5.600 v¨ªctimas de esclavitud afloran en Espa?a tras los cambios legales
Los datos de personas liberadas en cinco a?os, tras la introducci¨®n del delito de trata en 2010, dan la primera gran fotograf¨ªa del fen¨®meno
Un total de 5.695 personas han sido liberadas en Espa?a por las fuerzas de seguridad de su esclavitud, como v¨ªctimas de trata y por explotaci¨®n sexual o laboral principalmente, de 2012 a 2016, seg¨²n Interior. Tras los cambios legales de 2010 y 2015, que han dado impulso a la lucha contra esta lacra, es la primera fotograf¨ªa fiel de un fen¨®meno muy ignorado. Un negocio que ya casi supera al tr¨¢fico de droga y al de armas, seg¨²n el Relator Nacional para la Trata de Seres Humanos. Solo en 2016 se estimaron en 23.846 las personas en situaci¨®n de riesgo, y en el caso de la explotaci¨®n sexual la mayor¨ªa estaban en clubes de alterne. Los expertos coinciden en que la situaci¨®n no cambiar¨¢ si no se afronta un debate serio sobre el proxenetismo en Espa?a.
En 2000, recuerdan en la Fiscal¨ªa, no hubo un solo caso de violencia de g¨¦nero en Madrid, pero eso no quer¨ªa decir que no existiera el problema. Simplemente no hab¨ªa voluntad de verlo ni los instrumentos adecuados. La ley de 2004 cambi¨® de golpe la realidad, porque la sac¨® a la luz. Con la trata de seres humanos, esclavitud pura y dura en forma de explotaci¨®n sexual o laboral principalmente, est¨¢ ocurriendo lo mismo. Empujada por la UE ¡ªel convenio de Varsovia es de 2005¡ª y la preocupaci¨®n mundial, Espa?a introdujo el delito por primera vez en el c¨®digo penal en 2010. Otra reforma en 2015 afin¨® la mira con nuevos supuestos. El resultado de esta lenta maniobra de sensibilizaci¨®n, que aglutina a fuerzas de seguridad, fiscales, jueces y ONG, se refleja en un informe del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) del ministerio de Interior, al que ha tenido acceso EL PA?S. Por primera vez fotograf¨ªa el fen¨®meno con una perspectiva de cinco a?os y revela lo invisible que est¨¢ ante nuestros ojos. Y es brutal: 4.430 v¨ªctimas de trata y explotaci¨®n sexual, o solo de este segundo delito, de 2012 a 2016. Si se suman las de explotaci¨®n laboral, perseguida con m¨¢s ah¨ªnco desde 2015, ascienden a 5.675 personas. Y 20 m¨¢s son de otros tipos de trata. Solo en 2016, el dato m¨¢s reciente, el total de v¨ªctimas suma 1.046.
Cada caso es una historia de terror, y hay algunas sentencias estremecedoras. Adem¨¢s de la exigencia de la deuda contra¨ªda con el viaje, que a menudo nunca termina de saldarse, siempre hay un componente de violencia y amenaza que aprisiona a las v¨ªctimas y les impide pedir ayuda. Est¨¢n aisladas y a menudo no hablan espa?ol. En Figueras, la hermana del tratante custodiaba al beb¨¦ de una mujer rumana, obligada a prostituirse en una rotonda de La Junquera. En otro caso, el delincuente mand¨® al ni?o de tres a?os de la v¨ªctima a Ibiza y solo se lo dejaba ver por Skype si mandaba el dinero. En el drama de las nigerianas, el viaje por el desierto puede durar m¨¢s de un a?o, las violan por el camino, quedan embarazadas y luego les quitan el ni?o. En otros casos el chantaje es con amenazas a la familia que queda en el pa¨ªs de origen. Han llegado a quemarles la casa, dar palizas o incluso al asesinato.
Son especialmente graves los casos de menores halladas en clubes de alterne y pisos. "Cada vez acogemos m¨¢s menores, o muy j¨®venes, que lo eran cuando fueron captadas", advierte Marta Gonz¨¢lez, directora de Proyecto Esperanza, una de las principales ONG que ayuda a rescatar v¨ªctimas. La protecci¨®n de menores v¨ªctimas de trata es otro punto d¨¦bil del sistema. No hay centros de acogida espec¨ªficos para ellos y que sea un asunto de competencia auton¨®mica genera disfunciones. Igualmente sobrecogedores son los casos de v¨ªctimas discapacitadas: hace unos meses la Polic¨ªa rescat¨® en un piso de Madrid a una chica con deficiencia mental tras saber de su existencia por los comentarios jocosos de un foro de usuarios de prostituci¨®n en Internet. En 2012, una v¨ªctima rumana que logr¨® escapar y fue de nuevo capturada acab¨® atada a un radiador, rapada al cero y con un tatuaje en la mu?eca que le recordaba su precio, con un c¨®digo de barras. La mostraban a sus compa?eras de piso para que vieran lo que les pod¨ªa ocurrir.
Esclavitud en Espa?a en 2017
EL PA?S inicia una serie de reportajes sobre la trata de seres humanos, un fen¨®meno ignorado, pero de preocupaci¨®n mundial. Los expertos exigen a los pol¨ªticos un debate serio sobre la persecuci¨®n del proxenetismo. Durante toda la semana, este diario publicar¨¢ m¨¢s de una decena de reportajes y entrevistas para abordar este drama desde numerosas perspectivas. Para proteger su identidad, los nombres de las v¨ªctimas son ficticios.
La trata, que a nivel internacional aparece formalmente en escena en la convenci¨®n de la ONU de Palermo de 2000, implica una captaci¨®n con enga?o, un traslado a otro pa¨ªs o lugar y una finalidad de explotaci¨®n final con supresi¨®n de libertad. Incluye formas menos conocidas, como la explotaci¨®n laboral, a¨²n subestimada. La lucha contra ella en Espa?a apenas ha comenzado, sufre lagunas legales y ya est¨¢ destapando escenarios insospechados. En este caso las v¨ªctimas suelen ser hombres, de la agricultura, a talleres textiles, restaurantes, locales de kebab o wok, y con mujeres, en bares y servicio dom¨¦stico. Solo en estos dos a?os han sido arrestadas 534 personas, pero los expertos detectan problemas de definici¨®n legal: "La ley requiere una reforma profunda que clarifique conceptos, es muy dif¨ªcil determinar lo que es explotaci¨®n laboral pura y dura y lo que son condiciones por debajo de las normas. Se act¨²a y hay sentencias, pero se requiere mayor claridad legislativa. Es una finalidad de la trata sin definir", afirma Enrique L¨®pez Villanueva, de la oficina del Relator Nacional contra la Trata, figura creada en 2014. Las otras formas de trata introducidas en 2015, m¨¢s reducidas pero tambi¨¦n muy dif¨ªciles de perseguir, son para la comisi¨®n de delitos, como hurtos o droga, la mendicidad, matrimonios forzados y tr¨¢fico de ¨®rganos.
No obstante, la trata con fines de explotaci¨®n sexual es mayoritaria de forma abrumadora, y sus v¨ªctimas son mujeres en un 96 % de los casos. Rumanas, chinas y nigerianas son las nacionalidades m¨¢s frecuentes de las v¨ªctimas, con modalidades de enga?o que var¨ªan en cada caso. El lover boy en el caso rumano, un chico que seduce a la v¨ªctima con la promesa de una vida mejor, o el vud¨² en las nigerianas, por incre¨ªble que parezca. Siempre se repite el mismo relato: los tratantes cierran el acuerdo en el pueblo de la v¨ªctima con un ritual m¨¢gico, en el que se quedan con un paquetito con su nombre. Contiene restos de pelo p¨²bico, u?as o de sangre menstrual y sella que es de su propiedad. Este mecanismo es suficiente para aterrorizar a las v¨ªctimas e impedirles denunciar. Entran en juego grandes diferencias culturales. E incluso las v¨ªctimas no son conscientes de serlo. Pero los estereotipos ocultan un dato m¨¢s: hay muchas v¨ªctimas de trata espa?olas, algunos a?os ocupan incluso las primeras posiciones por nacionalidades, y cada vez es m¨¢s frecuente la trata dom¨¦stica, dentro del pa¨ªs.
?Por qu¨¦ esto no se para? Seg¨²n la docena de expertos consultados, porque es un negocio y porque a los pol¨ªticos no les interesa. En Espa?a hay 1.700 clubes de alterne que mueven 5 millones de euros al d¨ªa, datos policiales, adem¨¢s del dinero de publicidad, peri¨®dicos incluidos. "La trata no se puede desvincular de la explotaci¨®n final. Por eso depende de c¨®mo se regule el delito final: si el proxenetismo es libre es un para¨ªso para los tratantes. No se puede perseguir con eficacia la trata sin prohibir el proxenetismo", sentencia Joaqu¨ªn S¨¢nchez Covisa, fiscal de sala de extranjer¨ªa y uno de los magistrados de referencia en este campo.
Los m¨¢ximos responsables del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa y Guardia Civil contra la trata, fiscales y jueces especializados, las ONG que trabajan con v¨ªctimas, coinciden en opinar que habr¨ªa que prohibir el proxenetismo, que nadie se pueda lucrar de la prostituci¨®n de un tercero. En Espa?a cualquiera puede vivir de la prostituci¨®n de otra, solo se castiga cuando hay violencia, coacci¨®n o una situaci¨®n abusiva, pero es casi imposible de probar si la v¨ªctima no denuncia. Y es muy dif¨ªcil que lo hagan. Las investigaciones son complejas, requieren cooperaci¨®n internacional y se apoyan en escuchas.
El pasaporte como arma de sumisi¨®n
En este sistema esclavista dise?ado por las redes, los pasaportes desempe?an un papel fundamental. Para someter todav¨ªa m¨¢s a las v¨ªctimas, los tratantes se los arrebatan. Y dejan a las mujeres, por tanto, a¨²n m¨¢s indefensas. Porque se quedan indocumentadas en un pa¨ªs desconocido, al que llegan solas y del que, muchas veces, no saben ni el idioma. ¡°A aquellas que vienen por v¨ªa a¨¦rea, por ejemplo, se lo quitan al principio del viaje y solo se lo dan para pasar el control policial en los aeropuertos. Una vez lo atraviesan, se lo vuelven a hurtar¡±, explica un alto mando de las fuerzas de seguridad, que a?ade que es habitual que alg¨²n integrante de la red acopie los pasaportes. ¡°Muchas veces, cuando entramos en alg¨²n club, nos encontramos con que uno de los sospechosos guarda los de todas en una caja fuerte¡±, remachan fuentes policiales.
Todo, por un negocio il¨ªcito que mueve millones y en el que la falsificaci¨®n tambi¨¦n hace su aparici¨®n. Una parte de las v¨ªctimas accede a Espa?a con pasaportes fraudulentos. ¡°Un buen documento falso le cuesta a estas redes entre 5.000 y 6.000 euros¡±, detalla un mando de la Brigada Central de Falsedades Documentales de la UCRIF. Un alto coste que tratan de rentabilizar lo m¨¢ximo posible. As¨ª que los tratantes reutilizan estos pasaportes y los usan reiteradamente para pasar a distintas mujeres. ¡°En este mundo, Bangkok (Tailandia) es La Meca. All¨ª es donde se fabrican gran parte de estos documentos falsos. Aunque, en ?frica, ese papel lo tiene Nigeria¡±, apostillan fuentes policiales, que concluyen: ¡°Por su parte, las v¨ªctimas chinas suelen entrar con pasaporte de Jap¨®n¡±.
"Es absurdo pensar que es libre una mujer que trabaja 24 horas y al cabo de un a?o no tiene cuenta, ni dinero, ni propiedades, ni paga el alquiler del piso en el que vive, ni puede rechazar un cliente", explica Beatriz S¨¢nchez, la fiscal que en 2012 logr¨® condenar al capo rumano Ioan Clamparu, Cabeza de Cerdo, el mayor proxeneta de trata de Europa. Le cayeron 30 a?os. Opina que el sistema est¨¢ muy por detr¨¢s de los tratantes en cuanto a medios y presupuesto, y que los recursos de protecci¨®n de v¨ªctimas y testigos son muy deficientes.Tambi¨¦n en algunos casos son problem¨¢ticos los int¨¦rpretes ling¨¹¨ªsticos, cuando v¨ªctimas o sospechosos hablan en dialectos de sus pa¨ªses de origen.
Lo cierto es que ante algunos casos flagrantes basta el sentido com¨²n y una sensibilidad media: "?Te puedes creer que una paraguaya que no habla castellano, solo guaran¨ª, va a venir porque quiere a un piso de Bilbao donde vive encerrada las 24 horas?", expone otro fiscal. Con todo, los cuerpos policiales realizaron en 2016 m¨¢s de 2.500 inspecciones en lugares de prostituci¨®n, el 73 % en clubes. De 2012 a 2016 arrestaron a 3.000 personas por trata y explotaci¨®n sexual, y desarticularon 277 grupos criminales.
La ¨²ltima reforma del c¨®digo penal en 2015 estuvo a punto de castigar el proxenetismo totalmente, lo que hubiera significado el cierre de clubes e incluso prohibir la publicidad er¨®tica. El texto pas¨® en el Congreso, pero en el Senado una mano, la del Partido Popular, retoc¨® el texto y asoci¨® el proxenetismo al concepto de explotaci¨®n, que abre un margen de interpretaci¨®n y sigue dificultando la prueba. Se introdujo la "vulnerabilidad" de la v¨ªctima como un criterio m¨¢s de limitaci¨®n, pero sigue siendo muy vago, aunque las fuerzas de seguridad est¨¢n usando esta v¨ªa en sus operaciones, a la espera de que el Supremo se manifieste.
"En gran medida es un problema de demanda. Mientras no la atajemos no acabaremos con el problema. No digo prohibir o legalizar, hay que regular, legislar. Los proxenetas se aprovechan del vac¨ªo legal", apunta Enrique L¨®pez Villanueva, de la oficina del Relator Nacional contra la Trata. "Cierras un club por trata, reabre a los dos d¨ªas y vuelve a tener clientes", confirma Mar¨ªa Gavil¨¢n, jueza sustituta de la comunidad de Madrid, especializada en este tema, de la Asociaci¨®n de Mujeres Juezas Espa?olas (AMJE). Una directiva de la UE de 2011 indica expresamente a los pa¨ªses miembros que deben estudiar la posibilidad de medidas para criminalizar el uso de servicios de v¨ªctimas de trata. Muchos expertos plantean que la trata necesitar¨ªa una ley integral, como la de violencia de g¨¦nero, para afrontarla con eficacia, aunque es un punto de discusi¨®n.
Villanueva toca otro tema tab¨²: Espa?a es un destino de turismo sexual, "aunque no es algo que se reconozca ni es un tema f¨¢cil de abordar". Por ejemplo, los clubes de La Jonquera, en la frontera con Francia, constituyen el mayor prost¨ªbulo de Europa. "Se ha avanzado much¨ªsimo a nivel normativo, pero en la pr¨¢ctica hay dificultades, queda mucho por avanzar en sensibilizaci¨®n, y ser¨ªa importante que tambi¨¦n llegara al poder judicial", observa Marta Gonz¨¢lez, de Proyecto Esperanza. La cooperaci¨®n entre fuerzas policiales y ONG que trabajan sobre el terreno ha dado un salto enorme, con una instrucci¨®n espec¨ªfica de junio de 2016, y los fiscales tambi¨¦n est¨¢n muy formados. La especializaci¨®n de profesionales y la concienciaci¨®n colectiva son decisivas, porque el gran paso es saber identificar los casos de trata cuando se tienen delante.
Es dif¨ªcil recabar la opini¨®n de los clubes de alterne. En el pasado existi¨® una asociaci¨®n de empresarios de estos locales, llamada ANELA, pero ya no est¨¢ activa y actualmente no hay una organizaci¨®n como tal que represente a este sector. Si puede ser representativo, uno de ellos ha aceptado hablar, y ¨¦l mismo aclara que su opini¨®n no es en absoluto representativa: ¡°Puede extra?ar, pero yo estoy a favor de la abolici¨®n del proxenetismo y la prostituci¨®n. Sin embargo, siendo realistas, no creo que se vaya a acabar y mientras tanto creo que se debe regularizar y que no exista un vac¨ªo legal, del que se aprovechan las mafias¡±, dice Alberto Mart¨ªnez, que tiene tres clubes en Barcelona, va abrir uno en Madrid y lleva 20 a?os en este negocio. En Catalu?a la prostituci¨®n est¨¢ regularizada en parte, los clubes deben tener licencia y est¨¢n en un registro. Est¨¢ a favor de llevar una actividad ¡°limpia y transparente¡±, pero asume que en este negocio hay mafias y malas pr¨¢cticas. ¡°La imagen del sector es muy negativa, es as¨ª, comprendo que nos metan a todos en el mismo saco¡±, acepta.
"Espa?a es el tercer pa¨ªs en demanda de prostituci¨®n, seg¨²n la ONU, detr¨¢s de Tailandia y Puerto Rico, la clave es la demanda", insiste Roc¨ªo Mora, directora de Apramp, otra de las ONG de referencia. Para ella es una obviedad que "son muy pocas las mujeres que se prostituyen, que est¨¢n ah¨ª porque quieren, la inmensa mayor¨ªa son v¨ªctimas de trata o explotaci¨®n sexual". Enumera indicios de que detr¨¢s de esas chicas hay una organizaci¨®n: viven encerradas en pisos o clubes donde comen y cenan, e incluso a las que est¨¢n en la calle les llevan la comida y la le?a para las fogatas. "Hay mujeres que a la hora de llegar al aeropuerto ya aparecen en la calle Montera de Madrid y no saben ni en qu¨¦ ciudad est¨¢n", denuncia. Apramp tiene equipos, formados por supervivientes de trata, que recorren las calles en busca de v¨ªctimas: en 2016 rescataron a 1259, que entraron en sus programas para rehacer su vida.
Katy, nombre ficticio de una superviviente de trata brasile?a, que ahora trabaja para Apramp: "Piensas que un d¨ªa terminar¨¢, pero la deuda no baja, solo sube. Yo he generado dinero como para tener una vida acomodada, pero te lo roban. Y est¨¢s sola, en este oficio no hay amigos. Es raro que un cliente tenga sensibilidad. Te dicen: 'No quiero escuchar problemas, para eso me quedo con mi mujer'. Es muy raro que una mujer est¨¦ en esto porque quiere. El oficio m¨¢s antiguo del mundo no es la prostituci¨®n, es mirar para otro lado".
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