con necesidades espec¨ªficas y diferencias en el aprendizaje, m¨¢s si cabe si se desconoce oficialmente cu¨¢ntos j¨®venes tienen este problema¡±. La psic¨®loga asegura que est¨¢n en contacto con en la Administraci¨®n para que se cuantifique a nivel auton¨®mico y estatal cu¨¢ntos estudiantes padecen TEA. ¡°Nos lo han prometido de cara al a?o que viene¡±, concluye.
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