El parricida de Pontevedra, el primer condenado en Espa?a a prisi¨®n permanente por degollar a sus hijas
Por unanimidad, el jurado hall¨® culpable a David Oubel de asesinar con alevos¨ªa a las peque?as de 4 y 9 a?os con una sierra el¨¦ctrica
David Oubel, un empresario inmobiliario de 42 a?os, pasar¨¢ probablemente otros tantos entre rejas despu¨¦s de que un tribunal de la Audiencia de Pontevedra le haya condenado este jueves a la pena de prisi¨®n permanente revisable, cadena perpetua, por el asesinato con alevos¨ªa de sus dos hijas menores de edad, a las que degoll¨® con una sierra el¨¦ctrica y un cuchillo de cocina.
La condena es el m¨¢ximo castigo impuesto hasta ahora en Espa?a desde que fuese incorporado al C¨®digo Penal un mes antes de que se produjeran los brutales cr¨ªmenes, el 31 de julio de 2015, en la localidad pontevedresa de Mora?a. En todo caso, el juicio contra el parricida termina sin que se haya desvelado el m¨®vil.
Tras una deliberaci¨®n de dos horas, el jurado popular emiti¨® su veredicto de culpabilidad en la tercera jornada del juicio, lo que era previsible despu¨¦s de que el acusado confesara abiertamente los hechos sin cuestionar el escrito del Ministerio Fiscal ni de la acusaci¨®n particular. Tampoco ¨¦l ni su abogado rebatieron los informes psiqui¨¢tricos que descartaron que David Oubel sufriese alg¨²n trastorno temporal en el momento de cometer los cr¨ªmenes, sino que actu¨® con premeditaci¨®n y consciente de lo que hac¨ªa.
Despu¨¦s, la presidenta del tribunal de la secci¨®n cuarta de la Audiencia dio lectura a la sentencia que conden¨® a David Oubel por dos delitos de asesinato con alevos¨ªa, agravados por tratarse de menores de 16 a?os y por el hecho de que fuese su propio padre, adem¨¢s de fijar el pago de una indemnizaci¨®n a la madre de 300.000 euros.
El fallo, que ya es firme al haber renunciado las partes a recurrir, tambi¨¦n suscribe la medida cautelar de alejamiento solicitada por las acusaciones que proh¨ªbe al parricida a aproximarse a su exmujer, tanto a su domicilio como a su lugar de trabajo, por un per¨ªodo de 30 a?os, fecha en la que se prev¨¦ una revisi¨®n de la sentencia.
El fiscal, Alejandro Pazos, resalt¨® en sus conclusiones definitivas que con el reconocimiento de plena culpabilidad por parte de David Oubel ya no qued¨® duda de la imputabilidad y culpabilidad del acusado. ¡°Los psiquiatras lo han valorado en profundidad y no ten¨ªa ning¨²n tipo de afectaci¨®n sino plena capacidad para tomar decisiones y entender el significado de sus actos", subray¨®.
Compr¨® la sierra dos d¨ªas antes
Despu¨¦s de escuchar a forenses y testigos, el fiscal no plante¨® dudas sobre el relato de los hechos que present¨® en su escrito de acusaci¨®n, sino todo lo contrario. Seg¨²n este, el padre compr¨® dos d¨ªas antes la sierra el¨¦ctrica que emple¨® para cometer los asesinatos de sus hijas de 4 y 9 a?os. Les dio varios f¨¢rmacos como nordiazepam, oxacepam y tizanidina para adormecerlas, o al menos lograr que estuviesen con un nivel bajo de conciencia, pero no lo consigui¨®, al menos con la mayor, cuyo autopsia presentaba evidentes signos de lucha: intent¨® escapar y quitarse la cinta americana con la que le sujet¨® las manos. En ambos casos emple¨® tambi¨¦n un cuchillo de cocina.
El parricida, que se mantuvo en silencio durante los dos a?os de instrucci¨®n del caso, confes¨® los hechos ante el tribunal y manifest¨® su arrepentimiento por ello. Con actitud fr¨ªa y distante, Oubel se limit¨® a decir: ¡°Hay situaciones que viven las personas que a veces son l¨ªmites y se toman decisiones de las que desconozco el motivo y que hoy me arrepiento y pido perd¨®n por ello¡±, pero sin aclarar por qu¨¦ mat¨® a sus hijas.
Los psic¨®logos que evaluaron a David Oubel le han definido en el juicio como una persona narcisista y con una autoestima muy elevada, que cuando actu¨® no presentaba ninguna anomal¨ªa o patolog¨ªa grave, trastorno de la personalidad ni amnesia temporal, aunque s¨ª apreciaron en ¨¦l conductas desadaptativas.
En todo caso descartaron el rango de los delitos impulsivos o completamente descontrolados al demostrarse que hubo premeditaci¨®n al comprar el propio acusado el arma de los cr¨ªmenes y enviar una carta a un familiar en la que indirectamente le pon¨ªa en alerta del tr¨¢gico final de las ni?as.
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