Lecci¨®n primera: ?Qu¨¦ es y qu¨¦ no es corrupci¨®n?
Directivos de grandes empresas identifican los delitos incluidos en operaciones policiales
¡°Ning¨²n directivo dec¨ªa a las claras ¡®te voy a contar todas las golfadas que hacemos¡¯. Pero luego llega la UCO y encuentra hasta el ¨²ltimo papel, porque siempre queda rastro de todo. De todo. Ahora la justicia espa?ola est¨¢ aterrizando en estas multinacionales cuyos directivos estaban convencidos hasta ahora de que no hab¨ªan cometido delito. Hasta ahora¡±.
El testimonio del abogado, un prestigioso penalista que pide el anonimato, revela la tendencia en boga entre muchos ejecutivos: abrir los ojos ante las tradicionales pr¨¢cticas corruptas en la alta direcci¨®n empresarial. Ahora que los jueces investigan los sobornos de multinacionales para obtener grandes obras por todo el mundo y ganarse el favor de pol¨ªticos, las c¨²pulas de las compa?¨ªas buscan distinguir qu¨¦ es delito y qu¨¦ no. Sin llegar al nivel de Odebrecht, el gigante brasile?o que cre¨® un departamento espec¨ªfico para pagos millonarios a Gobiernos, las grandes firmas espa?olas acumulan sumarios sobre pr¨¢cticas irregulares protagonizadas por delincuentes de cuello muy blanco que desconoc¨ªan (o no) la frontera del delito. OHL, Dragados, Isolux, Acciona, Indra, Ferrovial, Acuamed, Defex¡ el caso Lezo es solo el ¨²ltimo ejemplo con miembros de una c¨²pula empresarial ¡ªde firmas p¨²blicas o privadas¡ª que pisan el juzgado con grilletes.
Para evitar el pr¨®ximo registro de la Guardia Civil o la polic¨ªa, o al menos saber c¨®mo reaccionar, los ingenieros se sumergen en tutoriales impartidas por penalistas para examinar a fondo cada conducta impropia, cada regalo a un funcionario, cada sobresueldo, cada viaje pagado al jefe de compras de otra empresa¡ Pr¨¢cticas repetidas durante a?os que la ley recoge hasta en 30 figuras delictivas, desde el fraude fiscal hasta la estafa pasando por el delito medioambiental y la corrupci¨®n entre particulares. La sensaci¨®n de impunidad, que anta?o reinaba entre directivos y consejos de administraci¨®n, es historia.
En paralelo, las firmas intentan blindarse ante estas pr¨¢cticas ilegales cometidas por sus directivos. ?La raz¨®n? En 2010 un cambio legislativo propici¨® la responsabilidad penal de la persona jur¨ªdica, una modificaci¨®n reforzada en 2015. En otras palabras, hoy una empresa o instituci¨®n puede cometer delito ¡ªy ser multada, inhabilitada o disuelta¡ª y por eso el FC Barcelona fue condenado por dos delitos fiscales en el caso Neymar y el PP ha sido procesado en el caso de la destrucci¨®n de sus ordenadores. Si el juez considera d¨¦biles el mapa de riesgos penales y el plan de cumplimiento para prevenir delitos (en el argot jur¨ªdico, compliance) de la sociedad, esta tendr¨¢ problemas con la justicia dadas las ¨²ltimas sentencias del Tribunal Supremo. Este plan preventivo?¡ªde momento opcional¡ª ata?e desde el presidente del consejo de administraci¨®n hasta el ¨²ltimo pe¨®n, desde una multinacional hasta una pyme.
Alfredo Dom¨ªnguez, del bufete Cuatrecasas, establece un curioso paralelismo entre la clase pol¨ªtica y empresarial, aunque puntualiza que esta ¨²ltima no ha madurado del todo para arrinconar ciertas conductas amorales. "Antes el pol¨ªtico y el partido iban a una. Ahora el partido se desvincula del pol¨ªtico imputado, le deja de lado. En las empresas todav¨ªa acompa?an al directivo, pero la tendencia internacional es que la empresa considere al directivo un enemigo. Porque aunque haya conseguido el contrato para ella, le pidi¨® que no hiciera nada malo para conseguirlo. La ¨²nica salida de la empresa es demostrar al juez que ten¨ªa un compliance robusto".
Las multinacionales que dan el primer paso para hacer borr¨®n y cuenta nueva sin esperar a la justicia son a¨²n minor¨ªa. Hace dos meses, una de esas excepciones, Isolux (5.236 trabajadores), fulmin¨® a toda su c¨²pula directiva en Argentina tras detectar una posible malversaci¨®n de fondos. ¡°Para una compa?¨ªa internacional como Isolux la dispersi¨®n geogr¨¢fica puede conllevar laxitud en la ejecuci¨®n (¡) A trav¨¦s de la figura del compliance officer de cada pa¨ªs se aplicar¨¢n los est¨¢ndares de cumplimiento m¨¢s eficaces¡±, subraya la multinacional como cambio de tendencia para atajar las irregularidades.
La impericia ante un registro policial
En una operaci¨®n policial, el despliegue de agentes intimida a cualquier ejecutivo, que desconoce los procedimientos y sus garant¨ªas. Le invade el miedo y su cabeza rebobina para analizar todas las gestiones y llamadas telef¨®nicas peliagudas durante los ¨²ltimos a?os. El letrado penalista Carlos Zabala ha constatado el desconcierto de las c¨²pulas directivas ante la llegada de los investigadores. "Muchas veces falla la gesti¨®n de la crisis, porque llega la UCO o la UDEF y nadie sabe lo que tiene que hacer. Cuando se pasa a la acci¨®n, los directivos tienen que estar asesorados desde que les requieren informaci¨®n y esto en un programa de compliance no figura. Cada vez son m¨¢s frecuentes las imputaciones penales, lo que pasa es que todo el mundo piensa que nunca les va a tocar".
Para paliar ese desconcierto, poco a poco los penalistas instruyen a los ingenieros y economistas con rango de directivos sobre Derecho Penal. ?Y en qu¨¦ consisten esas tutoriales? Pues van desde las dos a las 20 sesiones para comprender d¨®nde est¨¢ el delito, e incluyen un protocolo anticorrupci¨®n, otro sobre blanqueo de capitales, pol¨ªticas de confidencialidad, un protocolo sobre la ley de protecci¨®n de datos, pol¨ªticas internas de toma de decisiones y la gesti¨®n de recursos financieros, entre otras medidas b¨¢sicas.
Thea Morales, del bufete catal¨¢n Asesor¨ªa Penal Corporativa, explica con crudeza: "En empresas grandes, el Consejo de Administraci¨®n no tiene ni idea de su responsabilidad penal como gestores. Ves c¨®mo empiezan a inquietarse en las sillas y empiezan a ser conscientes de los posibles delitos cometidos por subalternos".
Y sin embargo, la tendencia es abrir los ojos cada vez m¨¢s por la presi¨®n judicial, tal y como explica Rebeca Velasco, del bufete Ribas y Asociados: "No les sirve de nada ocultar la informaci¨®n y ahora los directivos se prestan m¨¢s voluntariosos. Estos programas de compliance no est¨¢n pensados para tapar, sino para concienciar. Aqu¨ª no venimos a limpiar sangre o a tapar cad¨¢veres".
Antes, a finales de 2015, la farmac¨¦utica Pfizer despidi¨® en Espa?a a 30 directivos y altos cargos por intentar captar voluntades para promocionar un medicamento al margen de su c¨®digo de cumplimiento. ¡°Pfizer detect¨® ciertas acciones en Espa?a y finaliz¨® los contratos con algunos empleados y sancion¨® a otros. Pfizer se toma el compliance muy en serio y nuestro objetivo es asegurar que cada empleado en todo el mundo lo hace tambi¨¦n¡±, matiza la multinacional estadounidense.
La reforma legal de 2010 copi¨® el modelo anglosaj¨®n, distinto del instaurado en pa¨ªses como Alemania o Italia, que dejan en el ¨¢mbito administrativo la responsabilidad penal de las sociedades. Y ante la peque?a cascada de fallos judiciales y condenas, se ha generado un peque?o boom del compliance entre bufetes, consultoras y oficinas especializadas en Madrid y Barcelona, para dise?ar los planes de prevenci¨®n de delitos que estas empresas demandan cada vez m¨¢s. Un auge nada extra?o dado el impulso de la fiscal¨ªa en el asunto. Solo en Barcelona, el ministerio p¨²blico ha presentado ya 30 querellas contra sociedades imputadas como persona jur¨ªdica por delitos fiscales, seg¨²n fuentes jur¨ªdicas.
?Qu¨¦ pasaba hasta estos ¨²ltimos a?os? A menudo, muchos de estos directivos comet¨ªan delitos sin saberlo porque las pr¨¢cticas estaban muy arraigadas y nadie consideraba que delinqu¨ªa. "En la escala de directivos ejecutivos intermedios existe una clara falta de conciencia de haber cometido infracci¨®n penal. Las pr¨¢cticas arraigadas en todo un sector y la repetici¨®n de las conductas, unido a un generalizado desconocimiento de tipos delictivos ciertamente complejos, generaron un estado de conciencia equivalente a creer que como todos lo hac¨ªan, la conducta nunca podr¨ªa ser considerada delictiva", plantea el penalista Juan Carlos Alf¨¦rez. "La tolerancia social generalizada de dichas conductas y su clara falta de persecuci¨®n, han sido sustituidas por un s¨²bito hostigamiento generalizado, lo que pone el list¨®n en un nivel muy dif¨ªcil de superar", a?ade.
En Estados Unidos, casi todas las grandes firmas alcanzan con la fiscal¨ªa acuerdos previos para pagar multas astron¨®micas que permiten evitar el juicio, ya que este tendr¨ªa peores consecuencias. Pero por ahora en Espa?a el ministerio p¨²blico carece de margen legal para fijar esos acuerdos. Cuando la corporaci¨®n se mueve en el mercado internacional, suele tomar distancia sobre sus directivos y sus posibles conductas impropias. Por dos motivos, para evitar una condena y sobre todo para no manchar su expediente de cara a grandes concursos y poder optar en aventuras empresariales con multinacionales que exigen a sus socios carecer de huella penal.
Carlos G¨®mez Jara, abogado especializado en compliance y profesor de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, suele defender a multinacionales que se sienten enga?adas. "Entrevistamos a los directivos y les grabamos o tomamos notas. Les advertimos de que el material se puede compartir con las autoridades. Generalmente, a la empresa le interesa colaborar con la justicia por la atenuante, que puede eximirla", ilustra.
La tolerancia cero con la corrupci¨®n es una tendencia que cuaja poco a poco en Espa?a y un ejemplo son las restricciones para recibir y mandar regalos de Navidad como vinos y jamones, tentaciones para clientes y proveedores que pueden influir en su toma de decisiones. Recientemente se ha aprobado un est¨¢ndar oficial (la norma UNE 19601) para favorecer que los sistemas de gesti¨®n sean homog¨¦neos y disponer de un sistema espec¨ªfico antisoborno. ¡°Porque te encuentras de todo, tambi¨¦n directivos concienciados que quieren jugar limpio y no quieren riesgos. Hay diferentes grados de madurez¡±, opina Carlos S¨¢iz, presidente de Cumplen, asociaci¨®n de profesionales de cumplimiento normativo.
El recorrido de la reforma legal acumula hoy siete a?os, pero es solo desde 2015 cuando el Supremo, con ocho sentencias condenatorias, ha comenzado a inquietar a los patronos, turbados en el consejo de administraci¨®n por la posibilidad de que a un director comercial o jefe de ventas se la vaya la mano y ellos paguen el pato.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.