¡°No podemos escondernos de la realidad en este tiempo oscuro¡±
Entre las muchas cosas que un periodista puede llegar a conocer, sostiene Alma Guillermoprieto (M¨¦xico, 1949), hay una que siempre se le escapar¨¢: el futuro. Ah¨ª encuentra esta s¨®lida reportera un motivo para la esperanza. ¡°Uno no escoge esta profesi¨®n por el dinero o la fama, sino porque le gusta, y aunque sintamos por momentos que es un esfuerzo in¨²til, no sabemos qu¨¦ pasar¨¢ con la semilla que plantamos. No podemos escondernos de la realidad en este tiempo oscuro¡±, apuntaba poco antes de recoger el galard¨®n que reconoce la excelencia de su carrera.
En los a?os setenta esta mexicana formada como bailarina junto a Martha Graham y Merce Cunningham, empez¨® a mandar notas sobre la insurrecci¨®n en Nicaragua que fueron publicadas (y cortadas sin miramientos) por The Guardian. ¡°La danza te ense?a a fracasar y la reporter¨ªa est¨¢ llena de fracasos, de entrevistas que no lograste, y cosas que dejaste de escribir¡±, reflexiona la autora de La danza en el espejo.
Desde aquel improbable principio Guillermoprieto no ha cejado en su empe?o por elaborar un retrato de la realidad latinoamericana lleno de matices. Con su prosa clara y su gusto por el detalle exquisito ha dejado su huella en las p¨¢ginas de The Washington Post, The New Yorker y The New York Review of Books. En esta ¨²ltima publicaci¨®n trabaj¨® para el legendario editor Robert Silvers, recientemente fallecido, y de quien destaca ¡°su curiosidad intelectual inabarcable y fuerza moral¡±.
El tiempo convulso que atraviesan los medios de Estados Unidos desde el desembarco de Donald Trump en la Casa Blanca preocupan a Guillermoprieto. Tambi¨¦n el acercamiento de este presidente a ¡°dictadorzuelos¡±. ¡°En M¨¦xico ya pas¨® el susto. Est¨¢ claro que es un payaso pero con armas nucleares¡±.
La periodista est¨¢ vacunada contra la pomposidad y la soberbia. ¡°Ese enamorarse de un personaje y querer defenderles se cura con reporter¨ªa. Cu¨¢nto m¨¢s reporteas m¨¢s descubres y m¨¢s puedes matizar. Esta es la balanza ¨¦tica del periodismo, y creo que por eso es tan complicado ser columnista¡±, se?ala, antes de hablar de su pr¨®ximo trabajo (¡°una indagaci¨®n m¨¢s ¨ªntima sobre la violencia en Colombia y el horrendo sistema de clases¡±) y conectarlo, sin saltos abruptos, al prendedor, fabricado por un desplazado colombiano, que pensaba lucir en la gala.
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