L¨¢grimas tard¨ªas
Ante la ca¨ªda del PP de Madrid, Aguirre llor¨® en el juicio G¨¹rtel como testigo, que nunca vio nada, lo que no supo ver como presidenta
La noticia de la comparecencia de Esperanza Aguirre como testigo en el juicio del caso G¨¹rtel fue al final y fuera de la sala, cuando al cabo de m¨¢s de dos horas, con una pausa de 15 minutos, sali¨® a hacer una declaraci¨®n a la prensa, sin preguntas, y se le saltaron las l¨¢grimas. Fue lo m¨¢s coherente que hizo, porque lo del PP de Madrid desde luego es para llorar. Parec¨ªa una mezcla de decepci¨®n por sus hombres de confianza, por sentirse desgraciada e incomprendida tras repetir ante los jueces lo mismo que ha dicho estos a?os: que no sab¨ªa nada. Ante la cat¨¢strofe del PP madrile?o, como con la ca¨ªda de Granada, lloraba como testigo lo que no supo defender como presidenta. L¨¢grimas tard¨ªas en el ocaso de su carrera. El resto de Espa?a ya ven¨ªa llorada de casa, con los a?os que llevamos, y a¨²n se busca en zonas remotas de la Laponia peninsular a alguien realmente sorprendido por el arresto de Ignacio Gonz¨¢lez. Pero ella no se lo esperaba.
Esperanza Aguirre lleg¨® muy temprano a la sede poligonera de la Audiencia Nacional, en las afueras de Madrid, clavadita a como es de testigo: ella, que nunca vio nada, entr¨® casi sin ser vista. Cuando fue llamada a declarar tambi¨¦n apareci¨® en la sala medio despistada, mirando para todas partes, pero sin saber donde ten¨ªa que sentarse. Normal, la otra vez que respondi¨® ante el juez fue por escrito. Con todo lo que le ha ca¨ªdo alrededor, y ayer fue el ¨²ltimo pepinazo con el arresto de Gonz¨¢lez, ella siempre se ha librado y lleg¨® al tribunal como lo que es, una superviviente, una simple testigo. La letra ¡°T¡±, de testigo, de su tarjeta de identificaci¨®n, brillaba sobre su chaqueta como un s¨ªmbolo m¨¢gico que ha presidido su vida: nunca fue protagonista, no se enter¨® de nada. Hab¨ªa otro adorno m¨¢s discreto junto a la ¡°T¡±, una medalla plateada de la Virgen, protectora de los desamparados, no se sabe si como amuleto o para reforzar su inocencia, rogando que de verdad se quedara como estaba. Era curioso, el colgante se sal¨ªa del interior de su ropa, ayer la procesi¨®n iba por fuera. Cabe preguntarse si ella que es tan lista puede hacer creer que la ¡°T¡± le puede hacer pasar por tonta.
Aguirre parec¨ªa tocada, apagada como un pajarito, como las se?oras mayores cuando tienen un gran disgusto. Hac¨ªa amagos de quiebra de voz al hablar del pasado, respond¨ªa con resignaci¨®n, acabando las frases sin retint¨ªn, cosa rara en ella. Podr¨ªa haber llegado a parecer una ciudadana normal, lo que en teor¨ªa es porque no tiene ning¨²n cargo, si no fuera por la inusual atenci¨®n policial que suscit¨®, como si a¨²n fuera la presidenta. Por primera vez ni dejaban a los periodistas estar en el pasillo. Fuera de la Audiencia hab¨ªa jolgorio, pasaba el tramab¨²s de Podemos y hab¨ªa unos tipos disfrazados de ranas de El Intermedio.
La versi¨®n humilde de Aguirre dur¨® poco, la verdad. Al d¨ªa siguiente de que el gran imperio del PP de Madrid en los ¨²ltimos a?os enfilara el abismo, la expresidenta los tuvo cuadrados al presumir precisamente de esos 20.000 millones de euros de presupuesto que ella ten¨ªa en la Comunidad de Madrid, con los que tanto hizo y que ahora est¨¢n bajo sospecha. Se jact¨® de haber construido un colegio a la semana, 12 hospitales, haber acabado con la lista de espera y tropecientos mil kil¨®metros de metro ¡°con estaciones y todo¡±, menos mal. Tanto se crec¨ªa en su m¨ªtin que el juez la tuvo que parar. Hubo entonces un momento glorioso cuando la fiscal le pregunt¨® si sab¨ªa que en algunos de sus actos p¨²blicos se cobraran comisiones: ¡°?Comisi¨®n? No entiendo la pregunta¡±. Dijo ¡°comisi¨®n¡± con la cara de extra?eza que habr¨ªa puesto un mal estudiante al escuchar ¡°feldespato¡± o "vanadio" como si no lo hubiera o¨ªdo en su vida. Se podr¨ªa haber jurado que, no solo era la primera vez que llegaba a sus o¨ªdos esa palabra, sino que descubr¨ªa el concepto. ¡°Pue¡¯ no¡±, respondi¨® con acento ca?¨ª, porque ya se estaba soltando, para hacer parecer natural no ya lo incre¨ªble, sino lo sobrenatural.
De toda la infraestructura de sus actos, que su exviceconsejero de presidencia, Alberto L¨®pez Viejo, sentado en el banquillo, usaba como cajero personal, solo recordaba a la gente del teleprompter, el apuntador visual, ¡°porque eran siempre los mismos¡±. Los regalos caros los devolv¨ªa, y ¡°los fungibles como el chocolate¡± ah¨ª los dejaba para que se los repartieran en las oficinas. Ni siquiera corrobor¨® lo que ella misma hab¨ªa escrito en su libro sobre c¨®mo se habr¨ªan repartido bolsilladas entre los concejales de Majadahonda tras la adjudicaci¨®n de unos terrenos. ¡°En el libro digo que son cotilleos¡±, explic¨®, no recordaba ni c¨®mo lo supo ni a trav¨¦s de qu¨¦ fuentes. ¡°Por alguien¡±, fue lo m¨¢s que especific¨®. ¡°En sede judicial digo lo que es, cuando escribo un libro digo otras cosas¡±, y se qued¨® tan ancha.
Tambi¨¦n en marzo de 2005 la revista Intervi¨² ya habl¨® de los manejos de L¨®pez Viejo con empresas de Francisco Correa y a ella le pareci¨® ¡°raro¡±. ¡°No me gust¨®¡±, admiti¨®. As¨ª que le llam¨®, ¨¦l le dijo que no pasaba nada y ella se lo crey¨®: ¡°Me qued¨¦ tranquila, y mal por mi parte, porque ten¨ªa que haber mandado a alguien al Registro Mercantil a ver de qui¨¦n eran esas empresas¡±. Solo concedi¨® que, como todos ya sospech¨¢bamos, quiz¨¢ ella no destap¨® G¨¹rtel. Resulta que hasta eso al final fue sin querer: ¡°Lo hice pero sin saber lo que hac¨ªa¡±, reconoci¨®. El abogado de Jos¨¦ Luis Pe?as, el concejal de Majadahonda que realmente lo destap¨® al grabar a escondidas a Correa, le record¨® que ¨¦l mismo le envi¨® una carta denunciando un ama?o en un concurso en Boadilla del Monte y nunca le respondi¨®: ¡°No la recuerdo, y eso que ten¨ªa un lema: ¡®Ni una carta sin respuesta¡¯¡±. Fue un repaso a toda una vida como testigo inconsciente de la corrupci¨®n de su partido, sin ver absolutamente nada. ¡°Yo llevo las gafas pero procuro no pon¨¦rmelas¡±, murmur¨® en un desliz de coqueter¨ªa.
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