Posible gol en propia meta
Toda moci¨®n de censura trae consigo consecuencias esperadas y algunas sorpresas
Se han cumplido recientemente 37 a?os desde la primera moci¨®n de censura de la democracia. A finales de mayo de 1980, el entonces secretario general del PSOE, Felipe Gonz¨¢lez, se postul¨® como candidato alternativo al presidente del Gobierno de aquel entonces, Adolfo Su¨¢rez. Los socialistas sab¨ªan que iban a ser derrotados, como as¨ª fue, pero su objetivo era otro: proyectar la figura de Gonz¨¢lez y que este dejara su impronta como l¨ªder presidenciable.
La moci¨®n de censura sirvi¨® a los socialistas para sembrar unas semillas cuyos frutos recogieron ¡ªen abundancia¡ª dos a?os despu¨¦s. Pero tambi¨¦n sirvi¨® ¡ªalgo, en principio, no previsto¡ª para convertir a Manuel Fraga en l¨ªder de la oposici¨®n: su partido pas¨® de nueve diputados en 1979, a 107 en 1982, hundiendo al partido de Su¨¢rez. Toda moci¨®n de censura trae consigo, por tanto, consecuencias esperadas y algunas sorpresas.
El pr¨®ximo 13 de junio se debatir¨¢ en el Congreso la tercera moci¨®n de censura de nuestra actual democracia. En esta ocasi¨®n, no obstante, son m¨¢s las incertidumbres que las certezas. Como Gonz¨¢lez, Pablo Iglesias ¡ªque se postula para sustituir a Rajoy¡ª sabe que ser¨¢ derrotado. Y como Gonz¨¢lez, su objetivo, probablemente, no sea tanto ganar como impulsar su condici¨®n de hombre de Estado. El problema para el l¨ªder de Unidos Podemos es que el debate se va a celebrar cuando su imagen entre el conjunto de la ciudadan¨ªa es peor que la del resto de l¨ªderes pol¨ªticos (incluida la del propio presidente del Gobierno), y cuando la figura de Pedro S¨¢nchez, su rival en el caladero de votos de la izquierda, resurge con fuerza en ese ¨¢mbito ideol¨®gico.
Queriendo emular a Gonz¨¢lez, Iglesias se arriesga a que las consecuencias de su iniciativa se asemejen m¨¢s a las de Hern¨¢ndez Mancha, el l¨ªder conservador que en 1987 plante¨® una moci¨®n de censura contra Gonz¨¢lez sin ning¨²n ¨¦xito: ni la gan¨® ni logr¨® constituirse en l¨ªder de la oposici¨®n. Pero tambi¨¦n Rajoy deber¨ªa pensar en Su¨¢rez y no menospreciar el debate: tiene un rival en el espacio del centroderecha que, cada vez, le come m¨¢s terreno. Atentos a las consecuencias imprevistas.
Jos¨¦ Pablo Ferr¨¢ndiz es soci¨®logo e investigador principal de Metroscopia.
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